CAPÍTULO 8

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     Luego de un debate mental, Jungkook juntó valor y se dispuso a salir de dudas. Jamás se perdonaría saber que no hizo al menos el intento de volver a encontrarse con ese chico, aunque a su vez el miedo de intentar abrir esa puerta y que estuviera cerrada le hacía bombear con fuerza el corazón.

     Tomó la manija con temblor en sus manos y cerrando fuertemente los ojos, la jaló hacia abajo.

     Abierta.

     Sin pensarlo un segundo más, se metió en la habitación y cerró la puerta apoyando su espalda en ella, mientras colocaba una mano sobre su pecho sintiendo el palpitar errático de su corazón. Juntando aire en sus pulmones y encontrando su voz, habló con un notorio temblor.

     —¿E-estás a-aquí? —inquirió esperanzado.

     — Sí, descuida ahí voy hacia ti — le respondió una silueta desde el sillón en L, y el castaño sólo necesito esas palabras para reconocer la dulce voz del chico.

     —¡Yo lo haré!... E-esperame. No te muevas, por favor —balbuceó el castaño, dirigiéndose hacia aquel sitio, pero esta vez el temblor en su voz no era de miedo, sino de emoción.

     — ¿Estás bien? Suenas algo nerv- — la voz del chico fue interrumpida por los suaves labios del castaño contra los suyos que lo tomaron en un cálido beso, mientras lentamente hacia que ambos se recostaran sobre el sillón. Con sólo ese roce, automáticamente el corazón del castaño se tranquilizó, cambiando su nerviosismo por una llama que lo volvía a encender como aquella vez.

     Jungkook aun devorando la boca de su acompañante, haciendo cada vez más profunda la intromisión de su lengua en la cavidad bucal del contrario, desabrochó su bata arrojándola al suelo para así sentir con cada fibra de su cuerpo la piel que tanto había anhelado.

     — No te recordaba tan... descarado — dijo su acompañante a la vez que rasguñaba delicadamente la fornida espalda del castaño.

     — ¿Si me recuerdas? — preguntó Jungkook con ilusión en su voz.

     — ¡Claro que sí! Fui tu primer chico y... — habló el muchacho deslizando sus manos hasta acuñar su rostro. — me dijiste que volverías, y aquí estás — Jungkook sonrió ampliamente contra sus labios y luego los besó cortamente.

     — Bueno, es que me quedé con muchas ganas de seguir recorriendo tu piel — susurró el castaño en el oído del chico, mientras con sus manos le abría más las piernas encajando los dedos en sus muslos. — con mi manos... y mi boca.

     El chico sintió cada vello de su cuerpo erizarse ante esa confesión y más aún cuando Jungkook comenzó a lamer el pabellón de su oreja con lentitud, a lo que respondió soltando entrecortados jadeos al aire. El castaño sólo necesitó de ese incentivo para perder su cordura y levantando su cuerpo del sillón, se giró para quedar con la cabeza entre las piernas de su acompañante y dejar a su vez, su deseoso miembro colgando sobre los labios del contrario.

     Sin planearlo siquiera, ambos comenzaron haciendo un camino de besos y lamidas por la parte interna de sus muslos, acariciando sincrónicamente la palpitante verga del contrario apretándola más al llegar a su punta.

     Jungkook cambió sus besos por gemidos cuando sintió los carnosos y tibios labios de su acompañante cerrarse sobre la cabeza de su pene, e imitando la acción, sostuvo la base del miembro contrario y luego de darle un escupitajo, lo comenzó a lamer en círculos. Una vez que lo humedeció bien, respiró hondo por su nariz para meter más de ese miembro en su garganta hasta que lo sintió chocar contra su campanilla, por lo que la retiró unos centímetros hasta que su boca se acostumbrara a su grosor. Por su parte, su compañero succionaba su pene hasta casi su base a la vez que masajeaba sus testículos con una mano, mientras con la otra bajaba la cadera del castaño hacia su boca.

Dark RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora