XXXVIII EL BEBE.

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CUATRO MESES ANTES DE PSIQUIATRICO.

NARRADOR EN TERCERA PERSONA.

Tiro las zapatillas de ballet por los aires y ahogo un grito entre sus manos. Charlotte se tiró al pasto enojada y cubrió su cara con sus dos manos, mientras hacia un berrinche, girando de izquierda a derecha en el pasto, y moviendo sus piernas exageradamente mientras se quejaba.

En dos días eran las competencias nacionales y por los nervios que sentía, ahora no podía hacer ningún salto de manera correcta. Y ahora no podía romper las zapatillas.

Estaba más que enojada.

—¿Vas a llorar? —Mason hablo inclinándose hacia adelante con las manos en su cintura y negando con una expresión burlona.

> ¿En qué momento llegó? < Pensó Charlotte.

—Ándate a la puta mierda Mason—respondió con rabia.

No estaba de humor para aguantarse al pelinegro de ojos exóticos. Y mucho menos después de que la obligara a comer y la mantuviera encerrada por dos horas, para que no fuera al baño a expulsar todo lo ingerido.

Seguía molesta, porque desde el momento en el Mason se enteró de lo que hacía —dos semanas aproximadamente—, no se separaba de ella en las horas de la comida. Hasta la cuchareaba con tal y que dejara el plato limpio.

Claro que no fue fácil para Mason, porque no solo tenía que luchar con Charlotte, sino que también con su ego y orgullo, tomados de la mano.

—Ven y bésame—su orden no fue acatada.

—No.

—No te estoy preguntando si quieres, lo vas a hacer.

Charlotte se reincorporo y se puso delante de Mason diciéndole con la mirada "Quiero ver que lo intentes". Una sonrisa se formó en el rostro del pelinegro y este tomo impulso para tomarla de la cara, pero Charlotte fue más rápida y se agacho corriendo a unos cinco metros de su novio.

Aun de espaldas Mason soltó una risita, cerrando sus ojos preguntó:

—¿Sigues molesta?

Que le importa, sapo—hablo en español y Mason carcajeo al saber que significaba.

Giro su cuerpo para ver a la castaña e hicieron contacto visual. Ninguno de los dos iba a quitar la mirada. Mason por ser un ególatra y narcisista, y Charlotte porque amaba retarlo de esa manera. Hacerlo enojar. Negarle el hecho de poder tocarla o si quiera tocarla. Amaba hacerlo enojar.

—Bien—alzo sus hombros e hizo una mueca desinteresada—. Iré a tu habitación, sigue revolcándote en el pasto, como perro con pulgas.

Ofendida, Charlotte puso una mano en su pecho y abrió su boca exageradamente como si fuera a insultarlo hasta decirle, de que se iba a morir.

—Bien—imitó—, yo que te iba a perdonar si me hacía un oral.

Mason camino hacia la puerta trasera dispuesto a irse, sabía que Charlotte le estaba manipulado, y eso lo prendía más. Pero esta vez no iba ceder como las anteriores.

—Ve y pídeselo a Pierce.

—Qué hijo de puta—refunfuño Charlotte entrecerrando sus ojos y moviendo su cabeza levemente en forma de negación.

Una idea paso por su cabecita y sonrió para sí misma, moviéndose rápidamente hacia el interior de la casa.

Aún tenía el uniforme de su colegio, que consistía en una falda verde militar, chaleco de lana del mismo color, y una camisa manga corta de color blanco hueso.

INEFABLE. ( Pierce y Mason x Female)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora