Cap 73

28 3 4
                                    

Las cosas estaban pasando muy rápido y yo no tenía suficiente cabeza para pesar todo.

Siempre fuí muy calculadora, siempre precavida de que todo saliera bien. Me aseguraba de que todo fuera perfecto.

Y así era.

Al final todo siempre estaba a mi favor. De uno y otra manera todo se daba como yo quería...

Y es que en esta vida todo es el noventa y nueve por ciento trabajo y un uno por ciento de suerte. Si no trabajas, tal vez la suerte esté de tu lado, pero, claro que la suerte no lo es todo. Si ganas la lotería —que es suerte—, pero no sabes llevar el dinero solo se te irá como agua entre los dedos, y ahí es en dónde la suerte no te habrá servido de nada, porque no supiste trabajar tu parte... Por eso, siempre debe estar esa balanza del noventa y nueve y el uno por ciento.

«El trabajo duro es honrado, y el honor lo ven, y mientras todos lo vean, siempre tendrás oportunidad de ganarte a los demás».

Esas son palabras de mi padre, el cual siempre hacía notar su gran trabajo en todo, aunque algunos fueran trampas, pero esas trampas eran muy bien elaboradas.

«Musashi es un perfecto ilusionista». Y para eso no necesitaba de su poder, si no de sus estrategias.

Claro que yo aprendí todo eso y mucho más... Pero claro, un maestro nunca te enseñará todas sus técnicas.

Musashi tenía mucho más conocimiento que yo y esa era su ventaja.

Yo no conocía todos sus trucos.

Puedo presumir de haber aprendido todo lo que él me enseñó a la perfección, pero no de saber todo lo que él... Y ese era un gran problema. Musashi me conocía como a la palma de su mano, en cambio una parte de su cabeza era desconocida para mí.

No puedo negarlo, siento tanto miedo... Miedo de no poder salir de aquí. Miedo de perder a Hanna. Miedo de perder todo lo que construí. Miedo de no cumplir todo lo que imaginé.

Miedo de morir a manos de la persona que juré más nunca podría hacerme daño.

Las cosas no salen como queremos siempre.

Y aquí es donde me doy cuenta que ese uno por ciento no estuvo de mi lado.

—¿De qué valió todo mi esfuerzo junto a Hanna? —pregunté en un susurro para mí.

Me encontraba otra vez sola en esa habitación que me traía recuerdos. Musashi no estaba, tampoco Ishida y no sabía nada de Hanna desde hacía unas horas.

Ahora estando en este lugar, sola y en silencio pide pensar muchas cosas.

¿Por qué quise vivir si la vida en sí no tenía sentido?

Solo vivía para cumplir las órdenes de Musashi. ¿Por qué coño yo quería cumplir sus expectativas si nunca nada era suficiente para él?

Ahora mismo la única razón por la que quiero vivir es por Hanna, por mi hermosa asiática, la que le da color a mi vida.

De lo único que jamás me podría arrepentir es de conocerla, porque al final, ella me trajo paz, amor y tantas emociones nuevas que yo jamás había experimentado.

Flashback.

—Maki-sensei —dijo Hanna.

—Dime —respondí.

—¿Me amas?

—¿Qué clase de pregunta es esa, Hanna? —Le pregunté soltando una risa.

—Quiero saberlo.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora