27 de Abril
Hoy pude salir de casa, fuimos al hospital a un chequeo, estuve ahí todo el tiempo, pero no importa. Salí. Me hubiera gustado que mis amigos estuvieran conmigo, pero sé que no les gusta estar mucho tiempo afuera, además no cabrían en el auto de papá, excepto por Gabriel, pero es al que menos le gusta salir.
Casi nunca salgo, y cuando lo hago me gusta mirar por la ventana del auto. Y trato de memorizar todo, de verlo todo, porque desde las ventanas de la casa sólo se ven las casas de los vecinos (algunas son muy bonitas) y el cielo, que es muy hermoso, pero nada más. A veces quisiera subir al tejado como Patch a contar estrellas, o escaparme por la ventana como Gabriel a pasear por el vecindario, pero es imposible.
Hoy había mucho sol, el cielo era de un azul muy pálido, sin nubes; había gente en las calles, chicas que volvían de la secundaria, muchos carros, motos, y hacía algo de calor. Había una persona vendiendo helados en una esquina, y se me antojó uno, pero íbamos tarde para la cita con el doctor, además a mi mamá no le gusta que coma helados, tampoco que me asome por la ventana.
Pero ella no entiende, lo que más me gusta es que el viento me despeine, y poder ver todas esas cosas que no puedo ver en mi casa. Y verlas por la tele no es lo mismo.
Me gusta imaginar que yo voy conduciendo el auto y que puedo ir a donde yo quiera, comer los helados de fresa que yo quiera, y poder sacar la cabeza por la ventana. Es mi juego favorito.
Por la ventana siempre se ven cosas bonitas; a veces vamos tan rápido que no alcanzó a ver bien lo que pasa, pero todo parece tan divertido. Hay muchos colores, muchos olores chistosos y mucho, mucho ruido de ese mundo que esta afuera de la ventana. Mamá no entiende que yo quiero estar en ese mundo, aunque sea un instante.
Sé que no se puede, y que casi no puedo salir a pasear en el auto a ver todas esas cosas que tanto me gustan, pero hoy pude. No me gusta ir al hospital, los doctores me hacen mover las piernas, me sacan sangre, me revisan el pecho con un aparato frío, susurran palabras largas todo el tiempo, y la señorita que habla con las manos como yo nunca les dice mis dudas... pero lo vale, porque si voy puedo ver por la ventana. Ya quiero que sea otra vez día de ir al doctor; me aguantaré un poco y me iré a la ventana de mi cuarto a esperar el próximo paseo.
Azul
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Diario de un Monstruo
Bí ẩn / Giật gânHay dos monstruos en la ciudad: uno es una niña solitaria de 10 años y el otro tiene a la policía tratando de detener sus sangrientos crímenes. Estos son sus diarios. SHORT STORY