Cap 75

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Me quedé muda cuando escuché un gemido de dolor y sangre caer al suelo.

Realmente había quedado en shock.

No...

No...

No...

—M-maki... —dije ahogada en lágrimas—. Maki...

—Ya, encierren a Hanna —ordenó Musashi.

—¡NO! ¡NOO! ¡¡¡NOOOOOO!!! ¡MAKI!

Entonces sentí mi pecho arder en dolor y mi vista se volvió borrosa por las lágrimas.

Maki estaba en el suelo, bañada en sangre, con una maldita navaja en el pecho.

De solo sentir como me alejaban de su cuerpo, me daba cuenta que esto era cada vez más real.

No lo quería aceptar... No podía y no quería.

¿Maki? ¿Muerta?

No sé en qué momento, pero estaba otra vez encerrada en una habitación, acostada en la cama.

—...

Realmente... Tenía tantas emociones en el pecho que las lágrimas dejaron de salir... No sé, estaba en trance, mi cerebro dejó de funcionar.

Me senté y miré a un lado, en la mesa de noche, una bandeja con comida, agua y jugo.

Apoyé mi codo sobre el muslo y la palma de la mano apoyé mi frente y solo me quedé mirando hacia abajo, perdida en los recuerdos.

¿Ella estaba muerta?

¿Maki?

Parpadeé un par de veces y sentía que todo estaba pasando en cámara lenta.

El aire se sentía pesado, mi cabello sucio, el dolor de cabeza era terrible. También me dolía todo el cuerpo...

Pero nada se comparaba al dolor que estaba sintiendo en el pecho.

«Si un día mueres, quiero morir contigo».

Mordí mis labios al recordar lo que una vez le dije a ella.

«¿Acaso crees que tu novia te dejará sola en este mundo?». Respondió ella.

Luego me besó la frente y dijo: estás equivocada, mi amor. Yo jamás me iré. No dejaré que la muerte me lleve lejos de tí.

Sonreí un poco y de inmediato el dolor se hizo mas fuerte y las lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas.

Cerré los ojos con fuerza y solté un grito lleno de agonia.
Mi corazón estaba siendo arrancado.

Primero Leone... Ahora Maki.

—¡MALDICIÓN!

Grité levantándome de la cama y golpeando con todas mis fuerzas a la pared, la cual hizo un estruendo y el polvo salió de ella.

—¡NO! ¡NO! ¡NO PUEDEN LLEVARSE TODO LO QUE AMO!

Golpeé una y otra vez la pared, tanto que esta se llenó de sangre... Sangre de mis propios nudillos.

Luego simplemente me recosté de ella y mis piernas empezaron a flaquear y el dolor apoderarse de mí.

Me senté en el suelo a llorar... A llorar incluso mucho más que ese día.

—Maki-sensei...

Dije en un susurro y abracé mi cuerpo creyendo que eso me sería de ayuda para calmar mi dolor... Pero simplemente no.

El momento en el que se clavó la navaja pasó por mi mente una y otra vez.

Tantas veces seguidas que quise arrancarme la cabeza para ya no ver eso otra vez.

Sentimientos EncontradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora