Capítulo 18 Liu Hai Kuan

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Mientras las cosas se ponían opacas para Yibo, para Hai Kuan era una inmensa obscuridad.

- Es mi mejor amigo...quien me integró al grupo y yo como regalo le doy un ataque de pánico. Bien Wang Zhuo Cheng - pensó en voz alta mientras llegaba al apartamento junto a Kuan.
La marcha había sido un éxito y habían logrado obtener un debate con la cámara central. Ese era el objetivo y lo habían cumplido.
Pero nadie estaba festejando. No habían abierto ninguna de las bebidas que habían comprado con anticipación ni mucho menos comiendo las frituras llenas de calorías que les esperaban en bolsas.

- No lo entiendo Hai Kuan. No lo entiendo - se frustró arrojándose al sillón, pasando sus manos por su cara y suspirando. Estaba devastado y totalmente decepcionado de sí mismo. Había lastimado a una de las personas más importantes con sólo besar a Hai Kuan. Había lastimado siendo feliz - Sé que es un trauma...sé que es un gran dolor del pasado...pero...
El pelirrojo asintió y se sentó a un lado, escuchando atentamente todos los problemas que Wang Zhuo Cheng tenía para echarle encima como siempre hacía.
Desde que se conocieron, el mayor no había hecho Más que estar pegado a él, había construido un soporte en Kuan del cual dependía, por más que él creyera que se había recuperado. La verdad era que Wang Zhuo Cheng seguía mal.
Así que el pelirrojo suspiró esperando que como todas las veces su amigo se acercara y acurrucara en él.
Ya no le importaban sus sentimientos ni como se sentía. Ya no amaba. Sólo...

Extrañaba.

- Kuan...¿Me escuchas?

- Te escucho, Zhuo Cheng.

Zhuo Cheng suspiró y negó con la cabeza.
- Joder Kuan. Vi los vídeos, vi tus redes, vi las fotos...tú no eres así.

Tú no me conoces - pensó más no lo dijo.

- Tú eras una persona alegre...alguien gracioso...¿Dónde estás Liu Hai Kuan? - dijo apoyándose en su hombro, mientras que el pelirrojo suspiraba.
Odiaba ser asi. Quería ser feliz.
Quería volver a ser el gran Kuan, el tipo que no podía faltar en tu fiesta. El sujeto que hacía las típicas bromas en clase, quien nunca te dejaría de lado. Ese joven enamorado que perdía la cabeza por una sola persona.

Pero ese Kuan había muerto junto a Zhu Zanjin.

- Zhuo Cheng, entiendes la situación.

- No, no la entiendo - dijo con un dejo de ira en su voz ¿Por qué tenía que ser así? - Quiero oír tus bromas. Tus risas, tus tropiezos. Quiero reír junto a tí...Quiero divertirme. Quiero que me hables ¡Joder Kuan! Quiero ver a esa persona de la cual todos hablan...Quiero ver a ese... - murmuró al borde de las lágrimas - Quiero a mi Sol, Kuan. Quiero a la persona de la cual me enamoré.

Te enamoraste de un recuerdo.

Los sollozos de Zhuo Cheng comenzaron a hacer eco en el lugar y el pelirrojo se acercó a abrazarlo, con tristeza y enojo en el corazón por su amigo...pero sin llorar.
Se había quedado sin lágrimas y ya no sentía esa picazón en los ojos.

- F-fue mi culpa... - murmuró desgarrado. Zhuo Cheng se culpaba tanto por todo el daño que Yibo sufría - Se lo prometí...

- ¿Qué le prometiste, Zhuo Cheng?

- Que te recuperaría.

El pelirrojo negó con la cabeza y se alejó cuidadosamente de su amigo, quien se recostó y apoyó su cabeza en los antebrazos, sin querer o tener las intenciones de comenzar una pelea que definitivamente no terminaría bien.
Hai Kuan limpió sus pantalones y se dirigió hacia el balcón del departamento. Guiándose por los rayos de un atardecer sepia, salió por el gran ventanal y apoyó todo su cuerpo en la baranda. El viento movió sus mechones y le acarició el rostro.
Hacía frío y él sólo tenía una camisa.

Liu Hai Kuan no era el mismo de antes. Por supuesto que no.
No superó la muerte del amor de su vida y aún no superaba el dolor.

- Te extraño... - le habló al anaranjado y enorme cielo - Te necesito tanto...todos lo hacemos.
》Sigo pensándote todas las noches...todos los días. Sigo guardando tu ropa y dejo con llave nuestra habitación. Huele a tí.
Me refugio en un sucio pañuelo con tu perfume, me ahogo en tus bufandas y visto tus chaquetas.
No tendrías que haber sido tú. No tú. Cualquiera menos tú.
Debí ir contigo, debí dejar la sorpresa para más tarde.
¿Hubieras dicho que sí?《

Suspiró y cerró los ojos, dejando caer una mínima gota por su mejilla. Era la primera vez que lloraba en meses.

- No te enojes con Zhuo Cheng...él no llegó a conocerte, bebé. No estés celoso de él. No lo amo. O al menos no como a tí. 
Dejo que descargue todo en mí.  Sí...Sí, te entiendo...dejo que me bese pero...¡No! Nunca te engañaría...Es sólo...complicado. Zanjin, está muy roto. Como tú. Déjame ayudarlo - dijo y colocó las manos frente al vacío que un piso quince dejaba debajo de él. Con las manos juntas dejó caer un pequeño y margullado pétalo de Jazmín que había sacado de sus pantalones.

La noche en la que Zanjin murió, solo, Kuan estaba en su habitación; preparándole una hermosa corona de flores.

El Jazmín era la favorita de Zanjin.

- Lo sé bebé... - murmuró con un nudo en la garganta, mirando hacia arriba nuevamente, como si realmente creyera estar hablando con él - Juro que cuando se terminen...iré contigo. Déjame un poco...Déjame más tiempo. Debo ayudar...Debo...¡No! - gritó con los ojos abiertos de par en par, con una expresión de efímera desesperación - Por favor...No...Cariño...basta - se encorvó, agarrándose firmemente de la barandilla y arrodillándose, cerrando los ojos fuertemente y llorando a mares. Como si algún dolor punzante le estuviera atravesando el estómago, como si todo el dolor emocional pasara por su cuerpo - ¡No!...para...Por favor...N-no puedo más...

Y Liu Hai Kuan decidió esperar un poco más. Decidió ayudar en el poco tiempo que le quedaba.

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