Capítulo 11 Está bien. Comencemos

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Así que sin más, ambos salieron del pequeño y acogedor local de Arte. Con las manos en los bolsillos, dirigiéndose a la librería de enfrente luego de una amena charla.

- Menos mal que ya llegaron - dijo el padre de Zhan al ver a ambos en al entrada - Y bien, Yibo, ¿Cómo te trata mi hijo? ¿Es un jefe exigente? - Alardeó el padre de Zhan, rodeando al peli-negro con un brazo, sonriendo. Yibo negó suavemente y dejó escapar una pequeña risa por sus suaves y finos labios.

- No, claro que no. De hecho, la pasé muy bien. Estoy ansioso por ver mis retratos...

- Cuando seas presidente tendrás miles - dijo Zhan, caminando y acercándose a la caja registradora. Sentándose cómodamente en la silla detrás de esta y entrar en el computador - Padre, me haré unos encargues...

- Mientras los pagues.

- Sabes que siempre lo hag...¡Los Watercolor Brushes están en un %50 de descuento! - se emocionó gritando el peli-negro, como niño en dulceria. Comenzó a ordenar como loco mientras sus ojos se llenaban de ilusión.

- ¿Los Water qué? - pregunto Yibo, dudoso, acercándose a la caja para ver el por qué tanto ajetreo.
Si, como lo sospechó, solo eran unos Pinceles - Solo son Pinceles...

Zhan palidecio y rápidamente dio un brinco, tomando a Yibo del cuello de su camiseta, acercándose aún más a él con ganas de arrancarle la yugular de un mordisco.

- ¿Sólo Pinceles? No son solo Pinceles... - dijo mirando la pantalla para mostrárselos mejor, pero apenas vio esta, pegó otro grito junto a un brinco de emoción, olvidándose completamente de Yibo - ¡LA NUEVA PALETA DE COLORES PASTELES EN POMOS! ¡CON UN MALDITO %40 DE DESCUENTO! - Este comenzó a saltar como loco, lleno de alegría mientras su padre trataba de detenerlo por miedo de que rompiera algo.

- Tranquilo, Yibo, siempre es así.

El menor solo sonrío asintiendo.

- ¡PAPÁ QUIERO DOS DE ESAS YA!

- Sí, sí, que sí. Ahora, vete a trabajar, anda - dijo este apagando el ordenador para empujar a su hijo hacia la salida. Si fuera por él siempre se quedaría allí; después de todo, era una librería.
¿Quién no se quedaba horas en estas solamente para oler el aroma a minas de Lápiz?

- ¡Pero papá!

- Anda anda, ve a trabajar. Pareces un niño de cinco años - dijo sentándose detrás de la computadora y comprobando que su hijo no haya roto nada. Realmente se desesperaba por todo, por cada pequeña cosa que pasaba por su coloreado cerebro. Cada vez que se le cruzaba algo era imposible que se le olvidara, por eso su padre no había discutido más el tema del por que tanto interés de repente con su empleado.

- ¡No tengo cinco años! En todo caso, Yibo es el menor aquí.

El castaño río y se acercó a Zhan, agarrandole una mejilla y torciendola de forma infantil.

- Seré el menor, pero soy el más inteligente y talentoso - dijo con un aire egocéntrico tan característico. El peli-negro tuvo la oportunidad de observarle más de cerca.
¿Desde cuando tiene esos lunares? - pensó, viendo fijamente su rostro; de una forma en la cuál podría poner incomodo al menor.
Yibo carraspeó para romper el momento de tensión y Zhan salió de su transe, pensando en que luego debería retratarlo sin omitir sus tan pequeños lunares en la nariz y debajo del labio.

- Aquí yo soy el más talentoso, que tu no puedes ni dibujar una casa con un perro.

- Y si de egocentrismo hablamos, tu ganas pequeñín.

- ¡No me digas así! - Le empujó, un poco enfurruñado ¿Realmente esa bola de ternura tenía veinte años? - Además el que empezó paboneandose de su talento aquí fuiste tu Wang Yibo.

El castaño asintió y comenzó a reír, viendo el claro estado de enojo infantil de su jefe.
Demonios, su jefe tenía la edad mental de un niño.

- Porque sabía que reaccionarias, eres tan temperamental.

En ese momento, el padre de Zhan se acercó a ambos, tocándole el hombro a su empleado, metiéndose en la conversación.
Era un hombre sano y muy amable pero, a veces, un tanto metiche.

- Veras, en realidad Zhan es un hombre paciente. A vivido conmigo veinte años y me sorpendo al ver que aún no me arrojó un tacho de pintura por la cabeza - una risa contenida salió de su garganta - Pero cuando hablas de su apariencia aniñada, su altura o sus pinturas...Preparate para la segunda guerra mundial.

Zhan asintió orgulloso de si mismo ante lo que había dicho su padre.
Esto lo hizo ver más tierno aún.
El padre de Zhan dio una mirada rápida a su empleado y le susurro.

- Ahorrate el comentario - dijo riendo y dándose media vuelta para irse nuevamente a la caja - Vamos yendo, Yibo. Hay que trabajar.

- ¡Vale! - gritó mientras volvía a ver nuevamente a Zhan a los ojos - Hoy a la noche nos vemos, tengo que hablar algo contigo. Y tengo una propuesta.

El peli-negro asintió y se despidió con un beso en la mejilla. Yibo reaccionó un poco reacio ante esto pero asintió y comenzó a marcharse.

Zhan debía acostumbrarse a la actitud de su nuevo modelo. Para él era algo común el ser tan afectivo. El demostrar su amor y ser tan apegado a la gente.
Pero Yibo tenía un problema. Era realmente homófobico y Zhan lo entendía. Le había contado su historia, un desgarrador trauma.

Salió de la librería de su padre y cruzó la calle para dirigirse a su local, pensando en los problemas de Yibo.

Definitivamente, lo ayudaría a superar todo.

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