Capítulo 29 Segunda fase: Cambiando III

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Zhan miró a su musa por bastante tiempo. Yibo estaba pidiéndole un beso y no sabía si debía.
Nunca en su vida alguien le había pedido uno tan explícitamente ¿Yibo estaría seguro de que no pasaría nada? Ni él mismo podía afirmar eso. El cerebro era demasiado rebuscado como para saber que cuando Zhan le besara, las imágenes de su difunto amigo no le aparecerían en mente. Quizás Yibo sí era Homosexual, o quizás alguna otra orientación que le haría querer besar a Zhan.
Y allí estaba un problema para Zhan ¿Yibo quería besarle porque le deseaba o para confirmarse algo? Él no quería ser el conejito de indias de nadie, y mucho menos de un tema tan sentimental como ese.
Zhan sabía que fuera cual fuera el resultado, él iba a querer más y más. Era su jodida Musa besándole, era Wang Yibo, el ayudante de su padre y su modelo. El chico al cual había estado espiando desde que había comenzado a trabajar en la librería.

El aroma que el menor desprendía le inundaba las fosas nasales, haciéndole dudar y rompiendo su fortaleza. El "No" estaba plantado en sus labios pero por más que quisera no podía decirlo. No cuando esos ojos avallena le estaban mirando tan fijamente, como si pudiera persuadirlo, o inclusive amenazarlo a que la respuesta fuera la que él quería.
Tenía un enorme efecto en el mayor, pues Zhan se sentía de cinco centímetros de alto enfrente de tal espécimen de hombre guapo, con su ropa. Cabe recalcar.

- Sólo... - perdiste - prométeme que las cosas no se volverán raras entre nosotros.

- ¿Raras? - pregunto - Claro que no, Zhan. Somos tú y yo ¿Por qué se pondrían raras?

Porque una vez que pruebe tu sabor, ningún otro podría compararse.

- Tienes razón...

Se levantó de su lugar con la mirada de Yibo clavada en él. Se acercó despacio, como si así pudiera darle tiempo a que se retractara. A que dejara toda esta parafernalia y no diera el gran paso.
Yibo no aceptaba a los Homosexuales.

No.

Yibo no se aceptaba a él mismo.

No aceptaba no haber podido hacer algo para salvar a, posiblemente, su hermano. No aceptaba no haber podido protegerlo. No aceptaba haber discutio con él ese día. No aceptaba haberle dejado salir sólo.

Hundío el lado derecho de la cama y se sentó con una pierna flexionada. Su rodilla tocaba el muslo de Wang y eso no hacía más que dar toda una sensación cálida a su cuerpo. A su estómago. A su pecho.

- ¿Estás seguro?

- Claro. Vamos, es sólo un beso.

Pero su mirada le decía de todo menos eso. No era sólo un beso. Era mucho más. Era quitar una traba en el camino. Yibo estaba temblando y Zhan se dió cuenta cuando colocó su mano en el hombro de su Musa. Estaba cálido, y expectante. Subió poco a poco la mano y acarició sus cabellos castaños, encontrándose que eran muy suaves. La curva de su nuca encajaba perfectamente en su mano, lo que por muy raro que suene, le dio seguridad al mayor.

"Es sólo un beso"

Yibo lo había dicho, y Zhan no quería hacer otra cosa más que creerle. Pero era dificil cuando le tenia a centímetros de su cara, sintiendo la entrecortada respiración y viendo como la nuez subía y bajaba.

Fin del asunto.

Acortó la distancia de una forma bruta, totalmente dueña del nerviosismo que le producía la situación a Zhan. Sus labios chocaron, creando una sensación de unión. Sus belfos se rozaban de arriba hacia abajo y no podían hacer mas que seguir el ritmo.
El castaño estuvo estático por los primeros segundos, como si realmente estuviera pensando en retirarse. En si era demasiado para él.
Zhan sentía la colonia del menor muy presente en sus fosas nasales. Era alcohol con perfume y su olor natural. Era demasiado exquisito. Su mano se paseó por todos sus mechones de cabellos y pudo jurar que el menor dejó salir un suspiro.
Su corazón había ganado la batalla. La mente de Yibo no iba a ponerse en su contra, no iba a imaginar nada ni su cuerpo iba a sufrir un ataque.
¿Tenía miedo? Aún lo seguía teniendo, porque era todo demasiado hermoso para ser real.
El castaño estaba abatido, ya que se había olvidado de lo que se sentía besar; y Zhan se olvidó en ese momento de todos los besos que alguna vez había dado.
La lengua de Zhan se sintió libre de salir a explorar, por lo cual se alejó un poco y lamió la suave textura. Yibo usaba mucho bálsamo labial sabor cherry, así que a eso sabía; a gloria y a cherry.
El castaño entreabrió la cavidad dejando pasar a Zhan, sintiendo su lengua contra la del mayor. Era una textura extraña para él pero era demasiado placentera. Era embriagadora, coqueta y seductora. Todo el cuerpo de Xiao Zhan le atraía de tal forma e inclusive con más intensidad. No podía dejar de sentir aquello cuando el beso llegó a su auge.
Por primera vez, Yibo tomó la iniciativa y agarró la mandíbula de su jefe, apretándola para que no se moviera. Se alejó, por más que no quisiera, y tomó entre sus dientes el labio abultado que le llamaba. Estaba brilloso y suave, como un dulce.

Todo terminó tan brusco como había empezado.
Un hilo de baba se formó cuando se separaron, con la respiración difícil y los ojos entrecerrados. Cualquiera que los viera pensaría que acababan de correr una maratón.

- E-eso fue... - empezó Zhan - ...wow. Fue, wow.

Pero cuando levantó la vista del todo, notó que Yibo estaba sin habla, mirando fijamente sus manos. La cabeza gacha. Su pecho subía y bajaba, uno dos, uno dos.
¿Un ataque?
Zhan tenía miedo. Yibo no respondía. Lo tocó, pero no hizo nada.

- Yibo - le dijo firme, mientras rápidamente tomaba su rostro entre sus manos, y no para besarle, lamentablemente - Yibo, respóndeme. Vamos, tranquilízate.

- Él... - murmuró como pudo - está...muerto. Y yo...

- Tú no lo estás, Yibo. No lo estás, estás aquí, conmigo. En mi habitación, en mi casa, en mi cama, con mi ropa. Venga, respira despacio.

El castaño hizo el esfuerzo de respirar bien pero su garganta ardía. Estaba teniendo un espasmo, su cara se volvió pálida y comenzó a temblar. A Zhan no le importó en lo más mínimo que su ropa se manchara de sudor, él solamente quería que su Musa estuviera bien.

- ...y-yo no debo...n-no merezco...

- Shhh...Yibo, tu mereces todo y más - movió su mano a su espalda baja y comenzó a acariciarlo, mientras apoyaba su cabeza contra su cuello, abrazándole, protegiéndole - Cargar con culpa ajena no está bien.

¿Qué le decía su mamá de pequeño cuando habían tormentas?

Continuó: - Estoy aquí, A-Yi. Estoy aquí y nada va a pasarte. Concéntrate en mi voz...¿No ves lo fácil que es? Venga...respira. No me iré a ningún lado.

Ya no podría.

Zhan sintió el cuerpo de Yibo calmarse. Ya no temblaba, pero si tenía pequeños espamos que no eran a causa del pequeño ataque, sino que eran causados por su llanto. Tomó la camiseta de Zhan entre sus manos y lloró.

- Shhh...shh...está bien, desahógate.

Pero su Musa negó.

- N-no...no lo está. Él...sufrió tanto, Zhan...sufrió tanto y yo n-no hice nada.

- Tú no pudiste hacer nada. Tú le ayudaste en los últimos momentos.

- ¿A q-qué precio? Está muerto. Era gay, y está muerto por serlo.

Yo soy gay, y vivo lo que soy.

Zhan realmente no sabía que hacer ante tal confesión. Yibo se había abierto hacia él tanto física como mentalmente ¿Qué más podía hacer además de abrazarle? Dándole su calor y confianza. No podía hacer más nada, él no era quien tenía que hacer algo.

Él no era.

Abrió la boca para decirle a Yibo que eso era el pasado, que él mismo era homosexual y era una persona feliz. Que él no tenía por qué cargar con culpa extra. Que debía pensar mejor las cosas, que debía dejar de lamentarse. Que él dio todo de sí, pero que el destino es cruel. Quería hacerle saber que le tenía, que estaba allí. Para cuando quisiera. Que él quería estarlo.

Pero el castaño habló otra vez.

- Zanjin murió...por ser lo que era - murmuró. Dio un último suspiro y se rindió - y yo no quiero morir, Zhan. No quiero morir...

Esas palabras le dieron de lleno en el corazón y le dejaron estático.
Yibo tenía homofobia, por su difunto amigo. Tenía miedo de relacionarse con alguien que terminara del mismo modo. Tenía homofobia por la culpa que sentía al haber perdido a su mejor amigo casi en sus brazos.
Pero el mayor factor, es que Yibo tenía miedo de aceptarse a sí mismo, y terminar como Zanjin.

Yibo tenía miedo de morir.

Y Zhan también lo sintió en ese momento.

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