Primer encuentro.

2.5K 134 26
                                    


Verano de 1899, Godric's Hollow

El cabello brillante de la hermosa Ariana Dumbledore vibró desde la ventana de la cocina, se veía cansada y triste, pero con una endeble sonrisa en el rostro mientras veía a su hermano Aberforth Dumbledore hablar y mimar a las cabras. A veces, se sentía irremediablemente sola, a pesar de tener la compañía de sus dos hermanos mayores, pero últimamente, veía al mayor, a Albus ensimismado y con aquel ceño fruncido que no suele tener a menos que esté pensativo o molesto por algo, lo que era inusual de todos modos, no quería preguntarle, habían dejado de hablar un poco después de lo sucedido con Kendra Dumbledore, su madre... ella prefería no hablar demasiado, tal vez solo para lo realmente necesario, y sus hermanos, comenzaban a acostumbrarse.

Hubo una tarde en la que Aberforth se sentó en el mueble andrajoso de la sala y colocó su cabeza entre las manos, decidido a renunciar a Hogwarts, no podía seguir si veía a su hermano sufrir, porqué él si podía notarlo y detestaba verlo sumido en sus pensamientos y haciendo las cosas de forma monótona y aburrida.

– Esta decidido, Albus – dice para llamar la atención del mayor.

Los ojos azulados de Albus lo interceptaron, confundido, preguntó:

– ¿Sobre qué, exactamente?

– Yo... – tomó una bocanada de aire, para él no era sencillo – Dejaré Hogwarts.

Y Albus, al principio, pensando que era una broma de su hermano, volvió la mirada al diario, pero luego de varios segundos en un incomodo silencio, lo miró de nuevo, dándose cuenta en realidad de que su hermano hablaba muy enserio.

– ¿Qué dices? ¿Por qué?

– Oh, vamos... – Aberforth se coloca de pie – Te veo cada mañana, frustrado y desgraciado, tenías planes con Doge y... ahora debes quedarte en este pueblucho para cuidarnos, no es justo. Puedo cuidar de Ariana solo, tu debes irte.

Albus sonrió suavemente, se puso de pie y se acercó a su hermano, puso ambas manos en los hombros del menor y respiró hondo. Siempre había admirado a su hermano menor, y aunque eran diferentes, lo quería... porqué solía arriesgarse por los demás.

– No puedes hacer eso, Aberfoth. Debes volver a Hogwarts y continuar con tus estudios, estas pronto a culminar, yo me las arreglaré con Ariana y te mantendré al tanto de cualquier novedad – Albus sonrió cálidamente – Ya verás como las cosas mejorarán.

Y Aberforth creyó en Albus, en las cosas serian diferente, en que él algún día volver a ser feliz, con esa promesa, los dos llamaron a Ariana y cenaron en un nuevo silencio pero está vez con una sonrisa amplia en el rostro de Aberforth.

– ¿Albus? – preguntó Ariana dulcemente afuera del cuarto del cobrizo.

Albus cerró su libro – ¿Si? Pasa, Ariana.

La jovencita entró.

– Aby dice que tienes que limpiar la popo de las cabras, la semana pasada él lo hizo – musitó la joven jugando con sus manos.

Albus exhaló – Dile a Aberfoth que hoy fui al mercado, me siento cansado.

– Pero...

– Solo dile eso, ¿si?

Pero la chica no se fue, miró las puntas de sus zapatillas negras.

– Ariana, ¿Qué sucede? – Albus se había sentado en la cama.

Cuando su hermana actuaba extraño, él solía prestarle atención, no querían más incidentes, ni que el ministerio viniera por su hermana menos o alguno de ellos por no poder controlar sus poderes, sería nefasto para lo que quedaba de los Dumbledore.

TODO LO QUE FUIMOS - GRINDELDOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora