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Una de las cosas más difíciles de trabajar en la industria de la música era el poco tiempo que se poseía para realizar aquellas actividades que te gustan, o simplemente para estar un rato a solas con tu pareja o amigos, descansando y alejado de los ojos de todos. Por eso, Mark y Yuta cada vez que tenían un rato libre, por muy pequeño que pudiera ser, lo aprovechaban para escaparse de las responsabilidades y disfrutar de la intimidad que no disponían en horas de trabajo.

Esta vez, gracias a una mala planificación de su agenda, se les brindó la oportunidad de tener un día totalmente libre, aunque esto también traía problemas, pues tendrían que mezclar las actividades atrasadas con las ya previstas. Sin embargo, eso les dió ciertamente igual, porque con tal de poseer unas horas en las que sólo estuvieran ellos dos sacrificarían lo que fuera.

—Taeyong ha dicho que las actividades se pasarán al día 15— Informó Mark mientras hacía acto de presencia en la habitación de su pareja.

—Entonces serán más horas en las que pueda estar contigo sin separarnos ni un minuto— Esbozó una de sus características sonrisas, impregnada en diversión. Agarró la mano de Mark, tirando de él para ubicarle en su regazo, rodeando su cintura con ambos brazos. El menor suspiró, feliz mientras se aferraba a sus hombros.

—Hacía mucho tiempo que no decías eso— Hizo un pequeño puchero que en cuestión de segundos fue besado por el contrario.

—Porque hacia mucho tiempo que no teníamos un descanso como este— Se sinceró dejando otro beso, pero esta vez en su mandíbula.

Mark cerró los ojos ante el tacto de sus suaves labios. Era incapaz de pronunciar algo con coherencia, pues lo único que salía de sus labios eran cortos suspiros, ocasionados por lo bien que se sentían los lentos besos que le regalaba Yuta. Sin embargo, a Yuta le gustaba jugar con su estabilidad, tanto emocional como física, y aunque al principio sólo dejaba pequeños picos en distintas zonas, como su mandíbula o comisuras, cambió totalmente la forma de hacerlo, deslizando los labios por su cuello, jugando a dejarle pequeñas mordidas o suaves chupones que apenas serían visibles en un par de horas, aunque quisiera marcarle de otra forma sabía que tenía que ser cuidadoso o eso les traería problemas a los dos. Mark enterró sus dedos en el cabello del contrario moviendo sus caderas para quedar más cerca de él.

—No sabía que tenías tantas ganas de que estuviéramos a solas— Bromeó el mayor, riendo contra la piel de su cuello, causando en el adverso un cosquilleo que le recorrió de pies a cabeza.

—Y yo no sabía que prefirieras hablar antes de besarme— Un resoplido molesto escapó de sus labios, y Yuta tuvo que morder su labio para reprimir la risa que quería soltar, bien sabía la poca paciencia que poseía su novio cuando no le daban lo que quería, pero en esta ocasión no le complacería como solía hacer.

Agarró firmemente su cintura, sus manos adentrándose por la ancha camiseta que portaba, recorriéndole con la yema de los dedos cada centímetro de la piel, trazando figuras sin sentido, deteniéndose en aquellas zonas donde sabía que era más sensible. Sus manos se sentían tan cálidas que Mark percibió como una ola de calor se extendía por todo su pecho.

Yuta descendió, una vez más, los besos, siendo ahora su clavícula atacada. Y Mark, que comenzaba a desesperarse, tomó las mejillas de su pareja entre sus manos, estampando los labios contra los suyos, iniciando de este modo un beso algo torpe. Al principio el contacto fue totalmente suave, ambos con un ritmo lento, disfrutando, pero Yuta mordió su labio inferior, introduciendo su lengua, y el mayor, como si necesitara más, se apoyó contra él, besándole con exasperación, como si estuvieran compitiendo por ver quién guiaba el beso. Se permitieron separarse un par de segundos, en donde sus respiraciones se entremezclaban e intercambiaban miradas de vez en cuando, con una pequeña sonrisa incrustada en el rostro. El mayor capturó su labio inferior con los suyos dándole un beso más corto, transportando sus manos hasta la parte baja de su espalda, arrimándolo más contra si mismo.

—No hay una cosa de ti que no me encante— Murmuró Yuta descansando la barbilla sobre su hombro— Amo cada parte de ti, ¿sabías?— Depositó un beso en esa zona, acompañándolo de un par más antes de volver a hablar— Me siento la persona más afortunada de este mundo al saber que te tengo de novio, que te puedo besar siempre cuando quiera y decirte lo increíble que eres— Alzó la cabeza, aprovechando para observarle a los ojos— Cada momento que estoy a tu lado, y estamos tú y yo únicamente, no sabes cuánto los valoro.

—Aceptar salir contigo no fue tan malo como pensaba que iba a ser— Rió dejando un beso sobre uno de los hoyuelos que se le marcó al reír con sus palabras, mirándole con amor y lujuria, una mezcla que podría usarse para definir cómo era su relación. Volvió a tomar su rostro, rozando sus narices en un gesto cariñoso— Y una de las mejores cosas de que estemos juntos es saber que soy la única persona que puede saborear tus labios, ¿sabías que besas de maravilla?— Aunque el tono utilizado le indicase que era una broma, sus palabras eran totalmente sinceras. Yuta con un sólo beso te podía transmitir lo que sentía al momento, era como si hablara sin necesidad de pronunciar palabras, ajustando cada beso a cada situación.

Después de esa pequeña conversación, juntaron sus labios una vez más, acariciando cada parte del cuerpo del otro. El tiempo podía pasar, podía anochecer, pero nada ni nadie les haría separarse de aquella sesión de atención que necesitaban tener.

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora