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Basta decir que las cosas no se resolvieron de inmediato. 

En cualquier otro momento, con la cabeza fría y algo de la poca dignidad que le quedaba, él habría ido con Jamie esa misma noche y se habría disculpado con él. Pero... no lo hizo.

Los últimos días, había estado en contacto con Henry Gillmore, a quien sus padres habían asignado a la cabeza mientras estaban fuera. Pensó que algo de trabajo le ayudaría a mantenerse ocupado mientras intentaba tomar algo de distancia y también para enfriar su cabeza antes de hacer algo más estúpido con Jamie. Y había ayudado. 

Salía del rancho temprano en la mañana y se dirigía al café del centro con su laptop, se sentaba ahí la mayor parte del día, leyendo los contratos y escuchando a Ben quejarse de que arreglar una boda era difícil, pero se sintió bien. Casi como volver a su vida normal. 

Cuando terminó de leer la última página del último contrato que recibió, se tomó un momento para cerrar los ojos y recostarse en el acolchado asiento, mientras el aroma fuerte a café siendo preparado llenaba sus sentidos de una relajante manera. 

¿Cuántos días habían pasado desde eso? ¿Tres, cuatro? Había perdido el sentido del tiempo, de una forma agradable y satisfactoria. Pero sabía que no podía solo dejar las cosas así. Se había comportado como un niño haciendo una rabieta. Tanto como no le sentara bien, Jamie podía decidir lo que hacía con su vida y con quién quería estar. Él solo era un amigo que el hombre apreciaba y parecía como si estuviera aprovechándose de eso.

No había podido dejar de sentirse culpable por esa parte. Jamie le dijo que le gustaba su amistada y que no quería perderla. Por un capricho tonto, él estaba quitándole eso a alguien que ha vivido escondido toda su vida.  Habían más personas en el mundo. Volvería a gustarle alguien más en algún momento. 

Parpadeó lentamente, abriendo los ojos para mirar el techo fijamente. Si dejara de pensar en él todo el tiempo, probablemente, haría las cosas más fáciles. Pero cómo olvidar las mejores sensaciones que tuvo alguna vez. No podía compararlo con nada. Su cuerpo, su toque, sus gemidos bajos y rotos. Apretó los labios con fuerza y comenzó a recoger sus cosas antes de ir a pagar por todo el café que había consumido. 

Después de eso salió y caminó hacia abajo por la calle, con una mochila en su espalda. Estaba apenas oscureciendo, el sol ya no estaba a la vista y las calles estaban iluminadas y llenas de personas. Le hizo recordar al día que llegó, solo que ahora él era parte de ese grupo de persona del pueblo. No estaba mal, después de todo. Era muy tranquilo aquí.

Pasó por la panadería de camino también. Su tía le había dicho que le gustaban algunos de los dulces de ahí y el pan era realmente bueno, así que había estado consiguiendo esas cosas para ella. 

Después de ir a casa, tomaría una ducha y luego iría a a la cama a ver alguna serie o película que le interesara. Era, honestamente, patético la manera en que estaba lidiando con su propio error, pero necesitaba algo de tiempo para arreglarse a sí mismo.

Subió a un taxi que lo llevó al rancho y cuando llegó fue directamente a la cocina para guardar las cosas. Una maldición lo hizo detenerse, prestando atención a su alrededor. Frunció el ceño y siguió el sonido de la voz hasta la sala.

Se dio cuenta de que era Lucy. Estaba hablando por teléfono, luciendo molesta. No seguro de qué hacer, solo subió las escaleras para ir a su habitación y cambiarse de ropa antes de regresar abajo. Lucy ya no estaba en la sala, sino en la cocina, cortando uno de los trozos de pastel que compró cuando él entró.

"Oh. Hey, Gray. No te he visto estos días." Separó su pedazo en el plato antes de mirar el resto del pastel fijamente y luego a él. "¿Quieres un poco?"

[GAY] Perfecto ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora