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Una gota. Dos gotas. Tres gotas. Todas cayendo sobre el cabello de Mark, quien cerró los ojos maldiciendo por lo bajo. ¿Dónde estaba el novio perfecto de las películas que aparece con un paraguas para recogerle e ir juntos de la manito bajo la lluvia románticamente? No existía, y quizás debería dejar de pagar la suscripción de Netflix.

La lluvia comenzó a hacerse más fuerte, algunas gotas cayendo abruptamente contra su cara. Comenzó a andar más rápido, sus ansias por llegar al lugar en donde trabajaba aumentando al mismo ritmo de la lluvia. ¿Por qué no había cogido un paraguas o alguna chaqueta con gorro para protegerse si en las noticias habían anunciado que llovería durante todo el día? Desconocía la respuesta, pero sí sabía lo estúpido que era por salir con rapidez sin detenerse a mirar ciertos detalles que le serían útil más adelante.

Estaba tan centrado en quejarse de su mala suerte que no se percató de que ya estaba delante de la cafetería. Abrió la puerta rápidamente, maldiciendo nuevamente, aunque esta vez en su cabeza, por ver a su jefe mirándole confundido desde el mostrador. Yuta pocas veces hacía acto de presencia en el establecimiento tan temprano, usualmente venía después de la hora de comida.

—¿Mark? ¿Estás bien?

—¿Que si estoy bien? Claro que no, estoy calado hasta los huesos y, como si no fuera poco, he causado una mala impresión— Pensó, sin embargo, las palabras se quedaron estancadas en su garganta.

—Sí, gracias por preguntar— Se vio forzado a mostrarle una amplia sonrisa, pero Yuta observaba sus ganas de morirse reflejadas en aquel gesto.

—¿Tienes ropa en tu casillero?— Preguntó nuevamente mientras apoyaba una mano en su hombro.

Mark suspiró, aguantando las ganas de darse cabezazos contra la pared hasta que quedara su cabeza hecha trizas.

—No, justo ayer la retiré porque iba a salir después del trabajo— Se sinceró, tragando saliva nervioso.

—No te preocupes, te prestaré algo— Sonrió amablemente, separándose del contrario mientras se dirigía a la zona del personal— Ven, no creo que te quieras cambiar delante de los primeros clientes del día.

—Buen punto— Se soltó un poco más cuando estuvo completamente seguro de que no había ni un rasgo de molestia en la cara del adverso

Yuta había abierto la cafetería, junto a Sicheng, como un proyecto de la universidad. Ambos eran unos años mayor que Mark, y a diferencia de muchos jefes, no tenían el ego subido por las nubes al ver que el negocio funcionaba tan bien. Según habían comentado una noche, en la que salieron todos a cenar, fue uno de los tres proyectos que tuvo más éxito, y gracias a ello obtuvieron una beca.

Mark también estaba agradecido de que las cosas fueran tan bien, dado que con el dinero que ganaba podría cubrir sus necesidades básicas y algunos gastos escolares. El local estaba ubicado en el centro de Seúl, no tan lejos de la universidad de sus jefes, era una zona transcurrida y la bonita decoración llamaba la atención de multitud de personas.

—¿Se te olvidó coger un paraguas?— Preguntó curioso mientras entraba a la oficina que compartía con Sicheng, dirigiéndose al baño y dándole, al momento, una toalla.

—Sí, no sé en que estaba pensando— Soltó una pequeña risita mientras se secaba el pelo y la cara.

—Te noto cansado, ¿prefieres quedarte hoy en la caja y vas cobrando tú? Seguramente cerremos antes— Mark le miró mientras buscaba algo de ropa para prestarle.

—¿No te causa molestia? No he dormido bien esta noche, me acosté muy tarde terminando un trabajo de final de trimestre— Suspiró envolviéndose con la toalla, buscando entrar en calor.

—Claro que no, ya te he dicho que si algún día necesitas faltar por el motivo que sea, me llames, da igual la hora, te atenderé— Chasqueó la lengua, girándose para ofrecerle un pantalón negro y una sudadera de un color rojizo que le había visto utilizar en un par de ocasiones— Quizás te quede algo grande.

—No importa, bastante has hecho por mí— Reconoció tomando la ropa— Y tendré en cuenta eso para más adelante, gracias— Esta vez, la sonrisa que se formó en su rostro fue sincera, y Yuta no pudo evitar sonreírle de vuelta, no era la primera vez que pensaba que la sonrisa del chico era preciosa, y tampoco sería la última.

—No es nada, puedes usar el baño de aquí, te espero— El menor únicamente asintió, dirigiéndose al lugar que le había indicado.

Se tomó un par de minutos en secarse correctamente, no quería mojar la ropa que le habían prestado. Cuando se alistó, se miro al espejo, a decir verdad, no le desagradaba o incomodaba la idea de portar la ropa del otro. Su perfume estaba unido a la ropa, así que fue fácil sentirlo, y Mark se preguntó en ese momento si al abrazarle se podría sentir de la misma manera.

A pesar de que mantenía una buena relación con todos los que trabajaban ahí, Yuta era la persona con la que más había entablado relación, tanto dentro como fuera del trabajo. De vez en cuando se escribían, preguntándose por cosas de sus carreras, o interesándose sutilmente por la vida personal del otro, desde amistades hasta problemas que tenían y que habían hablado recientemente.

—Lo más probable es que mi ropa esté seca para cuando me tenga que marchar, te devolveré esto en cuanto sea la hora— Informó mientras salía del baño.

Yuta clavó los ojos sobre la delgada figura de Mark. El menor era alguien con unas facciones delicadas y que le hacían lucir increíblemente bien, llevase lo que llevase, la belleza relucía por cada poro de su piel, no había persona a la que no le arrancara un suspiro, y Yuta no iba a ser menos. Por otro lado, la idea de verle llevando su ropa le había gustado más de lo que estaba dispuesto a decir en voz alta.

—No te preocupes, puedes quedártela para volver a casa, dámela en otro momento— Antes que Mark pudiera terminar de pronunciar el "pero" que estaba saliendo de sus labios, Yuta se incorporó tirando de su brazo hacia fuera, al grito de "a trabajar".

Al ser un día lluvioso tenían menos clientela, pues las personas optaban por quedarse en sus hogares, y esto les benefició porque pudieron cerrar una hora antes de lo previsto.

Mark terminaba de recoger sus cosas, a paso lento, su cabeza dolía debido a las pocas horas de sueño. Tan sumido en sus pensamientos que no se percató de que su jefe le estaba llamando, así que cuando este apoyó una de sus manos en su brazo no pudo evitar pegar un leve brinco.

—Si que necesitas descansar— Reconoció soltando una pequeña risa— Sicheng ha traído el coche, ¿te vienes con nosotros y te acompaño hasta casa? Ahora no llueve, pero no tardará en volver a comenzar. No quiero que se resfríe uno de mis mejores trabajadores— Ante aquel cumplido, se sonrojó ligeramente.

—¿No le ocasionaré problemas a Sicheng?— Preguntó, con dudas de si aquello era una buena idea o no.

—Que va. Puede ser un tanto tímido y callado a veces, pero no quita el hecho de que le caigas bien. Venga, vamos, no quiero que se nos haga más tarde— Dicho esto, tomó la mochila de Mark, usándola de comodín para que este le siguiera sí o sí.

El camino fue bastante entretenido. Dejando de lado los temas sobre el trabajo, se centraron en disfrutar de la presencia del otro.

—¿Quieres pasar un rato?— Cuestionó Mark una vez habían aparcado frente a su departamento.

—Lo siento Markie, tengo un plan ya hecho y no puedo llegar tarde. Pero creo que a Yuta no le importará quedarse un rato— Le observó por el retrovisor con una pequeña sonrisa en sus labios. Por otro lado, Mark observó directamente a Yuta, esperando su contestación, un tanto ansioso.

—La verdad es que me encantaría pasar un rato contigo a solas— Declaró, sin poder contenerse a guiñar uno de sus ojos.

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora