CAPÍTULO 11

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     El tiempo se detuvo en ese instante o así lo percibían ambos jóvenes que no querían ni parpadear siquiera por miedo a perder un segundo de contacto visual entre ellos y que todo fuera un hermoso sueño.

     Pero no lo era.

     El castaño tuvo que reprimir su impulso de tocar el sorprendido rostro del chico frente a él y confirmar con su tacto, lo que sus ojos le indicaban. Quería hacerle miles de preguntas, por lo que, encontrando nuevamente su voz, estaba dispuesto a hablar cuando su conexión se interrumpió de golpe.

     — ¡Jimin! ¡Qué mierda le hiciste al cartel! — escuchó decir a sus espaldas, mientras su jefe se acercaba en su dirección.

     —L-lo siento mucho señor, Lee. Fue un accidente...

     — Accidente o no, lo descontaré de tu salario. ¡Ahora levántate y ve a destapar los baños! — y dicho esto el hombre se dirigió nuevamente hacia el interior del lugar.

     El pelinegro sintió la vergüenza apoderarse de su rostro, tiñendo sus mejillas de un color rojo y sin querer mirar nuevamente al castaño frente a él, se levantó dispuesto a seguir con su labor.

     —¡Espera, por favor! —lo detuvo Jungkook, tomándolo suavemente de su muñeca—. ¿Podemos... hablar cuando termines tu turno? —inquirió el castaño con suplica, tanto en su cara como en su voz.

     — No sé qué tanto quieres saber de mí... solo mírame — habló Jimin totalmente apenado por su aspecto y su vida en general.

     — Eso hago — susurró el castaño más cerca de su cara. Jimin se mordió el labio inferior mientras miraba la boca del contrario y aunque quería avanzar se frenó, sabiendo que ese no era el lugar ni el momento adecuado. Recogió el dañado cartel y el resto de su disfraz para comenzar a alejarse lentamente.

     — Salgo a las 12 — dijo el pelinegro y luego se perdió en el interior del local.

     Jungkook lo observó alejarse totalmente anonadado por la situación. No sabía si la suerte, el destino, o una combinación de ambos le habían dado esta oportunidad de encontrarse con su chico nuevamente y esta vez sin la plena oscuridad de por medio, pero por ningún motivo quería arruinar su siguiente encuentro.

     Despertando de su asombro, ingresó al establecimiento y se dirigió hacia el mostrador donde su amigo se encontraba esperando por sus órdenes, y apoyando sus manos con fuerza sobre su brazo, Taehyung se giró para mirarlo.

     —¿Kook, éstas bien? Parece como si hubieses visto un fantasma —cuestionó el rubio mientras movía una mano delante de la cara de su amigo.

     — Tae... Lo encontré — respondió el castaño mirando a la nada.

     —¿De qué hablas? ¿A quién encontraste? —preguntó el Taehyung, confundido.

     —A mi chico misterioso —confirmó Jungkook, despertando de su estado de shock para dirigir sus ojos a los de Tae.

     —¿¡QUÉ!? Pero... ¿¡Cómo!? ¿¡Cuándo!?

     —¡Shhh! ¡No puedo contártelo ahora! Pero... lo haré cuando lleguemos nuevamente a tu departamento ¿Okey —lo calmó el castaño para que no llamara la atención de los demás clientes que se detuvieron a observarlos. Taehyung asintió levemente con la cabeza.

     Un par de segundos después, apareció frente a ellos el mismo hombre que había regañado al pelinegro, sosteniendo las órdenes de ambos. Jungkook lo miró con enojo por la forma en la que había tratado al chico, sabiendo que claramente él no había sido el culpable del incidente.

     Taehyung realizó el pago por la comida y se dirigió al auto, esperando a que el castaño lo siguiera, pero no lo hizo. Este le dijo que se adelantara un momento y el rubio aunque extrañado por el pedido, se dirigió hasta el coche mientras Jungkook, en el tono más calmado que pudo, pedía hablar con aquel individuo.

     Una vez que ambos amigos volvieron al departamento de Taehyung, mientras disfrutaban su cena, Jungkook puso al corriente al rubio de lo sucedido con el chico, sintiendo la emoción en sus palabras al recordar el momento en que lo tuvo finalmente de frente, memorizando a detalle sus hermosas facciones, siendo estas aún más perfectas de lo que él las idealizaba. Y por supuesto, estaba esa mágica conexión que aparecía cuando estaban tan cerca uno del otro, aun cuando no se decían nada.

     — Quién iba a decir que tu chico iba a estar dentro de un traje de pollo eh — decía divertido el rubio cuando su amigo terminó su relato.

     —Sigo sin creerme cómo pasó todo —habló el castaño, volviendo a su estado de asombro cuando caía en cuenta nuevamente lo de sucedido.

     — Bueno Kook, ahora solo te quedan un par de horas para tu encuentro con ese chico. ¿Sabes más o menos qué decirle? — inquirió Taehyung volviendo a ponerle seriedad a la conversación.

     —Algo así. Es sólo que... —Jungkook hizo una pausa, rememorando las palabras del chico en su mente "No sé qué tanto quieres saber de mí, solo mírame". Era evidente que el pelinegro se sentía avergonzado e insignificante por quién era—. No quiero hacerlo sentir incómodo y que piense que soy algún tipo de acosador.

     — Eso no pasará. Si dices que entre ustedes hay "química" entonces verás que él también querrá conocerte. Eres una gran persona Kook, no lo dudes ni por un segundo — y dicho esto, el castaño le sonrió ampliamente dejando lucir sus dientes delanteros.

      Luego de bañarse, Jungkook se dirigió a su habitación encontrándose con la ropa que su amigo le había escogido antes de irse. Se vistió, peinó y perfumó como si fuese a tener una cita, aunque sabía que no lo era y luego de darse coraje frente al espejo, tomó las llaves de su auto para dirigirse nuevamente al local.

     Miró la hora en el reloj de su celular que marcaba que eran las 12 AM en punto y observando hacia el establecimiento, vio como este estaba totalmente vacío y con todas las luces apagadas

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     Miró la hora en el reloj de su celular que marcaba que eran las 12 AM en punto y observando hacia el establecimiento, vio como este estaba totalmente vacío y con todas las luces apagadas. La única iluminación era de las luces de la ciudad y la brillante luna que se posaba sobre el despejado cielo. Con el nerviosismo creciendo en su cuerpo, el castaño se dispuso a esperar fuera de su auto, para así hacerle más fácil al chico que lo reconociera.

     Pasaron los primeros 15 minutos.

     Luego 30.

     Luego 45.

     Y así hasta que paso una hora completa.

     Con resignación y cansancio, el castaño tragó el nudo en su garganta reprochándose internamente por ilusionarse tan fácil.

     Dispuesto a volver a su apartamento y olvidar por completo la idea de seguir encontrándose con el pelinegro, atesorándolo como un hermoso recuerdo, Jungkook se acercó más hasta el sitio para cerciorarse de que efectivamente no había nadie allí.

     Contemplando la oscuridad en el interior del local, cerró los ojos y luego de dar un largo suspiro, caminó en dirección a su vehículo con su mirada perdida en el suelo nocturno.

     — Hola — escuchó decir a una dulce voz a sus espaldas, y girándose nuevamente se encontró con esos brillantes ojos que lo miraban con profundidad.

     — Hola... Jimin — pronunció Jungkook mientras saboreaba el nombre del chico sobre sus labios. El pelinegro le esbozó una pequeña sonrisa y sin poder evitarlo, acortó más el espacio entre ellos.

Dark RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora