El rumor ese día era que el primo de las princesas llegaría de visita, al parecer su familia lo había enviado lejos porque al otro lado del reino había una enfermedad y temían que se contagiara, más aún la gente en el palacio decía todo tipo de historias sobre él.
Decían que era un niño que había nacido con un don, al igual que la menor de las princesas del reino, decían que tenía poderes sobrenaturales, solo que de la princesa Elizabeth se hablaban rumores sobre un poder de sanación, mientras que a su primo, lo acusaban de lo opuesto, de haber sido el causante de varias plagas en su ciudad; por eso los guardias y los caballeros no se acercaban mucho a él. Por supuesto todo eso eran solo rumores, pero a Arthur le daba curiosidad saber qué tipo de persona era ese niño.
-¿Y qué tal se llevan con su primo?- pregunta Arthur a Elizabeth.
-Pues... es un chico como de tu edad, un poco bobo, recuerdo que Margaret lo hacía comer pasteles de lodo cuando tenía como 4 años, curiosamente la que terminaba enferma era ella.
-Entonces, ¿él tiene... un tipo de don?
-No lo sé, creo que solo son coincidencias, muy lamentables debo decir, pero él es buen chico, apuesto a que te caerá bien.
Los ojos violetas recorren brevemente las facciones de la princesa, había dicho que trabajar dentro del palacio era un fastidio y lo era, pero Elizabeth era sumamente amable, así que eso hacía que todo fuera más manejable y cada vez que tenía posibilidad decidía ofrecerse como voluntario para estar con ella.
El ajetreo de los sirvientes los interrumpe y entonces finalmente el príncipe Tristán hace su aparición. Un pequeño como de 12 años entra haciendo volteretas por el salón, hasta llegar donde está la princesa. Su aspecto era muy inusual, cabello blanco y largo como él de Elizabeth y unos curiosos ojos de color diferente: azul el derecho, verde el izquierdo. Seguro por eso la gente inventaba toda clase de rumores sobre él.
-Saludos querida prima y él... ¿Es tu novio?- le dice mientras pone caras graciosas.
-¿Qué? Claro que no, es solo mi chambelán- le explica tratando de esconder su sonrojo.
-¿Chabler que...? Bueno no importa, es bueno saber que tendré un compañero con quien jugar, no volveré a tomar el té con sus ridículos osos de peluche.
-Para tu información ahora ya no hacemos eso.
-No, seguro ahora se sientan ahí a hablar de chicos, ¿no es así?- dice dándole una vista a Arthur.
-Si, a veces lo hacen- afirma el pelinaranja riendo por la conducta de Tristan.
-¿Qué? no es cierto, mis hermanas lo hacen pero yo- dice dándole un pequeño golpe en el hombro a Arthur.
-Mi nombre es Arthur y sirvo a su majestad Elizabeth y a sus hermanas, pero si hay algo que necesites, puedes hacérmelo saber- agrega el ojimorado con amabilidad.
-Gracias, supongo, pero ya dije lo que necesito, si estas mujeres no van a jugar conmigo, tú y yo podemos divertirnos juntos.
Los restantes días, ambos jóvenes habían hecho una pequeña amistad y nuevamente en medio de sus juegos de perseguirse por el castillo con espadas de madera, había algo que se despertaba en Arthur, como una señal de alarma en su cabeza, de que ese niño no era un desconocido para él. Incluso Elizabeth lo había llegado a percibir al verlos jugar desde su balcón, como un recuerdo de un sueño, de piezas que poco a poco comenzaban a encajar.
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Érase una vez... Nosotros
Fanfiction"No importa cuantas veces renazcas, no importa cuantas vidas diferentes tengas, aquellas almas que están destinadas a encontrarse lo harán sin importar las fronteras del tiempo o el espacio" ¿Podrá esta vez el destino de Arthur Pendragon ser diferen...