28- "Tú amas los jardines y a mí me valen"

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FREY STEIN
Una semana después
Playa Atolón Vaavu

Cuando ví todas esas personas hablando y moviéndose en constancia y para colmo el Mar retumbando, juro que sentí que me hundía. Odio admitir mis errores pero este es uno de esos errores que sabes que tienes que admitir.

Ya he arriesgado mucho mi estabilidad mental y casi rompo algo en el avión cuando los pitidos no cesaban.

En el taxi mi vida dependía de que Emmy no se riera de mi cara roja de frustración y mis ojos teniendo un tic nervioso a causa del tráfico de mierda.

Y ahora tengo que poner en práctica todos estos años de puros intentos para reducir sonidos, olores, colores y luminosidad que están en exceso a mi alrededor. No, no manejo del todo bien esto, pero ver a Emmy en el agua divirtiéndose es mejor que nada.

En estos días las cosas han ido normales... En la línea, por así decirlo.

No estamos muy bien con el tema de volver a Alemania. Al parecer cambió de opinión y siente que esto es un soborno para que ella no se devuelva y revelé su ubicación.

Aún recuerdo una de esas conversaciónes que tuvimos en la cabaña y que me inspiró a esto.

¿Si? Yo solo quiero volver a vivir como antes. Antes de que yo siquiera te conociera, y perdón por decirlo así—. Dijo luego de unos minutos de silencio. ¿La razón de nuestra discusión? Heist había hablado con ella todos estos días y ella gustosa le respondía.

No, no son celos comunes porque ella hablé con él.

Son celos de que mi hermano se está acercando a mi chica para rebatarmela. Estoy seguro que ya hasta armó todo el plan en su mente y lo siguiente que hará es decir, "oye, no le he dicho a nadie dónde están. Te lo digo solo para tener tu confianza" y así la tendrá en la palma de sus manos. Él le lavara el cerebro y se hará pasar por el héroe.

Lo presiento.

La miro un segundo y luego miro ese pequeño lunar que hay debajo de su mentón.

—Lo siento por hacer que eso cambiará, pero entiende que ella solo fue un impedimento para mis propósitos—. 'para ese propósito de estar contigo. De hacerte y reclamarte mía'

Ella me mira incrédula como si le valiera una mierda mi esfuerzo para tenerla comiendo de mi mano.

— ¿Qué propósitos? Porque si tus propósitos son matar a alguien, déjame decirte que me has demostrado que soy una pésima psicóloga y que debería retirarme—, su risa... Su risa... Su risa la catalogue como 'sarcástica'.

—¿Propósito de matar? ¡No! Eso no. Yo no soy un asesino.

No, me niego a que me digan asesino.

—Y no lo eres... Bueno, si lo eres, pero ese no es el punto. No debiste haberla matado y menos de esa forma en la que lo hiciste. Todos tenemos derecho a vivir y ella lo tenía; y su muerte te convierte en un feminicida—. Su voz... Su voz... Su voz... Se volvió como la de mi mamá cuando quiere que comprenda algo sin alterarme.

En el Jardín ‡Frey Stein‡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora