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Yuta clavó la vista en su novio, que lucía un traje blanco impecable, este resaltaba tanto el color de su piel como el de su cabello, que era de un tono rojizo claro que el menor había elegido para él porque estaba muy indeciso.
—¿Por qué parece que vamos vestido como si fuéramos de la realeza?— Aquella pregunta retórica provocó que el pelinegro soltase una risa, incorporándose de la cama para rodear la cintura de su novio, dejando un delicado beso en la lechosa piel de su cuello.
—Porque a tu madre le encanta lo glamuroso— Su tono de voz sonó más bajo de lo normal, depositando más besos que hacían al menor estremecer.
—Eso explica todo— Rió, acariciando las manos que descansaban en su cintura— No sé si me parece más increíble que te haya sugerido que hagas un discurso o que hayas aceptado.
—Le caigo mejor que tú— Bromeó ganándose un pequeño golpe en la solapa de la mano— Mi discurso va a ser mejor que el tuyo— Esta vez no recibió ningún tortazo, si no que fue un pellizco que le hizo soltar una carcajada.
—Te voy a prohibir ver a mi familia como sigas así— Se giró para poder rodear su cuello, siguiendo los brazos del opuesto en su cadera, y Mark no pudo pasar por alto la bonita sonrisa que tenía el mayor fijada en el rostro.
—Me parece bien porque cuando nos casemos tu madre me usará de comodín para convencerte de que sea ella quien escoja los trajes— Mark negó rápido con la cabeza.
—Ni aunque me prometas repetir el mejor polvo que hayamos echado, nunca voy a aceptar algo así, nuestros trajes van a ser sencillitos— Puso uno de sus dedos sobre los abultados labios de su pareja, para que guardara silencio.
Este aprovechó para dejar un beso sobre su dedo, agarrando su muñeca para bajarla despacio.
—Sabes que cada vez que tenemos relaciones es mucho mejor que la vez anterior— Mark entreabrió los labios, apunto de darle la razón, cuando llamaron a la puerta interrumpiendo su conversación— ¡Adelante!— Exclamó, dejando a continuación un pico sobre los labios del menor.
—Que guapos que están— La madre de Mark sonrió satisfecha al verlos, juntando sus manos en un gesto tierno.
—¿Ya está todo listo?— Preguntó su hijo mientras se separaba con cuidado del pelinegro.
—Sí, podes ir viniendo— Confirmó mientras se dirigía a la puerta para salir de la habitación.
En el décimo aniversario del casamiento de los padres de Mark, su madre había insistido en recrear su boda, de una manera mucho más sencilla, y que fuese algo más como una fiesta o un evento especial. Y no es que el menor odiase a sus padres o algo por el estilo, pero estar ahí le provocaba aburrirse desde el minuto uno.
Dos horas después desde que la señora les indicase que fuesen saliendo, lo único interesante para él fue la comida y su discurso. Sin embargo, cuando su padre llamó a su amante al escenario, Mark le dedicó toda su atención, quería ver que tenía preparado, y aunque sabía que no era muy largo, Yuta tenía una habilidad especial para las palabras y para emocionar fácilmente a las personas.
—En primer lugar, me gustaría dar las gracias a esta bonita pareja por haberme invitado y por darme la oportunidad de hacerles un pequeño discurso— Su sonrisa fue amplia nada más empezar, elevando sus comisuras arrebatando varios suspiros, y Mark quiso golpear por debajo de la mesa a su prima al observar la manera en la que miraba a su novio, como si fuera un trozo de carne fresca en mitad de la selva— Desde el primer momento en el que les conocí, se portaron muy bien conmigo, me abrieron las puertas de su casa y me hicieron sentir como si fuera alguien más de su familia. Son unas personas en las que puedes confiar porque sabes que te ayudarán y, además, te mostrarán la mejor de las sonrisas— Aclaró su garganta, a lo que Mark rodó los ojos por lo cursi que estaba siendo sin razón aparente— Espero poder seguir compartiendo momentos con ellos y más cenas, la verdad es que ambos cocinan muy bien, Mark debería aprender de ellos— Aquel ataque gratuito causó la risa de varios de los presentes, mientras que la víctima le miraba como si estuviera analizando la forma más dolorosa de matarle— Aunque, también anhelo que ellos puedan permanecer juntos por muchos años más— Alzó la copa para proponer un brindis— Oh, me falta algo— Volvió a bajar la copa reprimiendo la risa que estaba por escapar— Gracias por criar unos hijos tan maravillosos, he tenido suerte al poder enamorar a Mark, los cuatros me hacen sentir muy cómodo cuando voy a su hogar— Esbozó una sonrisa de lado, incluyendo a su cuñado en ese pequeño discurso— Ahora sí— La copa fue alzada nuevamente— Un brindis porque todos tenemos tenemos la suerte de poder conocer a esta pareja tan hermosa y gentil— Los aplausos sonaron incluso el doble de fuerte que cuando habían salido los propios hijos de la pareja.
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30 days 🍉YuMark🍒
RomansaTreinta historias distintas sobre Mark y Yuta. Está historia no me pertenece, la historia original es de @lxst_romeo