Cap 27

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Tengo un par de malas noticias... Esas palabras me hicieron estremecer.

—Doctor... Ella es huérfana, no tiene padres como tal, pero está su tutor... ¿Él sirve? —pregunté intentando no dejar ver mi miedo que me invadía en ese momento.

—¿Es mayor de edad? —asentí—. En ese caso le pido que lo llame.

Volví a sentir y me aleje un poco para llamar a Lorens.

—Hey, profesora ¿Qué tal? —respondió el alegre.

—Nada bien, por favor, dile a tu padre que Hanna está grave... Necesitan la presencia de él.

—¡¿Qué le pasó a Hanna?! —pregunto alterado.

—Te enviaré la dirección y se los explico cuando lleguen. Que tu padre no falte.

Después de media hora fue que el señor Agreste por fin llegó. Hasta entonces no nos quisieron decir nada con respecto a Hanna.

—Buenas tardes —dijo el señor Agreste cuando nos vio—. ¿Qué le sucedió a Hanna? —pregunto preocupado.

Yo le di un resumen de lo sucedido y él me miró enojado.

—Entiendo...

—Buenas ¿Usted es el tutor de la señorita Hanna? —preguntó el doctor al llegar. Tenía un par de documentos en su mano.

—Sí, soy yo, un gusto doctor —él le dio un apretón de mano—, ¿Cómo está ella?

—Bueno... —soltó un suspiro—. Tiene varias costillas rotas... Aparte de que han abusado sexualmente de ella... Temo de que ella pueda estar embarazada o haya sido contagiada de alguna enfermedad, pero esos resultados los tendré en un rato. Ella necesita transfusión de sangre, perdió demasiada, aunque por el momento está fuera de peligro ya que le hemos transferido un poco... Era nuestra única reserva aquí en la clínica. Así que necesitamos que traigan donantes lo más pronto posible si queremos mantenerla estable... —hizo una pausa—. Estamos aplicando tratamiento en ella para bajar la dosis de droga que pusieron en su cuerpo... Por suerte la trajeron a tiempo. Un poco más y su cuerpo no habría aguantado más.

—Dioses... —dijo Sheyla mientras me abrazaba.

—Hagan todo lo posible por mantenerla bien, yo me encargo de buscar los donantes... Solo no la dejen empeorar, se lo suplico —le pidió el señor Agreste—. Y a ustedes... —se dirigió a nosotras con un semblante terriblemente serio—. Gracias por traerla aquí y no dejarla morir... Aunque no lo demuestre, ella es importante y la considero una hija. Pero a mi esposa no le agrada la idea de tenerla en casa, por eso le he dado un apartamento... ¿Cómo puedo pagarle el que la hayan salvado?

—No tiene que agradecer o pagar... La traje porque ella también es importante para nosotras... —le dije—. Si me disculpa, avisaré a sus amigos para ver su alguno es el mismo tipo de sangre que Hanna.

Él asintió y yo fui a llamar.

Luego de un gran rato llegaron los muchachos con los donadores de sangre. Eran tres personas.

—Hanna ¿Cómo está ella? ¿Está mejor? —pregunto Scarlett con preocupación al llegar junto a nosotros.

—Tranquila... Por el momento está estable —le dijo Sheyla.

—¿Y Ángel?

—Un par de costillas rotas, pero nada más de que preocuparse.

Sheyla le respondía todas las preguntas a Scarlett, realmente yo no le quería dirigir la palabra.

—Maki —me habló el señor Agreste.

—Diga señor Agreste.

—Solo dime Francis —dijo y yo asentí.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora