CAPÍTULO 15

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     Jungkook jamás había dormido con alguien en toda su vida y mucho menos luego de una ardiente sesión de sexo, pero con Jimin era un continuo "primera vez" y estaba totalmente seguro de que nunca se arrepentiría de ello. Por su parte, el pelinegro también experimentaba una "primera vez" al sentirse real y verdaderamente querido, porque aunque él no tuviera nada, el castaño lo hacía sentir como si lo tuviera todo y eso le generaba una cálida sensación de querer pertenecer a su lado.

     Se despertaron perezosamente cerca del mediodía y sin pudor alguno, entraron juntos a ducharse.

     Luego de vestirse, entre los dos prepararon un almuerzo el cual comieron a gusto mientras se dedicaban un sin fin de miradas. Al terminar, lavaron los platos y pasaron el resto de la tarde dialogando amenamente en la terraza del edificio, teniendo como tópico esta vez a sus amistades.

     Jungkook le comentó de sus dos mejores amigos, de lo divertidos y sinvergüenzas que eran para la mayoría de sus conversaciones y de cómo se afianzo más su relación cuando por fin pudo decirles sobre su verdadera orientación sexual. Quizás no era con palabras que se decían lo mucho que se apreciaban, pero eran los pequeños, o grandes gestos los que hablaban de lo sólida que era su amistad.

     Jimin le habló acerca de sus dos mejores amigos o sus "soles de noche" como él les decía, a los cuales conoció trabajando en Dark Room: Solar la morocha de la recepción que era como la hermana que nunca tuvo y Hoseok, el homosexual más divertido y leal del planeta. Para el pelinegro ellos junto a Choi Seung-hyun, su otro jefe (o T.O.P como lo apodaron desde su adolescencia) eran su única y verdadera familia.

     —Así que Seung-hyun ese es tu "jefe bueno" —comentó Jungkook, mientras veían el hermoso atardecer, llevando sus manos relajadamente por detrás de su cabeza.

     —Sí, él siempre ha sido atento con nosotros y jamás nos ha forzado a nada. Las reglas del contrato las acordamos entre todos para sentirnos más seguros. Ninguno está allí por obligación, todos tenemos un por qué... y bueno, el mío es pagar mi deuda al imbécil de mi otro jefe —soltó Jimin con frustración con sólo pensar en aquel hombre tan ruin.

     —¿Puedo... saber de cuánto es esa deuda? —preguntó Jungkook, mirándolo apenado, sabiendo lo injusto que era todo ese tema.

     —32, 000,000 wons y hasta ahora llevo ahorrados 20, 000,000, así que cuando tenga el resto y lo pague todo junto como él me lo exigió, al fin podré dejar su casa y ese odioso trabajo —explicó Jimin con anhelo mientras que para sus adentros, se tranquilizaba repitiéndose la misma frase de siempre «Sólo resiste un poco más y un día serás libre».

     —Jimin, escucha yo... puedo prestarte lo que debes y-

     — ¡No! Jungkook no quiero que me tengas pena, por favor tu no. Además aún falta que me paguen por mis primeros 3 meses en Dark Room y ahí serán 5, 000, 000 más así que no te preocupes. Además ya no quiero deberle nada a nadie — respondió el pelinegro con sinceridad.

     —Bien... lo respetaré y no volveré a insistir, pero prométeme que me dirás si necesitas algo, lo que sea —dijo Jungkook mirándolo a sus hermosos ojos con seriedad.

     — ¿Lo que sea? Porque estaría necesitando repetir lo de anoche — sugirió Jimin mientras acercaba su boca a la del contrario.

     Jungkook sonrió seductoramente y luego de comerse en un apasionado beso, se dirigieron nuevamente a su habitación para llenarla con el color de la pasión.

     Luego de haber cenado juntos y sin querer hacerlo, Jungkook llevó a su chico de vuelta a su casa.

     —Nunca me gusta despedirme de ti ¿sabes? —susurró Jungkook casi contra los labios de Jimin estando ambos aún dentro del auto.

Dark RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora