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⚠️Contenido +18⚠️

Mark sintió los dedos de su novio bailar sobre su espalda, dándole caricias irregulares, removiéndose al momento de sentirlas, desesperezándose del todo. Giro la cabeza hacia el lado en donde estaba su reloj sobre la mesilla de noche, suspirando al ver que solamente eran las siete de la tarde.

—¿Te he despertado?— Preguntó Yuta, empleando un tono de voz suave y cuidadoso, mientras se acercaba a dejar un beso encima de sus labios. Mark negó, sentándose mientras se frotaba los ojos con las palmas de las manos.

—No estaba dormido del todo, pero si logré descansar— Contestó estirándose. Había sido un día muy agotador para él, estuvo con exámenes prácticamente durante toda la mañana y parte de la tarde, y agradecía que su novio siempre le mimara con tanto cariño y cuidado, todos sus músculos se destensaron al sentir como el otro le acariciaba sin parar ni un segundo.

Yuta no respondió a lo que había dicho, simplemente llevó las manos hasta su cadera, arrastrándole hasta que quedase sentado encima suyo. Mark sonrió, rodeando su cuello mientras jugaba con su cabello con una mano y la otra le proporcionaba roces delicados, tomando entre sus dedos la cadena que ambos compartían.

—Cuando estaba a punto de entrar a hacer los exámenes, tenía ganas de acabarlos ya para venir a casa y poder estar contigo de esta manera— Esbozaron una sonrisa sincera, y Yuta no tardó en rodearle con sus brazos, introduciendo las manos por debajo de su camisa para seguir con las caricias, aunque esta vez fueran directamente piel con piel, Mark se estremeció al sentir como le recorría de arriba a abajo sin siquiera detenerse, aunque él no se quiso quedar atrás y deslizó las manos por dentro de la camisa opuesta, palpando la piel de su abdomen, pasando por donde él quiso sus manos, bien sabía que Yuta no se quejaría de eso, al contrario, se lo agradecería más adelante.

El mayor juntó sus belfos, y aunque en un principio estaba siendo un beso lento y sin ritmo, fue cuestión de segundos que cambiara a uno más brusco y descuidado, dándole mordidas descuidadas a su labio inferior. Le pegó más a él, si es que eso fuera posible, mientras que una mano descendió hasta el borde de su pantalón, introduciéndose por este para tocar a su gusto, pero eso no fue suficiente para ninguno de los dos, por lo que en respuesta Yuta pasó la otra mano de su cadera hasta su glúteo , sintiéndose con la total libertad para poder moverle fácilmente sobre su creciente bulto, y Mark no pudo sentirse más bendecido cuando empezó a hacer lentos vaivenes sobre esa zona, se sentía tan bien que tuvo que cortar el beso para dejar salir el suspiro caliente que estuvo conteniendo desde hace un rato. El contrario dirigió la mirada hasta sus labios, eran totalmente bonitos, ni tan finos, ni tan gordos, simplemente perfectos para él, y su imaginación voló al pensar en donde podría tenerlos próximamente. Mark era consciente de sus pensamientos, por lo que decidió jugar un poco con él, humedeciendo sus labios lentamente, esbozando una pequeña sonrisa victoriosa al ver que provocaba que su novio se pusiera más caliente. 

—Sabes que no voy a poder contenerme como sigas con esa actitud— La aspereza de su voz, y el timbre ronco y excitado que mantenía hizo que su cabeza diera vueltas.

—¿Qué actitud?— Optó por hacerse el tonto, acomodándose un poco más sobre él, y por ende, brindándole la oportunidad de que ambos miembros volvieran a rozarse en un movimiento rápido. Mark pudo tragarse el gemido que anhelaba con salir de su boca, pero Yuta no se cortó, y el gruñido que salió desde lo más profundo de su garganta le hizo estremecer.

Cada movimiento que Yuya tenía con él era pensado detenidamente, y Mark sabía que su único propósito era torturarle hasta que fuera él mismo quien le pidiera por más, y aunque a veces odiaba rebajarse tanto, no le quedaba de otra si quería sentirle dentro, porque por mucho que su novio también lo deseaba, no le daría nada si él no pronunciaba en alto y de forma clara las cosas.

Mark jadeó de sorpresa al sentir algo frío en su entrada, acompañado del dedo de su novio trazando círculos. No sabía en qué momento había ocurrido eso, pero sentía ganas de maldecir al cielo por tomarle por sorpresa.

—Eres un hijo de puta— Fue lo único que pudo pronunciar con seguridad y firmeza, acurrucándose en su hombro, su frente estando apoyada en esta zona.

—Deberías cuidar tus palabras o esta noche no vas a poder liberar el estrés del día— Mark sabía que significaba eso, y no iba a permitir no poder obtener su propia satisfacción por mantener su orgullo delante de él.

—Hazlo— Demandó, y con las manos algo temblorosas fue desabrochando la camisa de su novio lentamente, sin despegar la cabeza de la zona en donde se había recostado anteriormente.

—Lo haré cuando yo crea oportuno— Respondió sintiendo como el otro bufaba frustrado.

Estuvo vacilándole por un par de minutos, sin llegar a dar un paso más que le llevase directo al cielo. Los labios del mayor fueron llevados a la oreja de su amado, depositando un húmedo beso detrás de esta, acompañado de un susurro que provocó que el contrario pusiera los ojos en blanco, dejando que su cabeza creara imágenes con las palabras que Yuta había murmurado bajo. Y de un momento a otro, Mark contuvo el aliento, dado que uno de los dedos de su pareja se introdujo en él. El aliento cálido y pesado de Yuta chocó contra su cuello. Y quien estaba recibiendo todo ese placer no pudo contener un gemido cuando fue moviéndose en su interior, su cuerpo temblaba, esperando a obtener más. 

Yuta tenía varias maneras de quitarle el estrés y mimarle mientras estaba acurrucado en él. En lo que el placer y la satisfacción le recorría por cada poro de su piel, pensó que había veces en las que odiaba caer tan rápido a los pies de Yuta, pero bien tenía claro que al final del día, agradecía tener un novio así, que compartiera los mismos gustos que él, y que estuviera dispuesto a probar y descubrir cosas nuevas que pudieran ser del agrado de ambos.

30 days 🍉YuMark🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora