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Yuta suspiró cansado, dejándose caer hacia atrás en el sofá. Mark le observó por un par de segundos antes de copiar su gesto, recostando la cabeza sobre el hombro de su amigo.

—¿Te has cansado ya de perder a las cartas?— Cuestionó el mayor dejando escapar una risita.

Ambos tenían un nivel alto de competitividad, por lo que cualquier juego, desde el más simple hasta el más complicado, provocaba una guerra entre ellos. Sin embargo, los enojos se pasaban rápido cuando el ganador recompensaba al perdedor con un sinfín de besos por toda la cara.

No habían sido pocas las personas que les habían preguntado si eran parejas, pero ellos siempre daban la misma respuesta "no, sólo somos amigos". Y estaban bien con eso, porque eran conscientes de que no necesitaban etiquetas u oficializar su relación, con saber que los sentimientos eran mutuos todo era perfectos para ellos. Y la verdad sea dicha, sin ser muy cercanos a ellos la gente afirmaba que cuando están juntos esa aura de amor y cariño es visible a simple vista.

¿A qué quieres jugar ahora?— Cuestionó Mark dejando un beso sobre la frente de su acompañante.

—Tengo una idea— Se incorporó del cómodo lugar en el que se hallaba, mostrándole una divertida sonrisa de lado.

—¿De qué se trata?— Frunció el ceño, confundido por el drástico cambio de humor que había tenido.

—Pues...— Hizo una pequeña pausa humedeciendo sus labios— Espera unos segundos— Y dicho esto, se marchó a su habitación a paso rápido, trayendo de vuelta un pañuelo.

—¿Qué pretendes hacer con eso?— Rió tomándolo de sus manos una vez estuvo sentado en el mismo sitio de antes.

Por ejemplo, tú te vendas las ojos, entonces yo como o bebo algo y tú tienes que adivinar qué es. ¿Entiendes?— El contrario asintió, mostrándole una pequeña sonrisa.

—Besándote, ¿no?— Preguntó, a pesar de que la respuesta era algo obvia.

—Exacto. Pero tiene una regla más. Sólo tendremos tres oportunidades, si no conseguimos adivinar hay que quitarse una prenda ropa.

—¿La que queramos?

—No, la que quiera el que no tenía los ojos vendados en esa ronda— Finalizó dando un toque suave en la nariz del contrario— Dado que he perdido en las últimas tres rondas, lo justo sería que fuera yo quien empezara vendándose los ojos. ¿Te parece bien?

—Sí, pero, ¿no deberíamos traer antes la comida?

—Mientras seas rápido no será necesario, así no sabremos que artículos utilizaremos— Mark hizo un sonido de afirmación, ayudando al otro a vendarse, sin poder oprimir la sonrisa que se había formado en sus labios al verle— Ni se te ocurra darme algo asqueroso.

Tendría que comerlo yo primero así que no— Dejó escapar una suave carcajada tomando uno de los bombones que había sobre la mesa.

Se acercó al otro llevando una de las manos a su hombro, indicándole que estaba cerca de él. Fue cuestión de segundos lo que tardó el contrario en sentir los labios de su amigo sobre los suyos, proporcionándole un beso suave, su mano fue dirigida a la barbilla del mayor, con la excusa de acercarle más, pero ambos sabían que realmente eso se debía a las ganas de Yuta por dominar, tanto el beso como a su pareja.

—Chocolate— Declaró después de unos segundos más en los que disfrutaba de sus labios.

—No me vale, tienes que especificar más— Respondió murmurando bajo sin apartarse de la posición en la que se encontraba.

—¿Algún caramelo?

—¿Desde cuándo hay caramelos de chocolate?— Rió contra los labios del adverso, provocando que este también realizara el mismo gesto.

—Para tu información, inculto, si existen y saben muy bien— Mark rodó los ojos, a pesar de que era consciente de que el menor no le estaba viendo— Acércate un poco más— El tono de su voz bajó una octava, causando que un ligero escalofrió recorriera por el cuerpo de Mark, quien se aferró más a su hombro besándole.

—Bombón— Sonrió dejando una pequeña mordida en uno de sus labios mientras se quitaba la venda de los ojos.

—Has tardado tanto porque querías volver a besarme— Declaró tomando la venda esta vez él, poniéndosela sin ayuda.

—No estás del todo equivocado— Guiñó uno de sus ojos antes de que no fuera capaz de verle.

Tomó la copa de vino que descansaba sobre la mesa, humedeciendo sus labios lo suficiente como para que el otro pudiera identificarlo. Se acercó dejando una de sus piernas entre las de Mark, llevó una de sus manos a la nuca del contrario juntando sus labios, esta vez un poco más desesperado que la vez anterior.

Mark conocía todos y cada uno de los juegos que realizaba el contrario, por lo que llevó ambas manos a su rostro para profundizar el beso, deslizando suavemente la lengua por su labio inferior.

—Vino— Sonrió de lado volviendo a besarle, pues a pesar de que no era un apasionado del alcohol, sobre los labios de Yuta cualquier cosa sabía bien, y más si él se dedicaba a besar de esa manera tan tentadora que le invitaba a pecar.

—Eres un experto en mi propio juego— Añadió riendo, mientras quitaba el mismo la venda de sus ojos para que el otro no se separara de él.

—Lo que pasa es que tú eres un experto en vinos, así que ya me he acostumbrado a sentir ese sabor sobre tus labios— Sonrió orgulloso dejando un beso más corto.

Siguieron durante un par de rondas más, en las que dejaron su orgullo de lado y fallaron sólo para poder cumplir el castigo, quedando Mark únicamente con la ropa interior y Yuta con el pantalón negro que llevaba al comienzo del juego. Y después de haber tenido diversos sabores en la boca, optaron por parar.

—¿Se te ocurre algo más que podamos hacer?— Preguntó Mark mientras descansaba sobre el pecho del otro, sentado en sus piernas cómodamente.

—¿Verdad o reto?— Aquella pregunta, que iniciaba un nuevo juego, tomó por sorpresa al menor, que se incorporó para poder estar cara a cara con él.

—Verdad— Sonrió de lado, rodeando su cuello.

—¿Cuál es la parte más sensible de tu cuerpo?— Preguntó, a pesar de que sabía la respuesta de memoria.

—Creo que ya conoces la respuesta— Hizo un pequeño puchero indignado con sus labios, que causó ternura en Yuta.

—¿No vas a responder? ¿Vas a ir por un castigo?— Alzó una ceja viendo al otro suspirar.

—Pues...— Mordió su labio inferior con algo de timidez, a pesar de que tenía puesta toda su confianza en Yuta, admitir las cosas en voz alta era algo que le costaba en general— El cuello y las piernas— Ni dos segundos pasaron antes de que fuera tomado por la cintura siendo recostado en el sofá.

—¿Dónde? ¿Aquí?— No le permitió un momento para quejarse, pues sus labios ya recorrían su cuello, sin dejar un centímetro de piel sin besar o marcar. Pero no acabó ahí, bajó los labios por su clavícula, descendiendo por el pecho hasta su cintura donde se entretuvo en dejar pequeñas marcas, las cuales sólo serían visibles para ellos. Mark quería protestar por el cambio tan radical que había tenido de un momento a otro, pero de sus labios sólo salió un gemido acompañado del nombre de su chico, debido a que sintió pequeñas mordidas en la cara interior de sus muslos.

— Creo que va siendo hora de que juguemos a otra cosa— Demandó mientras clavaba los ojos en los del contrario, con las pupilas dilatadas, y fue en ese momento cuando Mark fue totalmente consciente de que él otro le haría sentir como si estuviera en el mismísimo cielo, una vez más.

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora