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Mark y Yuta tenían una pequeña tradición que realizaban cada semana. Consistía en que cada sábado por la tarde lo dedicaban a una pequeña sesión de fotos en la casa de uno, y no sólo eran fotos individuales, sino también de ellos dos juntos, fotos que después ninguno podría borrar aunque se separasen, porque dirigían a momentos tan bonitos y únicos que se conservaban tan bien en la mente de ambos.

Ese sábado su linda actividad la harían en casa de Mark, ya que la madre de este había invitado a comer a su yerno. La mujer amaba incondicionalmente a Yuta, y se lo recordaba a Mark cada vez que podía, añadiendo que no podría haberse escogido mejor persona para entablar una relación. Por otro lado, el mayor conversaba siempre cómodamente con su suegra, e incluso en algunas ocasiones se aliaban para molestar a Mark.

—¿Y qué planes tienen para hoy?— Preguntó la señora mientras recogía los platos que habían utilizado, Yuta se apresuró en echarle una mano para que no se le resultara tan pesado— ¿Ves Mark? Ya podría tener a Yuta de hijo— Y ahí estaba la primera indirecta bastante directa para él que provocaba siempre la risa de Yuta.

—Porque no sabes lo difícil que es aguantarle—Refunfuñó cruzándose de brazos, indignado por la actitud que mantenía su progenitora cada vez que veía a su pareja.

—¡Oye! ¡Si soy un angelito comparado contigo!— Exclamó indignado, y una vez que todos los platos estuvieron en la cocina, abrazó al mayor por detrás cuando se incorporó de la silla.

—Ah claro, ahora vienes a darme cariño después de reírte de mí— Bufó sin poder evitar tomar las manos que estaban en su cintura para entrelazar sus dedos.

—Como siempre— Depositó un pequeño beso en su mejilla, sonoro y con algo de fuerza— Y respondiendo a tu pregunta, ayer cuando estábamos comprando un par de cosas para la universidad, vimos que habían abierto una tienda únicamente de pijamas— Mark, quien se aburría mientras el otro hablaba, apoyó su cabeza sobre el hombro del adverso, repartiendo caricias por las solapas de sus manos— Entonces compramos unos de cuerpo entero de animales para hacernos fotos— Sonrió dejando un beso sobre la frente del otro al sentir los mimos que le estaba dando.

—Que idea más bonita— La mujer sonrió encantada mientras acomodaba la cocina— Les dejo la casa sola, he quedado con unas amigas, probablemente no regrese hasta la noche. No armen ningún desastre, Yuta estás al mando— Explicó amablemente mientras se despedía con la mano, dirigiéndose a su dormitorio. Oyendo de fondo las risas de ambos chicos, pero por encima la de su yerno.

—Por estas cosas amo a tu madre— Mark le replicó utilizando la letra "i" en todas las vocales— Eres un caso, Lee Mark— Dió una suave mordida en una de sus mejillas, provocando la queja inmediata del otro mientras se sobaba— Venga, vamos a cambiarnos de ropa— Se separó de su pareja, dejando un pequeño golpe en su gran trasero mientras le empujaba hacia el dormitorio.

Media hora después, en donde se entretuvieron por culpa de Yuta, quien no dejaba al otro cambiarse por estar repartiendo besos tanto en su rostro como en sus labios, ya estaban listos para comenzar.

El pijama de Mark era de un tigresito, su novio le ayudó a acomodarse el gorro en donde estaban las orejas del animal. Por otro lado, el pijama de Yuta era de un león. Mark le había dicho que ahora que tenía el pelo con pequeños ricitos, este animal le pegaba muy bien y le hacía lucir adorable.

—Te vas a pisar la cola si no tienes cuidado— Rió el menor observando como intentaba acomodarse el traje para que la parte de atrás no le impidiera andar.

—Yo te dije que era mejor buscar otro, mírate a ti, tu cola es más corta— Se quejó saliendo de la habitación a paso lento.

—Calla, estás perfecto— Rió mientras proporcionaba esta vez él un pequeño empujón en la espalda del contrario.

El salón fue su set de fotografía. Entraba una buena luz por la terraza que les hacía fácil tomar fotos en cualquier lugar. Normalmente, mientras estaban juntos el tiempo se les iba volando, pero cuando disfrutaban de esta pequeña tradición, las horas no existían para ellos, era como si todo se detuviera a su alrededor y lo único que les indicara que ya era tarde, era la falta de luz que poco a poco se hacía presente en la sala.

—Menos mal que hacemos estas cosas en invierno o ya tendría bastante calor por culpa de esto— Se señaló la ropa, dejando escapar una pequeña risa.

Ya cansados de la actividad que estaban haciendo, se dejaron caer en el sofá y Mark no dejó escapar la oportunidad de pasar las piernas por encima del contrario y reposar sobre su pecho mientras este le acariciaba las piernas.

—Si te quitas la ropa por mi no hay problema— Rió, depositando pequeños besos sobre su frente y cachetes.

—Si no fuera porque mi madre está por llegar sabes que lo haría— Confesó entrelazando sus dedos con una de las manos que descansaba en su muslo.

Se quedaron conversando sobre varios temas, moviéndose únicamente para cambiar de posición, quedando Mark tumbado completamente encima de Yuta, acurrucado en su pecho mientras su novio jugaba con su pelo. El primero en dormirse fue el menor, por la tranquilizadora voz que poseía Yuta, y lo reconfortante que te podías llegar a sentir tumbado en su pecho, envolviéndote en ese abrazo de calor que le hacía sumirse en un profundo sueño.

No mucho después de que los jóvenes se durmieran, llegó la madre de Mark, quien al observar la escena, decidió tomar una manta y taparles, con cuidado para no despertarles. Sintiéndose ella también feliz porque su hijo había encontrado a alguien que le cuidaba, amaba y respetaba.

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora