Capítulo 1

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Mi marcha es pausada y lenta, camino con sigilo en los alrededores de aquella escalofriante casa, pese a tener tantas ventanas, ni el más fuerte rayo de luz es capaz de siquiera enfrentar a la tan temida oscuridad que rodea este lugar. El ambiente es frío, qué digo frío, todo aquí está jodidamente helado, incluso se forma una ligera capa de humo cada vez que abro mi boca.

Intento reconocer en dónde estoy, busco desesperadamente con la mirada alguna pista que pueda darme una remota idea sobre este lugar y escapar, pero nada. Parece vacío. Es solamente una amplia habitación sin nada más que una gran ventana, que presagia el peligro inminente en el que me encuentro.

No me siento segura aquí. Escucho un portazo a apenas unas habitaciones de la distancia a la que me encuentro. Unos pasos lentos, pero firmes se hacen presentes, cada vez está más cerca, y no necesito saber de quién se trata para pensar que sus intenciones no son buenas.

Me quiere hacer daño.

Esta gran presión en mi pecho me lo indica. Y hasta el momento, mi instinto nunca ha fallado en detectar el peligro.

¡La ventana! Quizá sea mi única opción de escape. Él o ella sabe que estoy aquí, y no cuenta con que piense en huir por la ventana, puede que me de una pequeña ventaja, la cual estoy más que dispuesta a aprovechar. No soy de las personas que se quedan estáticas, soy de las que actúan, así sea lo último que hagan en su vida. Y si moriré intentando salvar mi vida, que así sea.

Empujo con todas mis fuerzas con la esperanza de que aquel gran ventanal se abra siquiera un poco, pero es en vano, parece como si estuviera pegado. Imposibilitando cualquier medida de escape. Mi respiración aumenta cada vez que escucho más cerca sus pasos.

Estoy atrapada.

Corro sin importar si mis pasos rechinan en el viejo suelo, sólo deseo ganar unos minutos más trancando la puerta con el pestillo, alguna idea cruzará por mi mente, estoy segura de ello, sólo necesito un poco más de tiempo.

Y ese tiempo parece que es ahora o nunca. Apenas tranco la puerta, sus manos luchan sin cesar para abrir la habitación. La perilla gira de manera abrupta. Es muy fuerte y no parece tener ánimos de irse sin mí. Jadeo asustada ante su reacción. No tengo salida, ni mucho menos un plan de escape.

Como último acto de fe, o también podría catalogarse como un intento extremo para sobrevivir y estar a salvo, pateo con todas mis fuerzas el vidrio de la ventana, mi pie ataca una y otra vez, sin éxito alguno. Grito frustrada, mi vida no puede acabar así, no después de todo lo que hice por esta nueva oportunidad.

Merezco vivir y cumplir todo lo que alguna vez me propuse.

Mi vida no puede simplemente terminar de la forma más patética, aunque, en el fondo reconozco que no soy digna de vivir una buena vida.

Siempre fuiste una gran egoísta, cegada en su propio dolor, en sus propias metas, incapaz de percatarse de las necesidades de otras personas, en especial de aquellas que te quieren ¿en verdad mereces vivir? ¿Qué has hecho en tu vida que haya valido la pena? Si no haces otra cosa más que mentir.

Sólo eres una maldita mentirosa que se engaña hasta a sí misma, y que debe pagar por lo que hizo.

Finalmente, la puerta se rompe en mil pedazos haciéndome gritar, no logro ver su rostro, sólo una gran silueta negra que ríe con ironía, y se acerca velozmente hacia mí, mientras repite una y otra vez "no puedes escapar" "nunca se puede huir de la verdad"... Esquivo su roce cuantas veces me es posible, con intención de correr hacia la que alguna vez fue una puerta.

Secrets Around UsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora