Castigo

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3 de Junio

Todo estuvo a punto de salir mal, pero el Destino permitió continuar mi misión apropiadamente.

Lo escuché por casualidad hace dos noches, en un tugurio a las afueras de la ciudad. Nunca supo que le escuchaba; tardé poco en captar el hilo de la conversación tan repugnante que con el paso de los minutos se tornó escabrosamente sospechosa: no sé cómo, ni cuándo, pero había osado ponerle los ojos encima...

El sujeto en cuestión me hizo hervir la sangre: miserable, indigno, inmundo; las manos me temblaban, sus intenciones clamaban por que le clavara una botella rota al cuello ahí mismo. Aborrezco a los de su tipo, la escoria de su calaña no merece piedad; la policía podrá decir de mí todo lo que quiera pero al menos yo sólo juego con adultos.

Tuve que controlarme. Decidí seguirle lo antes posible. No fue complicado preparar un plan. Enceguecí, vomité. Entonces su rostro reveló la señal: el universo consentía mi odio.

Ante mi juicio le encontraba culpable de una abominación, y su castigo debía igualar sus pecados. El boceto vino a mí como un torrente repentino; conseguí el material necesario para llevar a cabo mi trabajo y salí a buscarlo. Le hallé en el mismo bar.

Empleé un simple truco para hacerle salir a la calle, nadie me vio, y el tranquilizante en la nuca lo golpeó al instante. Le amordacé, me desahogué un poco (una patada a la cara), lo subí al auto, conduje hasta el escenario previsto no muy lejos de ahí; le encadené a una instalación engarzada a la pared. Sus pies y manos representaban lo antiguo; había adquirido los grilletes hacía medio año, y finalmente les daba uso.

Hice cortes en todo su cuerpo, las ratas no tardarían en sumarse a la puesta. El bastardo comenzó a despertar, a tiempo para ver cómo le arrancaba aquél pito flácido del que tanto se enorgullecía y tanto me repugnaba. Su gesto de terror, la última visión de aquello, le duraría muy poco... Ante mi creación coloqué los toques finales, un mendrugo de pan y agua, así como el nombre de la obra. Castigué un crimen que jamás llegó a cometerse, mas no lo suficientemente acorde al daño que infligiría...

No estoy satisfecho.

Künstler Blau Augen

Diario de un MonstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora