🍉12🍒

331 42 2
                                    

Yuya impactó sus labios sobre los de Mark con tanta fuerza que el mrnor no pudo contenerse a soltar un jadeo antes de que pudiera comenzar a intentar seguirle el ritmo del beso que había impuesto. Las manos del contrario se ubicaron rápidamente en su cintura, sujetándolo con fuerza para atraerle contra su pecho. Aquel beso se fue apoderando lentamente de todos sus sentidos y de cada parte de cuerpo, su mente había borrado totalmente los recuerdos que conservaba antes de ese beso, era como si hubiera estado desde el principio de la hora sintiendo esos tentadores labios bailando sobre los suyos. Las manos de Yuta vagaban por su cuerpo sin tapujos, provocando que se excitara cada vez que sentía el tacto de la yema de sus dedos por alguna parte de su delicado cuerpo.

—Yuta— Hizo el amago de llamarle, sin embargo, de su voz, sólo salió un pequeño suspiro.

—No digas nada— Ordenó el contrario, quien se encontraba entre sus piernas. Mark observó como la mirada del chico se oscurecía poco a poco, y su rostro se pintaba con una expresión hambrienta.

El pelinegro quería protestar, quejarse argumentando que esto estaba mal y que él nunca se dejaría excitar por un simple beso con un par de caricias repartidas por varias zonas. Pero a quien quería mentir, Yuta le estaba haciendo perder la cabeza con tan poco que se asustó, se asustó de cómo se sentiría después cuando decidiera dar un paso más arriba.

Por otro lado, el moreno al observarle lo perdida que tenía su mirada, agarró su mano, ayudándolo a incorporarse para cambiar de posición. Esta vez era Mark quien estaba totalmente al mando, pues le permitió ubicarse encima de sus piernas, sentado él en la silla del escritorio.

Mark mantenía un comportamiento muy poco habitual en él, se hallaba muy lejano a cómo realmente era. Y antes de querer admitir que el contrario le atraía totalmente, optó por echarle la culpa a él, concretamente a sus besos y a lo bien que se sentía ser tocado por aquellas manos. Sin embargo, consiguió coger valentía de algún lugar que desconocía para agarrarle ambos lados del rostro y estampar sus labios contra los suyos. La sonrisa divertida que le dedicó el adverso antes de seguirle el juego le indicó que lo que estaba haciendo estaba muy lejos de encontrarse mal.

Esta vez era Mark quien dirigía el ritmo del beso, algo torpe y precipitado. En algún punto, no sabría decir cuál exactamente, movió sus caderas por inercia, friccionando su trasero contra el bulto que se empezaba a ser notable en los pantalones del contrario. Aquella acción provocó que soltaran un suspiro al unísono. Los músculos de Mark se tensaron al percatarse de como las manos del chico se introducía nuevamente por su camiseta, su cuerpo temblaba de expectación por ver qué más sensaciones le podría brindar.

Fueron pocos los segundos que pasaron hasta que Yuta se cansó de no ser él quien controlaba la situación, por lo que al separarse para tomar algo de aire, sus manos se dirigieron al borde de la camiseta del contrario, quitándosela tan rápido que a Mark le costó algo de tiempo reaccionar. A pesar de que al principio de ese juego se había mostrado más cortado y tímido, ahora mismo eso no fue un impedimento para que abriese la camisa del otro con rapidez.

A decir verdad, ninguno de los dos quería dejar de tener la incitativa. Entre ellos había una pequeña pelea por ver quien devoraba antes al otro, aunque Yuta fue más rápido, dado que inició con besos en el cuello, besos que se combinaban con pequeños chupones que ocasionaban pequeños escalofríos en el cuerpo del menor. Con su lengua recorrió lentamente el lateral del cuello, y Mark no pudo evitar soltar un gemido, queriendo más, y no tardando mucho en obtener lo que anhelaba.

Ambos se limitaban a disfrutar del momento, a guardar en su memoria cada preciso momento en donde sus cuerpos se rozaban, donde sus labios se encontraban, donde hacían al otro suspirar de placer.

Y Mark no se quedó atrás, mientras su chico, o al menos lo era por esa ocasión, repartía besos a lo largo de su pecho y cuello, él movía las caderas, con un vaivén lento que estimulaba cada terminación nerviosa del cuerpo de ambos. La mente del menor estaba en blanco, no podía centrarse en otra cosa que no fuera él, se preguntaba, a su vez, cómo es que el adverso parecía conocer tan bien su cuerpo si era su primer encuentro, daba en aquellos lugares que le hacían derretirse ahí mismo en sus piernas, y no pudo evitar sentirse jodidamente afortunado.

—Mierda Mark, ¿por qué no hemos hecho esto antes?— La aspereza de su voz impregnó cada palabra, colándose por los oídos del menor como si de una melodía se tratase. Una melodía que Mark quería escuchar todos los días.

—No lo sé, pero no me importaría repetir esto en más ocasiones— Se sorprendió así mismo cuando el tono de su voz sonó algo apasionado y sexy.

Lo que había comenzado siendo una pequeña tutoría que le habían encargado a Mark, terminó siendo una hora caliente para ambos. Se suponía que el menor debía enseñarle lo último que habían dado en la materia de literatura, ya que el contrario iba bastante mal por sus continuas faltas a esa asignatura, pero ninguno de los dos pudo evitar mirarse como si estuvieran esperando una señal divina para lanzarse contra el cuerpo del otro. Yuta poseía menos paciencia que Mark respecto a esperar a que algo pase, y fue por eso que no dudo en lo más mínimo a la hora de besarle.

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora