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Mark maldecía la hora en la que aceptó ir al viaje escolar de la Universidad. ¿Quién en su sano juicio le gustaría ir a la nieve en pleno enero? A él no, sin lugar a dudas. Pero su mejor amigo, John Seo, resultaba ser bastante persuasivo, y esta vez usó un truco sucio en su contra. Mark era una persona bastante difícil de convencer, pero entre la manera que tenía John de insistir y entre que usó al chico que le gustaba como comodín, había terminado cayendo ante las súplicas del americano.

Mark no se consideraba una persona tímida, al contrario, pero cuando estaba parado enfrente de Yuta su mente se quedaba en blanco como si no supiera ni una palabra del diccionario. Para suerte, o por desgracia; según como se viese, el chico era bastante amigo de alguien muy cercano a él.

Cualquiera aprovecharía esa oportunidad para acercarse, pero a Mark le resultaba imposible. Y no era porque no lo había intentado, al contrario, lo había hecho en varias ocasiones, pero siempre acababan en desastres.

La primera vez, John pensó que era buena idea empujarle contra él cuando se cruzaran por el pasillo. Y quizás lo hubiera sido si no le hubiera tirado el móvil por las escaleras. Y a pesar de que le había dicho que no ocurría nada, Mark se quería morir lanzándose él mismo por las escaleras.

La segunda vez, John le había dicho que se acercara cuando estuvieran junto en el pasillo. Y aunque el plan no parecía tan malo, Mark terminó cagándola al tropezarse con sus propios pies. Yuta se acercó a ayudarle, pero una vez más quería que la tierra le tragara, sobretodo en el momento en que observó cómo el contrario reprimía la risa que amenazaba con escapar de sus labios.

La tercera vez, en realidad no fue ningún plano ingeniado por John, fue Yuta quien se le acercó para preguntarle si había visto al americano. Cualquiera hubiera aprovechado esa oportunidad para ofrecerse a acompañarle en la búsqueda del otro, pero Mark no pertenecía a ese grupo de personas. Primeramente, se quedó mirándole fijamente como si estuviera viendo a un fantasma, y cuando iba a contestar, se atragantó con su propia saliva.

Realmente tenía una lista bastante larga de situaciones pésimas con el chico que le gustaba. Situaciones que trataba de olvidar, pero ni a cabezazos lo conseguía.

— ¿Por qué no puede ir a buscarlo él?— Bufó intentando darse calor así mismo mientras bajaba por las escaleras del hotel, había optado ir por ahí en vez de por el ascensor para ver si conseguía entrar en calor antes de morir en hipotermia.

Sí, la verdad es que se le podría considerar un tanto exagerado.

John le había encargado ir a buscar algo para picar en la cafetería del lugar, excusándose con que lo podrían compartir mientras veían alguna película. Pero la verdad es que el único lugar en donde Mark quería ver una película era en su cama, la de su casa.

El sonido de una notificación procedente de su móvil le sacó del trance en el que estaba al llegar al lobby.

—De nada, ya me lo agradecerás— Leyó en el mensaje que le había dejado Johnny. Frunció el ceño, confundido.

—Idiota— Contestó a pesar de que era consciente de que no le escuchaba y volvió a guardar el móvil entrando al comedor.

Aún quedaban personas comiendo, pues no serían más allá de las nueve y media. Se colocó en la fila mientras frotaba sus manos esperando a su turno.

Pasados unos minutos, unos leves toques en su hombro le hicieron girarse para ver quién era el causante.

—Hola— Y ahí estaba la sonrisa que le hacía sonreír como estúpido cada vez que la observaba.

—Hola...— Su voz sonó más bajo de lo que le hubiera gustado.

— ¿Vamos a mantener ya una conversación civilizada o me seguirás huyendo como si tuviera algún tipo de enfermedad contagiosa?— Aquellas palabras le tomaron totalmente por sorpresa, causando que el rubor de sus mejillas se expandiera por toda su cara, y quizás debería darle las gracias por hacerle entrar en calor. La reacción que tuvo le causó gracia al contrario— Anda, ven, vamos a dar una vuelta— Tomó su muñeca proporcionando un tirón hacia la salida.

—Pero John me dijo que...— Fue cortado antes de que pudiera implantar alguna excusa.

— ¿Que compraras algo para picar? Le pedí que te dijera eso para conseguir acercarme a ti.

-¿Un plan de su amigo había funcionado bien? Irreal— Pensó, sin conseguir que el rubor de sus mejillas desapareciera.

Yuta volvió a tirar de él, aunque esta vez fue para dejarle a su altura.

— ¿Tanto frío tienes? Tienes las manos heladas— Mark únicamente asintió observando como el otro pasaba un brazo sobre sus hombros acercándolo a él, frotando sobre sus brazos para que entrara en calor— De pequeño siempre iba a la montaña con mis padres. Y había una cosa que me encantaba ver. Te mostraré— Dirigió la mirada hacia sus ojos, sin quitar la sonrisa que tenía formada en sus labios.

Caminaron durante unos escasos minutos hasta la puerta que les llevaba al patio exterior del hotel.

—Fíjate— Señaló con su dedo hacia el cielo, indicándole el centenar de estrellas que se ubicaba encima de sus cabezas— Esta era mi parte favorita de viajar a lugares como estos.

—No sabía que te gustaran este tipo de cosas— Consiguió vocalizar un par de palabras después de unos segundos en los que analizaba la situación.

-¿Cómo lo ibas a saber si cada vez que estábamos cerca terminabas o tirándome algo o cayéndote tú?— Rio dando con uno de sus dedos sobre la frente del menor.

—¡Ya dije que lo siento!— Proporcionó un leve golpe sobre el pecho del contrario, provocándole una carcajada.

Una carcajada que hizo que los músculos del cuerpo de Mark se destensaran y pudiera empezar a soltarse un poco más con el chico que tenía a su lado.

Y para sorpresa de Mark, pudo seguir perfectamente la conversación que había entablado Yuta. Y sólo ahí fue cuando se dio cuenta que quizás John tenía razón cuando le decía que exageraba un poco.

—Yuta, realmente me parece una buena idea que estemos aquí fuera, pero estoy comenzando a sentir como entro en hipotermia— Soltó una pequeña risita mientras el menor hacia una mueca pensativa.

—Tengo una idea mejor— Antes de que pudiera responderle, interesado en lo que fuera que se le pasara al mayor por la cabeza, sintió como sus brazos le rodeaban, acercándolo totalmente a él. Sintiendo el calor que emanaba.

A pesar de que Mark no era tan bajito, pudo apoyar perfectamente la cabeza sobre el hombro del contrario, recibiendo caricias múltiples tanto en su espalda como en su cabello. Cerró los  ojos relajándose totalmente, y aunque el frío que sentía no había desaparecido del todo, era como si una ola de calor les estuviera rodeando.

Y ambos perdieron la perspectiva del tiempo, sin tener claro cuánto tiempo pasaron abrazados contra la barandilla de la terraza, intercambiando de vez en cuando alguna que otra palabra mientras las caricias no cesaban.

Mark daría lo que fuera por quedarse apoyado en su hombro mientras le mimaba y susurraba frases en su oído.

—Por cierto...— Fue Yuta quien rompió el silencio esta vez— ¿Cómo es eso de que te gusto?

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora