- ¿Seguro que estás bien?
Yibo asintió por tercera vez y llevó su mano a la pared para afirmarse. Cada movimiento producía una terrible puntada en su cabeza.
Zhan le miró preocupado y negó.- Ven - le dijo tendiéndole el brazo para que se sujetara de él. Vio como Yibo le miró dubitativo y quiso pegarse una patada mental.
¿Qué si Yibo le tenía miedo?
No le había confesado nada a su musa, no le había dicho en ningún momento su inclinación sexual hacia los hombres. Normalmente, eso no importa. Eso no hace falta para aceptar un trabajo o para ir en busca de uno, no es algo que debas llevar sí o sí tatuado en la cara; pero en este caso era un factor importante entre estos dos: Wang Yibo tenía Homofobia y Zhan se estaba enamorando.
Ambos un grave problema.- Pero si no quieres...puedo llamar un taxi así no caminamos hasta la zona de autobuses.
- N-no...está bien - dijo el pelinegro acercándose y pasando su brazo por el hombro de Zhan. Un gesto atrevido para él que tomó por sorpresa al pelirosado. Sus caras estaban demasiado cerca al igual que todo su cuerpo; su mano reposaba en el hombro de Zhan y su cabeza ya no dolía tanto.
Comenzaron a caminar sin decir palabra alguna, cosa que se les hizo un poco difícil pues chocaban cada dos por tres y Yibo no tenía equilibrio.
Para Xiao era como llevar un borracho devuelta a su casa, sólo que Yibo no estaba mareado por los efectos del alcohol, estaba mareado por un desmayo y ataque de pánico.- Lo siento...debo... - murmuró pasando su mano por la espalda del pelinegro y sujetando su cintura para afirmarle.
El ambiente podía cortarse con un papel.
Caminaban paso tras paso bajo el sol abrasador de la tarde, las calles estaban casi vacías y Zhan estaba sudando.
Pero no por el sol, por más calor que hiciese, sudaba de nerviosismo al estar tan cerca de Yibo. Su cuerpo se apegó mas cuando el sujetó la cintura y pudo sentir los firmes músculos bajo la fina tela y la palma de su mano. Los sentía moverse bajo suyo y esto le volvía loco.
No debia sentirse atraído por su empleado.
Pero su empleado era su Musa, y eso era algo imposible.
Era como tener la cosa que mas deseas en este mundo pero no exactamente para lo que tu quieres.
Zhan tenía a Yibo, pero como empleado, como modelo, como Musa.
Y nunca iba a poder tenerlo de otra forma.A los trece años se había enamorado de su mejor amigo, Jingyu, y este nunca lo había sabido.
Le tenía, eran como hermanos, eran inseparables, pero este un día llegó con una nueva amiga y el corazón de Zhan recibió un golpe. Le tenía en su vida pero no como quería.
A los dieciséis se enamoró del amigo de su padre, Ayanga, pero esto era algo imposible. Iba a su casa todos los viernes por la noche, bebían algo con el Señor Xiao y jugaban una partida de cartas. Nunca pudo decirle nada, confesarse o siquiera dar un indicio; pero seguía yendo todos los viernes por la noche a su casa y Zhan no podría tocarle. No un simple saludo de manos, sino tocarle como él quería.Estaba abrazando a Yibo, le estaba tocando, estaban juntos y sus respiraciones se mezclaban; pero no en el contexto que el quería.
¿Por qué? Vienes a mí, con esos ojos, esa perfilada nariz, esa mandíbula firme y labios finos; cuerpo esbelto y hermoso a la vista, actitud caballerosa y forma correcta al hablar.
No puedes engancharme con tus encantos para luego temer a mi tacto.Zhan se lamentó mientras continuaba ayudando a Yibo. No sabía si él se habría dado cuenta, pero si que lo sospechaba.
¿Se desmayaría Yibo al enterarse?
¿Huiría?
¿Renunciaría?
No quería perder a su Musa por una simple atracción (que después de todo lo era por eso).
Debía dejar de quererle, por el bien de ambos. Debia dejar de perjudicar a todos.
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Pastel
De TodoHay veces en que las personas no son del todo lo que creías que eran. Porque las apariencias engañan, y las cosas que menos esperamos son las que nos cambian. Y la vida nos prepara para enfrentarnos a esas apariencias, a esas corazas. Para romperlas...