Había decidido comenzar a revisar algunos asuntos que recibió por correo en lugar de ponerse a pensar en la situación cuando se dio cuenta de que no haría nada más que dar vueltas en su apartamento, rompiéndose la cabeza, sintiendo sus palmas sudorosas cada vez que miraba hacia el pasillo de las habitaciones.
Pero después de unas horas comenzó a preguntarse si él estaba bien.
Se veía enfermo y realmente débil, además de más delgado. Debería comer algo al menos, ¿no es así? No era un desalmado, todavía era un humano racional, solo que sentía algo de rencor. Pero no lo odiaba.
Bajó las gafas que llevaba y las puso a un lado de su computadora antes de estirarse y mirar a la ciudad a través de sus ventanales. Las luces, los edificios, toda la vista lo hacía sentir melancólico y casi enfermo de alguna manera. Como si estuviera en una película y él fuera el personaje principal que estaba pasando por una mala racha en la vida. Apretó los dientes antes de levantarse e ir a la cocina. El reloj de la pared decía que eran las seis de la tarde.
Su estómago estaba rugiendo así que comenzó a prepararse algo de comer, pero no podía dejar de pensar en él. Se apoyó contra el mueble de la cocina y suspiró. "Mierda," murmuró para sí antes de darse la vuelta y caminar hacia las habitaciones.
Puso la oreja contra la puerta, pero no podía escuchar un sonido venir del otro lado. Lo dudó un poco, pero golpeó la puerta con los nudillos, dos veces. No hubo respuesta así que volvió a golpear otra vez.
"¿Jamie?" Frunció el ceño cuando siguió en silencio así que empujó la puerta pensando en que quizás se había desmayado. Por lo mal que se veía antes, podría ser una posibilidad. "Voy a entrar," anunció cuando ya estaba entrando.
Encendió las luces cuando se dio cuenta de que todo estaba oscuro, su corazón latiendo más rápido mientras comenzaba a imaginar malos escenarios. Pero no era así. Él estaba tirado en la cama, usando la misma ropa de antes y sin sus zapatos, solo un par de medias blancas sobresaliendo desde sus pantalones.
Exhaló lentamente y casi de dio la vuelta para salir si él estaba dormido. Si tomó un vuelo de noche, era probable que estuviera cansado. Pero era un idiota de primera, y un masoquista al mismo tiempo, así que caminó hacia él y rodeó la cama para poder ver su rostro. Todavía se veía pálido y mal, sus ojos fuertemente cerrados y parecía estar temblando un poco.
"¿Jamie?" Presionó la palma de la mano sobre su frente y maldijo. "Carajo, estás ardiendo." Sus ojos se abrieron como platos mientras pensaba en qué hacer. No tenía medicina con él, no tenía nada que pudiera servir. De todas formas, corrió de regreso a la sala y marcó el número de su doctor mientras buscaba un termómetro que sabía que tenía en algún lugar. El doctor Sherman contestó un momento después. "¿Es posible que venga a mi apartamento?"
El hombre tartamudeó un poco. "¿Justo ahora?"
"Sí. Es una emergencia."
"Estaré ahí en treinta."
Se detuvo cuando alcanzó el termómetro. "¿Qué debería hacer si alguien tiene fiebre alta?"
"Um, pues..."
No había mucho que pudiera hacer hasta que el doctor llegara, así que solo consiguió algo de agua también y una toalla antes de ir hacia la habitación. Dejó las cosas en la mesita de noche y fue al baño para mojar la toalla.
Después se acercó a la cama y arrodilló a un lado. Comenzó a moverlo lentamente mientras hablaba. "Necesito que despiertes. ¿Me escuchas?" Jamie presionó los ojos con fuerza antes de moverse y abrirlos. Lo miró fijamente con confusión. "Tienes fiebre. ¿Puedes girarte sobre tu espalda?"
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[GAY] Perfecto Error
Romance[GAY] Trabajar, ir a casa, dormir, despertar. Trabajar, ir a casa, dormir, despertar... Su vida se ha convertido en una rutina desde hace diez años. Diez años que han drenado la emoción y felicidad de su vida arrastrando a las personas que lo rodean...