El amor no duele, Gellert.

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Gellert observó la ultima rosa del jardín donde se encontraba sentado, era verano y sabía que para esa fechas las flores estabas mas coloridas que nunca. La vista que tenía de los jardines era preciosa, inhaló el dulce aroma del viento, ojalá Albus estuviera allí para estar con él viendo ese hermoso atardecer y regalarle una flor. Nunca le obsequio flores, en realidad, jamás le obsequió nada más que promesas, planes, sus ideas, sus sentimientos... Gellert suspiró, se habían obsequiado el corazón, eso contaba más que nada.

A veces, mientras dormía tenía sueños en donde su vida se veía orgánica... se veía como la de dos magos común y corrientes, donde él no era perseguido y Albus no era obligado a luchar contra él. un mundo donde podían amar con libertad, él llegaba a su casa, ahora de ambos, con un ramo de hermosos lirios después de una larga jornada de trabajo, Albus le sonreí y lo besaba en el pórtico de la cabaña, se sonreían, él escuchaba un suave "Te amo" y Gellert lo correspondía con otro beso más ansioso y desesperado que el anterior...

Pero despertaba y se encontraba solo en una enorme cama, en un castillo con mazmorras repletas de personas que iban en contra de él, con seguidores pero ninguno de ellos podía brindarle lo que Albus si, se encontraba en medio de una guerra con Dumbledore bien lejos de él, quizá preparando su lucha. Era tan triste como cierto, pero era la vida que había elegido después de todo. Eligió sus ideales por encima del amor, como debe ser.

¿Se arrepiente? Quizá no, pero si se arrepiente de haber abandonado a Albus hace mucho tiempo en ese pueblucho, de eso si, pero no se lo diría a nadie, tal vez si no lo hubiese abandonado, si hubiese luchado por él, Albus estaría a su lado, lo hubiese convencido de estar juntos para siempre... estarían juntos y serian imparables.

¿De que sirve lamentarse ahora? Había arrojado prácticamente a Albus a una lucha en su contra, tenía que... aceptarlo, algún día el profesor lo buscaría y se debatirían en duelo, quizá el gane, tiene la varita de Sauco, o quizá el profesor sea más sabio y brillante, o los dos... se destruirían...

– Gellert – la dulce voz de Queenie lo llamó.

El mago se giró hacia ella – ¿Si, querida?

– ¿Caminas conmigo? – le preguntó con una sonrisa.

Gellert asintió, se acomodó su abrigo y la siguió.

– ¿Sabes? A veces extraño tanto a Jacob – susurró

Gellert se encontraba caminando a su lado hacia los jardines, se veían particularmente hermosos.

– Pero comprendo que estamos en bandos diferentes a pesar de nuestro amor – dijo Queenie, suspiró – Esos son los amores que más duelen.

– ¿Quieres decirme algo?

La bruja sonrió – Se que tu corazón duele por alguien, Gellert. Te considero un amigo más que un jefe al que elegí seguir, y puede que no lea tu mente pero soy empática.

Gellert casi sonrió, era la única que se atrevía de hablarle de semejante cosa y hablarle como un "amigo".

– ¿Cómo haces para apaciguar el dolor? – preguntó.

– No hago nada porqué el dolor nunca se hace menos pero pienso en que mi corazón siempre va a pertenecerle y el suyo siempre me pertenecerá, eso es más grande que cualquier otra cosa – respondió la bruja. – Me repone de su perdida y del dolor que se siente no tenerlo.

Gellert juntó sus cejas – ¿De que me sirve su corazón si no puedo tenerlo a él?

Una de las cosas de Gellert es que no le importaba decir si estaba enamorado de un él o un ella, esos prejuicios decidió dejárselos a los muggles, pero él nunca discriminaría a alguien por su elección o preferencias sexuales, así que habló con naturalidad.

Queenie ni siquiera se inmutó. Gellert jamás la había humillado por amar a un muggle a pesar de que sabía muy bien que no eran santos de su devoción, ella no empezaría por señalarlo por amar a un hombre. Sabía que amar es amar, sin importar a quien.

Y por otra parte, hablar con Queenie era... naturalmente refrescante.

– Si tienes su corazón significa que te ama más que nada – susurró Queenie.

– El amor duele más que cualquier otra cosa –

Queenie sonrió apesadumbrada – El amor no duele, Gellert, somos nosotros los barbaros que no sabemos como amar.

Era cierto... ¿Gellert supo amar a Albus? ¿Albus supo amar a Gellert?

– Pero si no amaramos, no nos distraeríamos de las cosas importantes – replicó el albino – Amar es una perdida de tiempo y fuerzas.

– Posiblemente, si – asiente la rubia – Pero, ¿Qué haríamos sin amor?

– Seriamos libres – susurró Gellert

Queenie sonríe – Eso lo dices porqué sufres por alguien. Pero dime, ¿te ves en un mundo donde él no existiera?

Gellert lo pensó por un momento. ¿Se veía en un mundo sin Albus Dumbledore? Sin haber vivido todo lo que vivió y vive con él.

– No – respondió a secas.

Queenie sonrió a medias – Yo tampoco me veo en un mundo sin Jacob.

Gellert no respondió, solo siguieron caminando por el sendero rodeado de vegetación y algunas flores lilas y rojas. No quería sentir que podía cambiar, porqué a estas alturas ¿Cómo cambiar? ¿Cómo abandonar todo lo que le costo? Sacrificó a Albus por sus ideales, ¿Cómo podría ahora considerar renunciar? Gellert sabía que el amor no estaba diseñado para él, Gellert sabía...

Tristemente, él escogió ser el malo de la historia.

Decidió ser el villano de Albus. 

––

Lo sé, es corto este capitulo pero quería darle una interacción más cercana a Gell y a Queenie. 

Espero que la historia les guste. 

Por cierto, estoy escribiendo una historia de mi autoria. Es demasiado WOW. les encantará. 

Abrazos. 

TODO LO QUE FUIMOS - GRINDELDOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora