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Durante los dos días siguientes _____ creía estar a punto de perder la cordura. Las horas en el hospital pasaban con la misma lentitud de siempre pero Jimin no había pasado a verla. ¿Por qué?
No creía que él fuera tan cobarde como para ahora mostrase tímido o peor aún arrepentido de lo sucedido dos noches atrás. Pero aún así… le hubiera gustado que se presentara en la habitación con su habitual toque de mandamás.

Durante esos dos días se había resignado y llevaba lo mejor que podía las diferentes pruebas a las que debía someterse, tanto si la gustaban como si no. Quedaba claro que por prescripción del doctor Park, pero aún así hubiera resultado más estimulante que él hubiera estado presente y sobretodo picarlo un poco y llevarle la contraria.
Eso sí que era gratificante, sobre todo porque cuando ambos se enzarzaban en una discusión se terminaban divirtiendo con los ataques verbales. ¡Sí! Y si además él volvía a rematar la faena con un beso incendiario, pues mucho mejor.
Ella lo intentaría pero tenía tres cosas en contra, a saber: primera desde la inmovilidad de la cama las posibilidades de acecharlo eran escasas. Segunda, ella no era tan atrevida como DaMi, le daría un soponcio si él rechaza ese supuesto avance y tercera, lo más importante, Jimin no aparecía por ninguna parte.
Se obligó a sí misma a pensar en otra cosa, pero lo cierto es que sus hormonas la estaban poniendo en un aprieto, si estuviera en casa y ante la nada apetecible perspectiva del celibato podría optar por el plan B, su fiel vibrador, regalo de DaMi, naturalmente; pero pedir a su amiga que se lo trajera al hospital le parecía muy fuerte, sin contar, por supuesto las bromas de esta.
Y por no mencionar la posibilidad de que cierto doctor interrumpiera su sesión de sexo solitario a cualquier hora de la noche. Claro que mirándolo bien él no podría negarle eso, no había visto ningún cartel en el hospital con un consolador dentro de un círculo rojo y tachado. O… unirse a ella. Eso sí estaría bien.
No, por el momento aguantaría. ¿Cuánto? Eso era impredecible.

—¡Hola cariño!, por fin estoy aquí.

—Hola —dijo desanimada—. ¿Qué tal tu viaje de negocios?

—Genial, he conseguido que me encarguen la organización para la presentación de… ¡Tachan! ¡Cosméticos Green!

—¡No!

—¡Sí! —chilló—. Será algo fabuloso y por supuesto tú tienes que venir.

—DaMi, te lo agradezco pero te recuerdo que no estoy aquí precisamente por voluntad propia cierto médico tiene control sobre mí.

—¿Y eso es malo o bueno?

—No lo sé. —Se encogió de hombros.

—Te veo muy desanimada.

—Y nerviosa. ¿Podrías cerrar bien la puerta y abrir la ventana?

—¿Para?

—Para disfrutar de un cigarrillo de tranquilidad.

—¿Y qué mierda ha pasado con los que te di?

—Pues…

—¡Te pillaron!

—Más o menos.

—Joder, mira que te lo advertí, y odio utilizar esa frase, que conste.

—No soy estúpida, yo no esperaba que a esas horas apareciese el doctor Park.

—¿Jimin? Eso suena interesante. —DaMi se quedó pensativa—. Pero bueno, aún tenías medio paquete si no recuerdo mal.

—Me los confiscó —dijo abatida.

—Pareces una principiante, seguro que lo dejaste a la vista, como si lo viera, fumando en trance.

—No soy idiota, me pilló desprevenida e hice lo que pude para salvar la situación.

그렇게 쳐다보지마 [🄰🄳🄰🄿]★☆★☆ Jimin メ _____☆★☆★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora