XXVII LOLA.

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NARRADOR EN TERCERA PERSONA.

Las horas pasaban y parecía que la libertad cada vez estaba más lejos.

Llorado y asustada, la rubia se removía en su lugar haciendo sonar las cadenas contra el metal de las tuberías.

—Charlotte—su voz tembló al llamar a su hermana.

Desde el día que desapareció deseo verla de nuevo. Rezaba día y noche a Dios para que trajera a su hermana sana y salva. Su pecho ardió en cada azote que presencio, se sintió realmente mal al saber que todo el tiempo que estuvieron separadas, la castaña sufrió muchísimo, y aún más por la impotencia de no poder defenderla.

—¿Tu mataste a esas personas? —el solo pensar que su sangre había quitado vidas, le hacía estremecerse.

Ninguna respuesta.

—Charlotte, por favor—rogo con desasosiego—. Quiero verte, ahora que te tengo cerca. No sabes lo mucho que sufrí al no estar a tu lado.

La nombrada, que escuchaba las palabras de su hermana con atención, sintió una pequeña electricidad. Al igual que Fleur, ella deseaba día y noche ver a su hermana, pero ahora que la tenía a pocos metros de si, quería que desapareciera como polvo en el viento.

—No me hagas esto—insistió la rubia—. Dime que estas bien, dime que no te sientes enojada conmigo.

El corazón de Charlotte dolía ante las palabras de su hermana, no le cabía en la cabeza el hecho que ella se culpara. No era así. La rabia, la tristeza y la felicidad de ver a sus seres amados se combinaron en una dando así a el deseo de matar a cada persona que tratara de lastimarlos. Sentía el calor en su cuerpo de solo imaginar el hecho de acabar con vidas.

—¿Por qué debería estar enojada? —su voz salió ronca por su garganta reseca—¿Para qué quieres verme? Te hago un favor al no mostrarme ante ti ¿Crees que estoy bien?

Los sentimientos de Charlotte se habían esfumado desde el momento que vio su sorpresa. Deseaba haber sentido felicidad de tenerlos cerca, deseaba haber llorado de la tristeza, deseaba haberse enojado. Pero las cosas no fueron así, solo sintió como si sacaran el corazón de su pecho y lo hubieran exprimido todo dejándolo gris, para volverlo a meter.

—No. Me lastimas al no dejar que te vea—trataba de convencer a Charlotte.

—¡Solo cállate! ¡No quiero oírte! —grito frustrada.

El llanto de Fleur resonó por el lugar. Imaginaba que cuando viera a Charlotte se abrazarían y todo volvería a ser como antes, pero la reacción de la nombrada fue totalmente diferente.

La habitación quedo en silencio y el fuerte golpe de la puerta estrellar contra la pared lo hizo saltar a todos.

—¡¡¡Suéltenme hijos de gran puta madre!!! —Charlotte levanto la cabeza a escuchar la voz. Sabia de quien se trataba.

Cameron, el adolecente estaba siendo entrado a la fuerza por un hombre de mascara de lobo.

—Cállate, escandaloso—le ordeno el fortachón—¿Dónde quieres estar? ¿Con los nuevos? —señalo a los cuatro chicos atados—O ¿Con la putita? —señalo a la encadenada en un rincón.

—Putita tu abuela, prostituto de cuarta—se defendió con insultos.

Cameron giro su cabeza hacia el lugar donde provenía la voz. La tristeza lo inundo por completo.

—Con ella...—susurro.

El hombre lo empujo hasta allá y lo ato a un tubo grueso que salía del suelo.

INEFABLE. ( Pierce y Mason x Female)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora