CAPÍTULO 4

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     "¿Cómo era que se respiraba?" pensó Jungkook en cuanto abrió sus ojos. Cuando estos se acostumbraron a la oscuridad, pudo distinguir unas formas con llamativos colores.

     Sobre el sector izquierdo de la habitación se encontraba un amplio sillón en forma de "L" con almohadas, el cual apenas irradiaba una tenue luz verde muy cálida. Justo en frente de dicho mobiliario, sobre el lado derecho se veía un sillón de forma redondeada, más pequeño en comparación al anterior que emitía una escasa luz azul, y por debajo de este, una gran alfombra a juego en un tono algo más claro. Entre medio de ambos sillones, justo en el centro de la habitación, se alzaba la imponente cama que poseía un edredón de un color rojizo muy suave.

     El castaño, bajó su mirada y se inspeccionó así mismo cuando notó que los lunares en su bata, que antes parecían ser blancos, ahora se coloreaban de un tenue tono amarillo-verdoso.

     "Debe ser algún tipo de tela luminiscente" se dijo en su mente mientras no apartaba la vista de su única prenda.

     La calma era notoria en aquella habitación... hasta que, otra voz irrumpió en su paz interna.

     —Hola —escuchó decir a una suave voz del lado derecho de donde él se encontraba.

     A unos escasos metros, o pasos, no sabría decir con exactitud, se venía el color anaranjado pero poco intenso de un sillón tántrico, y casi a mitad del mismo, una silueta negra que allí yacía, se movió lentamente hasta perderse entre la total oscuridad.

     —Ho-hola —respondió el castaño con su temblorosa voz. Jungkook se pegó más contra la puerta detrás de él cuando sintió unas manos sobre la tela de su bata a la altura de su cintura. Su respiración se hizo más pesada que antes, y agradeció internamente el estar apoyado sobre una superficie firme.

     —Tranquilo, no pretendo ponerte incomodo —volvió a hablar esa dulce voz frente a él.

     —Es que yo... nu-nunca he hecho esto antes —dijo el castaño, aún sin animarse a mover ni un solo músculo.

     —Está bien, no te preocupes. No eres el único que ha venido aquí por primera vez como... una curiosidad —Jungkook no supo por qué, pero aquella voz le trasmitía tranquilidad, algo que él agradecía ya que la necesitaba para seguir con la charla.

     — Yo más bien me refería a que no... no he estado con un chico antes. Digo... sé que me gustan pero aún no lo he comentado con nadie — y aunque la otra persona no pudiera verlo, el castaño sentía su rostro totalmente sonrojado ante su confesión.

     — ¡Oh vaya! Que honor ser tu primer chico entonces.

     — ¿Y...cómo deberíamos comenzar? — pronunció Jungkook casi en un susurro. Le pareció estúpido preguntar aquello, pero aún no se sentía confiado de poder dirigir él mismo la situación.

     —Bueno, podrías empezar por quitarte la bata y colgarla en los percheros a tu lado. Si quieres — sugirió su acompañante, y presentía que lo hacía con una sonrisa en su boca, como si quisiera ser amable.

     El castaño volteó su cabeza hacia su lado izquierdo, observando un perchero color lila, casi pálido. Cuando dejó de sentir esas manos en su cintura, finalmente desabrochó el nudo de la bata y se despojó de la única tela que lo cubría para colgarla a tientas sobre una de las perchas.

     Tragó grueso cuando sintió la temperatura un poco más fría sobre toda su piel, y girando suavemente su cabeza a su anterior posición, volvió a hablar.

     — Bien, amm... ¿Y... ahora?

     — Dame tus manos — pidió el chico dulcemente. Jungkook extendió sus brazos hacia el frente hasta sentir como unos suaves dedos rodearon sus muñecas, dirigiéndolas hacia arriba hasta que, con la palma de sus manos logró contactar con la tersa piel de las mejillas de su acompañante.

     — Comienza memorizando mi rostro con tus manos, y cuando lo desees, puedes ir bajando — y dicho esto, Jungkook sintió como las manos contrarias soltaban sus muñecas para que el castaño tuviese la libertad de moverlas hacia donde él quisiese.

     Y así lo hizo. Como si de una muñeca de porcelana muy frágil se tratara, Jungkook comenzó acariciando primeramente sus pómulos, notando lo regordetes pero firmes que eran, continuando con el contorno bien marcado de su mandíbula, delineándola con la yema de sus dedos, notando que no era nada exageradamente pronunciada ni tosca. Cuando sus dedos pulgares se juntaron a la altura del mentón del chico, los deslizó con parsimonia hacia su labio inferior.

     Un calor tenue, fue lo que el castaño sintió bajo su piel cuando sus dedos recorrieron ese labio centímetro por centímetro, deleitándose con la suavidad que poseía, lo húmedo, carnoso y cálido que se sentía, y siguiendo con su labio superior, también lo recorrió con delicadeza y sin premura, hasta que volvió a unir sus dedos justo donde éste hacia una leve ondulación a la altura de su filtrum*. Perfectos, pensó.

     Subiendo hacia su nariz, podía notar lo simétrica que era, ni muy ancha ni muy fina, con una punta redondeada, más no muy elevada. Colocando suavemente el resto de sus dedos por delante de sus oídos, y trazando con sus pulgares el puente de su nariz, los fue deslizando hacia arriba hasta llegar a sus bien formadas cejas, terminando su escaneo facial cuando rozó con la yema de sus dedos, sus largas pestañas, y no pudo resistir el peinarlas hacia arriba para sentir lo suaves que eran.

     Recorrió lentamente el pabellón de sus ojeras y peinó un mechón de pelo a cada lado de su rostro, por detrás de estas, notando así lo liso y sedoso que era. Continuó bajando por su cuello, y luego sus clavículas, las cuales se tomó el tiempo para delinear. Extendió la palma de sus manos una vez que estas llegaron hasta su pecho, el cual respiraba con calma, y fue allí cuando Jungkook notó que su nerviosismo hacía tiempo se había ido, siendo reemplazado por la más inmensa paz.

     Antes de seguir bajando sus manos hacia el abdomen de su acompañante o incluso más abajo, el castaño colocó sus manos nuevamente en el rostro frente a él, totalmente complacido y encantado con lo que imaginaba que tenia a sólo centimetros de su cuerpo, asi que buscando seguridad en su voz, hizo su petición.

     — Quiero besarte, por favor — y dicho esto, sintió como los brazos del chico rodeaban su cuello, atrayéndolo hacia su boca para fundirse en un cálido beso.




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Filtrum*:  El surco subnasal, conocido como filtrum, es una parte de la cara, en concreto la pequeña depresión entre el labio superior y la nariz.

😘 ¡Hola beshezas! 😘

¿Cómo vamos hasta ahora? Les va gustando la cosa?

     Bueno, en datos que a nadie le importan pero igual los cuento: les comento que eso de la ropa luminiscente, lamentablemente no existe, si los objetos, pero no las telas (pobre de mi que se paso investigando un tarde entera al pedo🙄) pero bueno, déjense fluir con la historia.

     La imagen la puse para que se den una idea de como se ven ese tipo de colores en la oscuridad.

Anyways... ¡Las estaré leyendo! 😉

Dark RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora