Nos pertenecemos.

867 61 27
                                    


La mirada de Gellert lucía ennegrecida, sus ojos bicolores no brillaban como solian hacerlo cuando veía a Albus. El profesor a duras penas podía respirar, Elphias dormía plácidamente a su lado emitiendo suaves ronquidos.

– Gellert... – trató de decir poniéndose de pie y alcanzando su varita.

El mago tenebroso suspiró y se colocó también de pie con su agraciado movimiento. Ladeó la cabeza y ni siquiera determinó a Elphias.

– Te espero afuera – anunció.

Se giro y salió de la habitación rápidamente, Albus cerró los ojos, consternado. Miró a su amigo y rezó a Merlín para que no se desatara una maldita pelea en ese lugar. Se colocó una camisa y salió al encuentro con Gellert, lo encontró mirando la ventana, con las manos atrás de su espalda ancha.

– No esperaba verte aquí – Albus rompió el hielo.

Gellert se giró para verlo – Pude verlo.

Hubo silencio, apenas se miraban y Albus dio un paso hacia adelante.

– No es lo que tu crees.

– ¿Quién es?

– No es importante.

– Responde. – ordenó con voz parda.

Albus negó súbitamente con la cabeza, en total desacuerdo con él pero accedió a tener esa maldita charla con él.

– Elphias.

Gellert alzó las cejas – El mejor amigo ¿no? Lo recuerdo, me dijiste que no sucedía nada con él.

– Y así es, no sucede nada – replicó Albus.

Gellert no le creyó, Albus lo sabía... las pruebas decían todo lo contrario.

– Albus, no te detengas por mi, puedes follarte a quien quieras –

La voz de Gellert era tan afilada como cuchillas. Albus se acercó un paso al mago tenebroso y al ver que Gellert no se movió, adelantó más quedando un poco más cerca del aludido.

– Te duele.

Gellert juntó el entrecejo, no se esperaba esa conjetura de Albus.

– ¿Dolerme qué? Que te folles a cualquiera sin amor, no me duele en absoluto – decía la verdad.

– ¿Y si lo amará? ¿Te dolería? – preguntó Albus

Una sonrisa se asomó en los labios de Gellert, se acercó al profesor hasta poder tomar su cintura entre sus manos.

– Albus, Albus... – susurró su nombre – Tu corazón me pertenece, no me interesa a quien le das tu cuerpo.

Albus tragó saliva, los exquisitos labios de Gellert estaban a escasos centímetros de los suyos.

– ¿Tan seguro estás? – preguntó Albus

El mago tenebroso inclinó un poco la cabeza, rozando sus labios con los del profesor. Dulce, muy dulce.

– Lo estoy –

– ¿Por qué?

Gellert lo miró a los ojos atreves de sus hermosas pestañas blanquecinas.

– Porqué desde hace mucho tiempo nos pertenecemos, amor mío – respondió con calidez.

Albus no podía negar lo que era inevitable, claro que se pertenecían desde hace mucho tiempo. No importaba quien ocupara su cama, no importara a quien se besaran, ellos habían entregado su corazón desde el momento cero, así se lo había dicho a Elphias esa noche, él ya no tenía un corazón que obsequiar porqué ya se lo había dado a Gellert desde hace mucho tiempo, y Gellert le había dado el suyo. Estaban unidos, con o sin pacto.

TODO LO QUE FUIMOS - GRINDELDOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora