Cap 34

22 1 2
                                    

Hanna y yo terminamos acostadas en su cama dándonos besos y caricias, ambas sin camisa ni sostén. Obvio ahí quedó todo... Ninguna de las dos estábamos listas para lo siguiente.

Miré los senos de Hanna y me sentí orgullosa de mi trabajo, pues, deje marcas en sus pechos, cuello y clavícula... Por otro lado, ¡Yo estaba peor! Las marcas que Hanna dejo en mi se veían mucho más.

Soy demasiado blanca y Hanna hace un muy buen trabajo.

Para ser sincera, siempre he creído que soy diferente a todos... Claro está que bien o mal, yo sigo en mi adolescencia, y por lo que tengo entendido, en esta etapa de mi vida mis hormonas deberían de estar como un panal de abejas alborotado. Pero no, la verdad es que nunca había sentido la necesidad de hacer eso, ni sola ni con nadie.

Y Hanna... Bueno, la confesión que que me dio respecto a lo que hacía conmigo en su mente. Con eso me queda más que claro que sí Hanna no hubiera tenido ese problema que tiene ahora, yo no siguiera siendo virgen.

—¿En qué piensas? —preguntó Hanna con cierta ternura. Ella pasaba su dedo por mi espalda, pues yo estaba boca abajo, y hacia cualquier figura en ella.

—En lo mucho que me has cambiado. —la miré y ella sonrió.

—¿Eso es bueno? —me miró divertida.

—Supongo que sí... Si no fuera así, yo no estaría aquí contigo.

—Vaya... —ella se arrimo más hacia mí y me abrazó dejando besos en mi nuca.

Se me puso la piel de gallina.

—Hanna... —dije en un susurro.

—¿Sí? —recostó su cabeza en la almohada dejando su cara a centímetros de la mía.

—Eso me da cosquillas jsjsjsjs.

—¿Ah sí...?

Ella quiso seguir con las cosquillas, pero puse mi rodilla en su entrepierna y comencé a frotarla contra Hanna.

Ella se mordió el labio y sentí como se iba mojando. No puedo explicar la satisfacción que sentí al ver su reacción, pero...

—Vaya, tengo hambre ¿Tú no? —le dije alejando mi rodilla con una sonrisa divertida.

—¡Maki! —me miró enojada.

—Ups. —me alcé de hombros y salí de la cama buscando por el suelo mi sostén y camisa para poder poner esos en mi cuerpo— tranquila, tendré más cuidado de no quemar nada.

—¡E-eres muy mala! —su carita estaba roja y su expresión era de enojo y cero satisfacción.

—Tenemos que comer.

Salí del cuarto y de una vez me recosté de la pared dejando salir un suspiro. Fijé mi mirada en la rodilla que use para acariciarla y sonreí como idiota al recordar su rostro en ese momento.

Mordí mi labio con una sonrisa en ellos y me fuí a cocinar... Ahora sin imaginar nada para no quemar nada.

Luego de terminar de cocinar llame a Hanna la cual salió solamente en sostén.

—Sabes, algún día te voy a hacer lo mismo. —dijo mientras se sentaba en la mesa y agarrar sus cubiertos para poder comer.

—¿Hacerme qué? —la miré con una sonrisa.

—Dejarte con las ganas... Ya verás, será mi venganza. —ella unió ambas— Itadakimasu. —dijo y empezó a comer.

Hanna siempre decía esa palabra antes de comer. Yo solté una risita.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora