Capítulo 3 Atardeceres y tonos

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La rutina era la misma de siempre.

Abrir las puertas y dar paso a los alumnos.

Pero esta clase era distinta.

¡Ya que eran las cuatro de la mañana!

El profesor Xiao Zhan habia citado a sus alumnos de madrugada, para crear un muestrario de colores, con las tonalidades del amanecer.

¿Un poco loco, no? Y fatigante, odioso, cansador y hasta aburrido. Pero necesario.

A eso se le llama pasión.

El peli-negro se dirigió a su escritorio y tomó nuevamente de su taza térmica para café, esperando que todos aparecieran. Tenía por seguro que esta vez iban a llegar sin una gota de alcohol, ya que la última habían organizado una cena antes de la clase en la madrugada, pero el vino al parecer había sido demasiado bueno, a lo que los puso ebrios.
Zhan amaba pintar a altas horas en la mañana, porque podía contemplar ese hermoso momento del cielo en que los colores pasaban a ser cálidos para dejar de ser fríos; aún no estaba seguro que parte le gustaba más.

- Profesor Xiao, aquí estamos - dijo la chica entrando por la puerta junto a los demás - Anoche nos juntamos en mi casa para preparar todo y venir directo aquí.

- Que alumnos más aplicados que tengo - dijo riendo - y dormidos por lo que veo. Mientras no estén ebrios, todos contentos.

- No dormimos - afirmó alguien del fondo. Recibió un par de golpes.

- Les dije que durmieran, el cuerpo lo necesita. La última vez Yang Zi se quedó dormida sobre el bastidor.

- Sí, lo sabemos, perdón Profesor Xiao - dijeron al unísono, agachando la cabeza en forma de disculpas.

- No pasa nada, mientras no babeen nada, tomen sus cosas y acompáñenme - dijo tomando su mochila y guiando al grupo hasta el lago que quedaba unas calles adelante. Realmente era hermoso. Frente a las aguas tranquilas y la paz del lago, algunos se sentaron en las leves colinas y otros, los más corajudos, a orillas del agua.

- ¡No rescataré ningún pincel del agua esta vez! - gritó un chico y otros comenzaron a gritar lo mismo.
Zhan tomó su lugar al costado de ellos, para así poder tener una vista panorámica del lugar y poder vigilar a todos sus alumnos, que al fin y al cabo, eran su responsabilidad.

Eligieron el lugar ideal.

- Bien, siéntense lo mas cómodos posibles y, disfruten. Pinten con cada tonalidad posible, pero tengan cuidado de diferenciar bien la luz de un color al otro, no queremos colores demasiado idénticos, tampoco los hagan tan saturados, recuerden que es un amanecer. Una de las cosas mas sorprendentes que verán nunca. Piensen en todos los significados que le pueden dar a eso.

- Un comienzo - dijo un peli-rubio. Zhan asintió.

- Un final del ciclo - opinó la chica.

- Una nueva oportunidad - se animó a decir alguien por lo bajo. Amaba cada faceta de los jóvenes.

- Bien. Sientan en cada pincelada todo lo que acaban de decir. También traten de dejar un espacio entre tono y tono, ya que son acuarelas, y saben como se queda el papel.

- Sí, profesor - respondieron todos y comenzaron a pintar.

Pero el peli-negro no lo hizo, sólo se quedó observando la majestuosidad de la estrella más grande del Sistema Solar asomarse por sobre sus casillas, saliendo de su escondite.

Me gustaría ver bailar a Yibo justo aquí - pensó, imaginando la silueta del castaño moverse, siendo traspasado vilmente por esos rayos de luz anaranjados y en leves tonos rosados. Desde que el castaño había decidido abrir un poco su mundo el peli-negro no había parado de imaginarle bailando.

Zhan moriría por pintar eso.

Dejo llevar su imaginación por los colores y la leve música que uno de sus alumnos había puesto.

Sacó su Sketchbook y comenzó a dibujar.

El atardecer, los arboles, la naturaleza...incluso habían pequeñas ardillas que salían del bosque al fondo suyo. Los pájaros cantaban y el agua estaba tranquila, sin torbellinos. Limpia.
Su mano comenzó a trazar una nariz perfilada con una leve inclinación hacia abajo en el final de la punta, unos mechones negros que tapaban levemente el comienzo de la fina oreja, la cual se unía con una mandíbula perfecta que terminaba en un mentón pequeño con unos finos y besables labios.

Sin darse cuenta, había dibujado a Yibo.

Era hermoso.

Pero debía dejar esa "Obsesión" que tenia por él.

¿Acaso sólo era curiosidad?

No.

¿Era alguna especie de atracción?

Sí. Definitivamente, Zhan se sentía atraído por el misterioso empleado de su padre.
El peli-negro estaba cambiando de tonalidad a una más cálida en torno al castaño.
Quizás, se estaba enamorando del arte que desprendía Yibo.

Sí.

El peli-negro se estaba enamorando.

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