- ¡Yibo! ¡Ey, Yibo, despierta! - le gritaba el pelirosado al cuerpo desmayado de su musa. Éste se había caído al suelo entre el ataque de pánico.
Los gritos de Zhan hicieron que todos pusieran su atención en él, incluídos Zhuo Cheng y Hai Kuan, quiénes rápidamente llegaron donde su amigo.- ¿Qué le pasó? Dios mio ¡Yibo! -preguntaban ambos, mientras Zhan aceptaba el vaso de agua que una persona le entregaba - Debemos llevarlo al hospital rápido ¡Todos alejense!
- ¿Qué le paso? - preguntaban casi al unísono las voces de fondo, mientras el murmullo y barullo eran cada vez más fuerte.
Pero Zhan solamente se negó a responder y tiró el vaso de agua a la cara del castaño. No iba a decir como es que había ocurrido todo. Era la privacidad de Yibo y él no iba a invadirla.
Aún.
Zhuo Cheng no esperó ninguna reacción que ya se había agachado a la altura de Yibo para comenzar a tomarlo en sus brazos.
- ¿Se lastimó la cabeza? - preguntaba mientras hacía todo el esfuerzo sólo - Demonios, Zhan ¡Dime algo!
Este estaba a punto de hablar, cuando una tos se hizo presente.
Todos vieron hacia la dirección de donde provenía; Yibo.Zhuo Cheng dejó los intentos de levantarlo y se sentó en el suelo.
- ¡Yibo!, ¡Estás bien! - gritó Zhan sonriendo y acercándose a él, junto a Zhuo Cheng y Hai Kuan.
Las demás personas comenzaron a murmurar cosas para comenzar a dispersarse. No les importa mucho, una vez saciada su curiosidad no les interesaba, así que siguieron repartiendo volantes.- Yibo... - murmuró Kuan.
El castaño se sentó en el suelo y llevó su mano a la parte posterior de la cabeza, frunciendo el ceño. Zhan se sentó detrás de él y le quitó las manos de la cabeza.
- Anda, fuera manos, quiero ver si te lastimaste - dijo Zhan mientras cuidadosamente retiraba los cabellos de la cien de Yibo, lentamente.
- Yibo, ¿Estás bien?, ¿Qué pasó? - murmuró Zhuo Cheng, mientras trataba de acariciarle la mejilla. Era un gesto común en él, era alguien cercano que se interesaba mucho en Wang. Él y Kuan le habian salvado el abismo.
El pelirosado vio esto y sintió una bola en el estómago. Quería tener esa cercanía.Cuando las pálidas manos de Zhuo Cheng estaban cerca de la cara de Yibo, el castaño le miró con terror y, temblando, tomó sus manos de un sopetón y las quitó de enfrente suyo. Sus labios temblaban y sus ojos ardían. Estaba pálido, con un tono fiebril en la piel aun sin tener temperatura. El sudor frío le resbalaba por la espalda y su cuerpo parecía ser un imán con el polo opuesto a Wang Zhuo Cheng, alejándose y sintiéndose reacio. Zhan tuvo que alejarse un poco para evitar ser aplastado por el menor.
- Yibo... - murmuró Zhuo Cheng mientras le miraba preocupado. Pero en su cara se notaba que no estaba sorprendido por la reacción del menor.
- E-está bien...no pasa nada - El castaño desvío la vista y se enderezó. Sentía el cuerpo de Zhan detrás suyo y lo único que podía hacer era acercarse aún mas hacia ese calor tranquilizador, que le arropaba y le calmaba, casi inconscientemente.
Por supuesto que Zhan aceptó el cuerpo del menor y dejó que se apoyara en él. Estaba nervioso: Yibo nunca había sido tan confiado con él ni mucho menos habían estado tan cerca el uno del otro.
Sus manos sudaban y no sabía donde colocarlas, así que símplemente las apoyó en el césped.
- ¿Te desmayaste?
Asintió.
- ¿La razón... - murmuró Kuan es..."esa"?
Yibo miró por primera vez al pelirrojo, quien estaba en un estado incluso peor que èl. Zhan podía jurar que la cara le había palidecido incluso más que hace unas horas, cuando lo vió por primera vez. Estaba vestido de una forma sencilla y parecía no haberse peinado, junto con bolsas debajo de sus ojos y labios partidos.
- Sí... - murmuró.
No le hizo falta a Zhan ser cercano a ellos para entender que el menor había sufrido un ataque de pánico por la escena del beso. No le cerraba nada el tema de la Homofobia interna de Yibo, hasta que le vió desmayarse. En ese momento, el pelirosado temió por su musa. Se replantó el hecho de su ambición por él y de su posible enamoramiento. De como pretendía curar algo tan aferrado y peligroso. No quería perjudicar ni mucho menos poner en peligro la salud mental del castaño, su vida y su corazón.
¿Realmente sería tan egoísta el querer a Yibo?
La respuesta estaba justo frente de él, con cabellos despeinados y espalda contra su pecho, sintiendo su corazón.
¿Cómo es que Yibo no tenía miedo de Zhan? ¿Cómo es que no se había dado cuenta de su sexualidad?
Cuando los pensamientos de Zhan comenzaron a atocigarle, el enorme bullicio de su mente fue silenciado por un pequeño sollozo.
- ¿Yibo? - pregunto Zhan, pero cuando este le miró, sus ojos estaban llorosos y rojos, pero no había señal de ninguna lagrima.
Y otro sollozo.
Zhan giró su cabeza y se encontró a Wang Zhuo Cheng hecho un poema, con la cara roja y las manos tapando sus ojos, tratando de cesar las lágrimas. Su boca estaba abierta y no dejaba de emitir sollozos, mientras las saladas lágrimas le mojaban todo. Cruzó sus piernas y se tapó la cara con los brazos y rodillas, formando una especie de escudo protector, como si pudiera protegerle el corazón de todos sus problelmas.
Realmente, Zhan jamás había visto tal desastre en una persona. Cómo si su amor estuviera roto y su mente averiada. Los sollozos seguían saliendo de la cueva humana como cantos, recitando el triste y desgarrador poema en prosa. Sin rimas ni asonancias.
- Venga Zhuo Cheng, vamos... - murmuró Hai Kuan, mordiéndose los labios e intentando retener las lágrimas. Movió los hombros de Zhuo Cheng y le sacudió un poco para que se parara. Debió de ser horribles para ellos también, lastimar tanto a un amigo simplemente por ser como son.
Entonces la musa de Zhan se levantó y sin mirar a nadie, comenzó a caminar hacia el tumulto de gente, dejando allí a su roto amigo.
Pero era comprensible.
Zhuo Cheng estaba roto, y él estaba destrozado.
- Yibo...¿Qué? - pregunto Zhan mientras también se paraba. Observó la escena del abrazo y sintió tristeza por Zhuo Cheng, pero no podía dejar sólo a su posible enamoramiento luego de semejante golpe. Pidió disculpas y corrió tras Yibo.
- ¡Yibo, espera! - gritó corriendo hacia la gente que comenzaba a levantar las pancartas nuevamente y prepararse para la marcha otra vez. La enorme tela con el Fénix se elevaba en el viento.
- ¡Ey tú!¿Viste a Yibo?
- ¿Eh? - pregunto la chica - ¿Yibo? ¿Wang?
El pelirosado asintió.
- Sí, pues acaba de dejar sus cosas para la marcha y me dejó dicho que se iba por unos problemas, que reparta las cosas por èl, ¿Quieres ayudarme?
Zhan miró detrás de la chica suponiendose que Yibo fue en esa dirección, asi que se lanzó a correr hacia allí.
- ¡Eh tio! - le gritó la chica enojada por como la habían ignorado.
Pero Zhan sólo pensaba en su musa destrozada.
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Pastel
CasualeHay veces en que las personas no son del todo lo que creías que eran. Porque las apariencias engañan, y las cosas que menos esperamos son las que nos cambian. Y la vida nos prepara para enfrentarnos a esas apariencias, a esas corazas. Para romperlas...