Capítulo 27 Segunda fase: Cambiando I

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Yibo sabía lo que estaba haciendo, Yibo sabía lo ebrio que se encontraba. Pero por alguna razón en toda la noche no había podido dejar de pensar en morder el etéreo cuello de Xiao Zhan, llamándole cual manzana a Adán.
Pero allí, cara a cara con su jefe, viéndole de tan cerca, saboreando aún el salado sabor de su transpiración en sus labios el cual disfrutaba, cayó en cuentas.
Y entonces, todo comenzó a dar vueltas, mareándole y perdiéndole en el limbo. No podía mantenerse erguido.

¿Ese era Zanjin?

Wang Yibo no podía descifrarlo bien, ni tampoco entendía por qué tenía a su mejor amigo frente suyo, ¿Qué no estaba con Zhan?

- A-Yi... - murmuró su amigo, para cerrar los ojos y comenzar a llorar; sólo que no eran lágrimas sino sangre oscura y espesa.
El castaño quiso levantarse, quiso ayudarlo, pero no pudo. Su cuerpo estaba dormido y sus extremidades no respondían. Quería lanzarse a abrazarlo, a limpiarle la cara pero lo único que podía hacer era sentir ese nudo de nervios y miedo crecerle en el estómago con ganas de retorcerse. Le dolía, pero más lo hacía el no poder hacer nada, ¿Acaso nadie estaba viendo?
Zanjin abrió los ojos y sonrió.

- A-Yi...¿Por qué no me ayudas?

El castaño quería gritar, quería decirle que le parecía peligroso salir de noche, quería contarle el regalo secreto de Hai Kuan, pero no podía. Trató de mover lentamente los dedos pero ni siquiera eso. Era como si estuviera paralizado.

- Z-Z...Z...

Zhan se alarmó cuando vió a Yibo tartamudear, duro. Con los labios morados y temblando. Se acercó asustado y comenzó a sacudirlo pero su Musa no respondía. Gotas de transpiración le recorrían la frente y comenzaba a hiperventilarse.

- ¡Yibo! ¡Yibo!

Pero nada pasaba, así que Zhan agarró la lata de cerveza más cercana y se la volcó en la cara. Su ebriedad ya se le había pasado por el miedo de ver a Yibo así, por lo qué actuó rápido y eficiente al parecer. Yibo había vuelto en sí y estaba tomando largas bocanadas de aire, como si alguien le estuviera ahorcando. Pero nadie lo hacía.

- Yibo...Yibo, respira. Tranquilo...estás bien, estás a salvo.

- Z-Z...Z...Za.

- Shhh...ven, siéntate mejor.

Se largó a llorar. No quería. Quería parar, necesitaba ayuda. Nadie le entendía y tenía miedo que lo tomaran por loco. Pero realmente, era una fobia. Un trauma. Un miedo.

- Z-Zhan... - murmuró, sollozando en el pecho de su jefe. No le importaba perder el empleo, Zhan se había convertido en un pilar para él, sin que Yibo se diera cuenta. No entendía la falta que le hacía, así que simplemente dejó que sus sentimientos les guiaran. Había tenido valor por el alcohol, pero ahora, todo estaba claro.

- Ven, Yibo. Vamos arriba.

Cuando se sentó en la cama de Zhan, dejó que la suavidad de las sábanas le envolvieran, acostándose mientras Zhan buscaba ropa vieja que prestarle.
El castaño miraba aquella habitación y no había forma de no saber que era de Zhan.
Las paredes que alguna vez fueron blancas estaban manchadas con pintura por todos lados, con bocetos y rayas. Habían bastidores y telas, pinturas y latas de spray, justo debajo de una enorme frase en la pared.

"Just paint yourself"

Definitvamente Zhan. Y Yibo podía sentirlo, dentro suyo.

¿Dónde se suponía que debía pintarse? ¿Dónde se suponía que debía verse?
Desde que Zhan había abierto su taller, Yibo le observaba sin darse cuenta. Yibo sabía quien era. Pero no lo aceptaba.

Yibo sospechaba que Zhan era Homosexual, pero el simple hecho de pensarlo le ponía los pelos de punta y hacía que su corazón latiera muy rápido. Así que siempre esquivaba el tema.

¿Eso era un ataque de pánico o emoción?

Todo allí olía a él. Todo en esa habitación gritaba el nombre de Xiao Zhan y Yibo se sentía agobiado, encerrado, con los pulmones a punto de salir por su boca. Era demasiado de repente. Se había dado cuenta de muchas cosas que no quería. Y sucedió que, cuando se acostó en la cama de lado, cuando hundió la cara en la almohada y cuando aspiró el aroma, su cuerpo comenzó a arder. El aire le faltaba y se estaba comprimiendo. Su estómago se retorcía y las comisuras de sus labios tiraban.

¿Aquello era pánico, o felicidad?

Tenía miedo de lo que sentía. Tenía miedo de terminar como su mejor amigo, pero tenía más miedo de que fuera Zhan quien terminase así.

Todo lo que Yibo tocaba, se destruía. Su mejor amigo, Hai Kuan, su madre...y no quería que Zhan derrapara también.

- ¿Estos pantalones te entran? - pregunto Zhan, mostrándole la prenda a Yibo.

No lo hagas, Xiao Zhan. No le mires con esa sonrisa, no ladees tu cabeza. No esperes su respuesta tan ansioso como un perrito feliz.

Yibo estaba demasiado empedernido en oler la almohada que no escuchó a Zhan acercándose.

- Hey, bella durmiente - le murmuró, tocándole el hombro. Yibo levantó la cabeza y ahogó un grito al tener a su jefe tan cerca. Por alguna razón siempre hacía eso; Yibo podía estar hundiéndose en sus problemas y Zhan simplemente iba a hablarle, tranquilo, como si nada pasara. Sin juzgarle ni hablar por sus espaldas. No era el primer ataque de pánico que ocurría frente a Zhan y este actuaba siempre de la forma...correcta.

- Z-Zhan...

El ambiente quedó en silencio, pero se podían oír con facilidad los latidos de sus corazones.

- Eh, Yibo ¿Estás bien?

Y el castaño negó. Obviamente no estaba bien, y se sentía mareado. Era demasiado para su mente.
Yibo debía de tener otro ataque de pánico más leve. Su cuerpo se había tensado y su respiración se hacía cada vez más difícil de mantener, como si algo estuviera tapándole la nariz. Su cuerpo comenzó a sudar frío y sus manos a temblar con el característico hormigueo. Pero nada había pasado y ningún ataque había ocurrido cuando Zhan le tocó suavemente la mano, como si estuviera tanteando el terreno. Le miraba asustado, cohibido, como si tuviera el miedo de tocarle y que Yibo se arrojara por la ventana de su habitación.
Como si tuviera el miedo de arruinar todo.
Pero ningún ataque había ocurrido y Yibo se sorprendió.

¿Era aquello lo que llaman catalizador?

- ¿Te ocurre algo? ¿Quieres vomitar? - Zhan se acercó aún más, preocupado. Dejó las prendas sobre el regazo del mayor y colocó su palma en la frente del castaño, tomándole la temperatura. Yibo estaba un poco caliente pero era por el reciente alcohol. Zhan frunció el ceño y lentamente se acercó al rostro del mayor, quien se sorprendió y dejó salir un espasmo. Eso hizo a Zhan apurarse y plantar sus labios en su frente, como si estuviera dándole un beso cuando todo lo que estaba haciendo era tomarle la fiebre. La garganta de Zhan había quedado frente el rostro de Yibo, quien lo único que podía hacer era mirar el subir y bajar de la nuez de Adán frente suyo, con el tiempo pasando mucho más lento, oliendo la colonia que usaba su jefe y sintiendo sus suaves labios sobre su frente - Estás un poco caliente... - murmuró Zhan alejándose. Y Yibo podía jurar que le había dejado la marca de baba en su piel, la cual estaba totalmente ardiendo por eso, y aún no podía descifrar si era por el alcohol, por el ataque o por sus hormonas reaccionando ante el menor.
Ante Xiao Zhan.
Yibo podía no estar teniendo un ataque de pánico pero estaba asustado. Asustado de todo lo que Zhan estaba produciéndole.

- Zhan... - murmuró, sin saber en qué momento se había quedado con la garganta seca.

- ¿Sí? - le pregunto, con una sonrisa.

Una maldita sonrisa.

Yibo se había desmoronado en trozos hacía un rato y Zhan simplemente había cargado con todos los problemas y le había ayudado sin tener la obligación (o eso creía) y estaba allí, tranquilo, sonriéndole y transmitiéndole la paz y seguridad que Yibo necesitaba.
Yibo necesito esa sonrisa, esos ojos achinados del todo y esas mejillas coloradas para dar el gran paso. Para comenzar a curarse y comenzar a vivir como realmente sentía que debía hacerlo. Se sinceró después de mucho tiempo y preguntó lo que realmente quería preguntar.

- ¿Qué se siente besar a otro hombre?

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