Le había tomado alrededor de una semana adaptarse a su nuevo horario, autoimpuesto, debía recordarse. Cinco de la mañana, todos los días sin esperar los cinco minutos más. Se ponía una sudadera, shorts, zapatillas de deporte y salía por una carrera matutina antes de regresar a su habitación y empezar su rutina de ejercicio, por la que estaba pagando a un entrenador personal. Jamie lo había mirado raro cuando le dijo que necesitaba conseguir algunas mancuernas.
"Los de la ciudad son raros," dijo mientras lo seguía a través del centro comercial. "Mírame a mi, no he levanto ni una pesa en mi vida."
Rodó los ojos y entró a una tienda de deportes. "Has trabajado en el rancho por años. Todos lo que trabajan ahí son tipos fornidos. Yo no. Antes de venir, tenía una rutina a la que estaba bien aferrado." Tomó un par de camisetas para ejercitar mientras revisaba el lugar. "Estoy intentando apartarme mucho de eso."
Jamie solo murmuró algo después.
Su relación también se había vuelto... mejor. Jamie todavía podía ser un dolor en el trasero a veces, cuando estaba de mal humor, pero en general, pasaban una gran parte de día juntos, trabajando en alguna cosa en el rancho. Había estado trabajando mucho en las cercas los últimos días, porque el ganado solía estrellarse contra él muy seguido. Y se había sentido muy útil. Se sentía casi como uno más de rancho cuando tomaba el almuerzo con los demás hombres en la parte trasera de la casa.
Ellos no se burlaron de él, ni tampoco lo trataron distinto por ser el sobrino de su tía. Lo aceptaron bien en su grupo y comenzaron a hacerle muchas preguntas sobre la ciudad. Jamie le dio una mirada casi orgullosa cuando ellos se rieron de su chiste.
Se sentía bien se acogido así.
Esta mañana, cuando terminó su rutina y se había duchado, bajó a la cocina para tomar el desayuno. Su tío estaba ahí, lo que era raro. Por lo general, el hombre salía mucho más temprano que eso. Su tía le dijo que se estaba haciendo viejo y que estaba teniendo un momento difícil intentando dejarle el trabajo más pesado a los chicos, así que se despertaba temprano y salía a revisar el rancho por todos lados.
Sacó una silla y se sentó. "Buenos días."
"Buen día," dijo su tía mientras servía café en varias tazas.
"Buen día, Grayson." Su tío le sonrió. "¿Qué tal la vida del rancho?"
"Me gusta," dijo con honestidad. "Es tranquilo para mi."
"Mhm. Sí, las personas no siempre agradecen poder llevar un ritmo de vida más lento en los pueblos pequeños, pero una vez que lo pruebas después de venir de un lugar pesado, esto es el cielo." Se levantó para ayudar a su esposa con las tazas y le dio una sonrisa a ella antes de besarla en la mejilla. Su tía se rió entre dientes luciendo completamente complacida. "Gracias, amor mío."
Grayson aceptó una taza con una breve sonrisa antes de bajar la cabeza, sintiendo que estaba siendo un mal tercio justo ahora. Para su suerte, la puerta trasera se abrió y Jamie entró, tomando asiento a su lado. Le dio asentimiento corto antes de tomar la taza de su tía le dio.
"Gracias, ma." Inhaló con fuerza de su taza antes de tomar un sorbo.
Sonrió hacia él mientras lo miraba y el aroma fresco a jabón y algo de body spray muy suave, se metía por su nariz.
"Oye, Jamie, los chicos han estado preguntando si los acompañarás al bar esta noche." Su tío dijo antes de mirar a Grayson. "Deberías ir con ellos. Disfrutar de un buen rato. Te he visto trabajar estos días, te lo mereces."
"Suena bien para mi," respondió.
Jamie asintió. "Iré. Necesito una buena jarra fría."
Poniéndose de pie, tu tío asintió. "Les diré que ambos se unirán a ellos." Le dio un beso a su tía en los labios que hizo que Jamie y él apartaran la mirada y se vieran divertidos el uno al otro. "Tengan un buen día todos."

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[GAY] Perfecto Error
Romance[GAY] Trabajar, ir a casa, dormir, despertar. Trabajar, ir a casa, dormir, despertar... Su vida se ha convertido en una rutina desde hace diez años. Diez años que han drenado la emoción y felicidad de su vida arrastrando a las personas que lo rodean...