Pasado

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25 de Marzo

¿El artista nace o se hace? Si me preguntan, sólo pocos tienen un don, y aún más escaso es el número de personas que lo escuchan. Yo siempre he sabido que era especial, que no era como los demás, que era diferente... Jamás en el sentido de un copo de nieve, sino como la gota de sangre que resalta en el blanco de un amanecer nevado.

Mi infancia fue solitaria, llena de contradicciones y pequeños horrores, abusos disfrazados de disciplina y un bien mayor; mi educación privilegiada sólo duró hasta que abandoné la carrera de medicina, considerando que ya había aprendido suficiente para mi gusto, pero no para el de los cabezas de familia; se me inculcaron altos valores morales y, un sincero aprecio por el arte a muy temprana edad, gracias al extranjero estatus que prevalecía en la casa familiar.

Durante la infancia y la adolescencia desarrollé mi único hobby (la única cosa para la que me consideraba moderadamente bueno), un escapismo infantil que me ayudaba a lidiar con la presión familiar, y que cuando tuve a bien querer perseguirlo mis padres lo impidieron. Ellos nunca entendieron mi visión, para ellos un artista era un creador de mercancía que con suerte y algo de insistencia, podrían vender a un alto precio en la tienda de antigüedades de la familia.

Nunca dejé de soñar con retomar el camino, con llenar los lienzos blancos de rojo...Con ser capaz de plasmar la belleza que veían mis ojos. No podía permanecer como sólo un observador, debía ser algo más, tenía que serlo. La medicina era interesante e ilustrativa, pero poco estética... No hay mucho atractivo en un cuerpo abierto a medio quirófano.

Por suerte murió mi padre y heredé el negocio familiar, que me reconfortaba el alma, apaciguando mi dolor al sentirme perdido en la búsqueda de mi camino a ser llamado un artista, a demostrarme a mí a este mundo hipócrita que tenía lo necesario para ganarme el nombre.

Cuando mis abuelos comenzaron a estorbarme los envié a una casa de retiro; pensé que al estar libre finalmente bastaría para volver a sentirme inspirado y alcanzar mis ambiciones, desafortunadamente no fue así. Pasé mucho tiempo insatisfecho con lo que producían mis manos, enfrascado en perseguir algo que no tenía forma ni nombre, pero que al inicio comencé a llamar frustración. Traté de buscar esa chispa, esa musa oculta de las maneras convencionales: la bebida, algunas drogas recreativas, mujeres, hombres...Pero todo caía en el pozo vacío que se había vuelto mi alma.

Comencé a sentirme asqueado, de mí, del mundo, de todos...De su podredumbre, de su miseria, de la mala fortuna, de todo aquello que manchaba lo bueno y bello. De como los humanos/yo mismo era el causante de mi propio mal. Y por un momento nos odié.

Pero como todos saben esta historia tiene un final feliz...Un día comprendí que estaba destinado a algo grande: entendí que, pese a mi naturaleza, yo no era como el resto, yo valoraba, entendía, podía amar lo que ellos no. La inspiración cuasi divina (porque sólo a algo parecido al cielo podía deberle la visión), se mezcló con un brote de creatividad: iba a usarlos, iba a tomar lo malo y transformarlo, elevarlo en honor a algo más puro.

Es el trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo, lo vale todo. Esta es la ruta que debo seguir para alcanzar mi meta. Encontré mi vocación, mi inspiración que planeo, culmine, en el reconocimiento de mi talento, y en aquello que pueda llegar a llamar, una obra maestra. Todo mi pasado se resume en esto.

Künstler Blau Augen

Diario de un MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora