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______ se despertó al oír un ruido, se estiró en la cama y de repente fue consciente de lo ocurrido la noche anterior. No se atrevía a mirar, pero lo hizo, estaba sola en la cama. ¿La había abandonado?
Oyó de nuevo un ruido, fuera alguien estaba abriendo los armarios de la cocina.

Jimin buscaba algo qué desayunar, qué mujer. ¿De qué se alimentaba? Pues aparentemente estaba bastante bien formada y como había comprobado estaba jugosa, mmmm. Déjalo, busca el puto café.
Al final lo encontró, destapó el bote y comprobó que era de ínfima calidad, bueno nadie es perfecto, preparó una cafetera y mientras esperaba que el agua caliente se convirtiera en pseudo café pensó en que su primer regalo sería un buen café, de calidad, si pensaba pasar de nuevo aquí la noche, pero no del mismo modo, claro está, por la mañana necesitaría un café decente.
Se sorprendió al ir a agarrar una taza del armario que no había dos iguales. ¿Sería a una nueva moda en vajillas? A su madre la daría un patatús, todo siempre tenía que estar conjuntado y él había adquirido esa rareza. Bueno, qué más da, escogió una y se sirvió el café, podía haber sido peor, si ella no tuviera una cafetera.
Mientras daba pequeños sorbos al café no pudo dejar de sonreír, de forma algo cínica, ahí estaba él, a las ocho de la mañana, con unas ojeras elocuentes, semi vestido con el pantalón y la camisa del esmoquin, en la cocina de una mujer a la que deseaba de forma casi dolorosa, tomando un sucedáneo horrible.
Lo gracioso iba a ser cuando llegase al hospital, tenía que ser rápido y llegar a su consultorio donde poder cambiarse, ya que podía ser objeto de chismes al verlo aparecer a esas horas vestido de esmoquin. Todos supondrán que ha pasado la noche fuera, seguramente con una mujer, en la cama y estarán en lo cierto.

No consumió todo el café, arrojó por la pila casi la mitad, recogió la cocina y lavó la taza que había usado.
Después se puso la chaqueta, guardó la pajarita en el bolsillo y se dispuso a marcharse.
Justo en el momento de acercarse a la puerta se detuvo, no estaba actuando bien, ______, probablemente seguiría dormida, pero podía despedirse de ella, era lo correcto.

Entró con cautela en el dormitorio y la vió allí, tumbada de espaldas, con un brazo estirado y el otro doblado sobre sus ojos, como tapándose de la luz. Curiosa forma de dormir.
La tentación de apartar las sábanas y contemplarla desnuda era demasiado fuerte, y el tiempo de que disponía demasiado escaso, así que se acercó, se inclinó y depositó un suave beso en los labios, un roce, una caricia.

—¿Te vas? —Le preguntó ella apartando el brazo de sus ojos y mirándolo.

—Sí, tengo que estar en el hospital antes de una hora. —Pasó la mano por su mejilla—. Duerme, es temprano —dijo con ternura.

—Pero…

—Shhhh. —Puso un dedo en los labios— descansa.

Jimin se levantó y la dejó sola.
Ni un te llamaré, ni un te veo luego, ni nada de nada. No lo culpaba.

Oyó cerrar la puerta de su departamento y fue como si se la hubieran cerrado a ella en las narices.
Jimin se había comportado como todo un caballero, pero nada más. Aún así reflexionó, durante unos instantes se había dejado llevar, le había susurrado al oído promesas de alto contenido sexual que jamás, nadie había pronunciado para ella, solo pensar en hacerlas realidad era acercarse al éxtasis.
Pero viendo esa posibilidad quedaba descartada. Vale, Jimin podía ser lo suficientemente fogoso y provocador como para excitarla pero también lo suficientemente caballero y discreto como para dejarla sin decir nada.

Cuando minutos, horas, o qué se yo después sonó el teléfono ______ lo agarró de mala leche, estaba en un modo dormilona, descansando; miró de reojo el despertador, casi las once de la mañana.

그렇게 쳐다보지마 [🄰🄳🄰🄿]★☆★☆ Jimin メ _____☆★☆★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora