cap 16

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Era fin de semana por lo cual yo no debía ir a la academia, sin embargo, tenía que acomodar algunas notas y cosas así, por lo cual, tenía toda mi atención en la laptop.

Ya teniendo todo listo; guardo el documento y luego apagó el aparato.

—Tía, hola, ¿Puedo entrar? —Dijo Sheyla la cual estaba parada al otro lado de la puerta de mi habitación.

—Adelante —le dije. Luego ella entró—. ¿Qué sucede?

—Bueno... Es que Hanna nos invitó a Ángel y a mí a su casa para ver una película, ¿Puedo ir?

—Sí, puedes ir —le dije y ella sonrió.

—Hanna también quiere que tú vayas —ella se sentó en una esquina de mi cama. Luego acomodó su cabello detrás de su oreja.

—No, yo no iré —le dije dejándole claro mi decisión.

—Yo le dije que si iríamos.

—¿Antes de decirme? —le dije arqueando mi ceja.

—Sí —confesó con una sonrisa tímida—. Vamos, pasa un rato diferente. Veamos esa película con ellos.

—No. Capaz y vuelvo a dormir con ella —negué con la cabeza.

—¿Qué tiene de malo eso? No es la gran cosa —dice para acercarse más a mí— Aún no comprendo tu miedo a sentir cosas por Hanna.

—No es miedo —solté un suspiro— es que simplemente se me hace incómodo estar tan cerca. Además, ya te he dicho que las mujeres no me atraen.

—Ese cuento de que no te atraen solo te lo tragar tú —me dijo soltando una sonrisa burlona—, en tu mirada se nota que amas estar cerca de ella.

_No es cierto, Sheyla. Ya deja de molestar —le dije ya irritada—. Puedes salir de mi cuarto y irte si quieres.

—No me iré sin ti —dijo con determinación en sus palabras.

Terminé yendo ya que Sheyla propuso un juego de piedra papel y tijeras. A lo cual, perdí, resignada no me quedó de otra más que venir con ella.

—Buenas tarde —dijo Sheyla al llegar a la recepción del edificio donde vivía Hanna.

—Buenas tardes —respondió el hombre encargado de la seguridad—. ¿Qué se les ofrece?

—Venimos a visitar a Hanna Aihara —le informó.

—Espere un segundo.

El hombre marcó un número en el teléfono que tenía a un lado y comenzó a hablar.

—Hola señorita Hanna... Aquí tengo a dos muchachas diciendo que vienen a verla. ¿Las dejo entrar...? Oh, perfecto, sí, como usted diga —colgó y nos miró con una sonrisa—, adelante, que tengan una linda tarde.

—Gracias señor —Sheyla le dijo con una gran sonrisa.

—Gracias —dije a secas.

Pudimos acceder al ascensor, salimos y llegamos a la puerta del apartamento de Hanna la cual estaba abierta.

—¿Hola? —Sheyla se asomó por la puerta.

—Holi —una voz familiar le respondió—, pasen.

Entramos y Hanna nos recibió con una sonrisa.

—Creí que no vendrías, Maki-sensei.

—Eso creía yo —suspiré aburrida—. Pero bueno, estoy aquí.

—Y eso me alegra —ella cerró la puerta—. ¿Quieren café? De todas formas hay que esperar a Ángel.

—Sí, yo quiero —le dijo Sheyla.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora