Capítulo 9 Empecemos

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- Así que...- murmuró Yibo, sentado en el asiento de la tienda de Zhan, sosteniendo en sus calidas manos un café, mirando todos los cuadros pintados y colgados sobre la pared. Habían encontrado el momento para verse a la tarde, cuando todo cerraba.

- ¿Tú quieres ser mi amigo, Zhan?

- Creí que ya lo era - dijo el peli-negro, bebiendo también un café, intentando de adivinar hacia dónde quería llegar Yibo, una persona demasiado misteriosa para su gusto. No le conocía y le tomaba desprevenido a cada minuto.

- Pues sí, en partes. No me conoces, y juzgas sin conocer. Todos comienzan así, solo espero que contigo sea algo distinto.

¿Arrogancia?

- Yibo, no entiendo a que punto quieres llegar. Si no quieres hablarme tan sólo dilo, no des tantas vueltas. Ahorramos el teatro y la cuenta.

¿O precaución?

Yibo dejó escapar una risa con sorna de sus labios mientras bebía nuevamente de su café. En serio, esta situación era poco creíble.
A la de Yibo riendo, me refiero.

- Claro que sí lo sabes, Zhan. Sé que quieres hablar sobre mi Homofobia y sobre cómo crees que me da asco cada persona homosexual - sentenció con una mirada fría, a la que Zhan le temió. Parecía que el castaño ya tenía la situación estudiada de manual y aquello a Zhan no le agradaba. Como si el menor estuviera todo el tiempo a la defensiva, sabiendo las respuestas de memoria y más que acostumbrado a la situación. Cosa que era totalmente lo contrario, para sorpresa de ambos.

¿Quién era realmente Wang Yibo?¿Acaso un activista que estaba dispuesto a destrozarle? Pero él no sabía que era gay, pero podía suponerlo si entrelazaba las pistas ¿Iba a destrozar sus cuadros? Zhan tenía miedo en ese momento.

- Entonces, ya que lo sabes, empezaré sin mas vueltas - aquí vamos - ¿Por qué eres homofóbico, Wang Yibo?

El castaño sonrío y terminó de tomar su café, tomándose el tiempo necesario para responder.
Pasaron treinta segundos hasta que Zhan volvió a hablar.

- Yibo, ¿Responderás o...

- ¿Qué crees, Zhan? ¿Por qué piensas que soy Homófobico?

Al peli-negro esto lo tomó por sorpresa, ¿Qué esperaba que dijera? ¿Acaso esto era una prueba?

- No lo sé, Yibo.

- Entonces juzgas sin conocer. - Como todo el mundo - Sabía que eras así. No debo perder el tiempo contigo. Jaque. - terminó para levantarse de allí. Obviamente, era todo una trampa.
Pero Zhan no iba a dejar esto así. No. Pisó de lleno el palito.

- Espera, ¿Estás diciendo que te juzgué sin conocer? ¿Sin conocerte? Yibo, todos hacemos eso.

- Claro que no. Yo nunca he juzgado sin conocer, Zhan.

- ¡Ja! - se rió con sarcasmo el peli-negro, para acercarse aún más a Yibo, quien dió un paso atrás - Me juzgaste a mí. Dijiste que sabías que era así. Yibo, ni si quiera me conoces y ya piensas que soy como el resto.

Yibo quedó sin palabras, mirando directamente a los ojos de Zhan, quien habló.

- Jaque Mate.

Y un ligero ambiente de guerra se creó entre ambos.
¿Qué era lo que Wang Yibo quería probar? ¿A qué era lo que le temía? ¿Estaba probando al peli-negro?

Xiao Zhan estaba muy perdido. Estaba conociendo a Yibo, al verdadero Wang Yibo. Y le estaba gustando. Era casi...enigmático.

Un enigma. Wang Yibo era un enigma. Su enigma.

- Bien, ganaste. - touché - Te contaré el por qué de mi Homofobia.

Zhan asintió, riendo victoriosamente para sentarse nuevamente, mientras Yibo imitaba esto. Por fin sabría por qué Yibo odiaba a su comunidad. Por qué odiaba a personas como él, ya que Zhan era homosexual. No pensó que iba a ser así de fácil, pero el castaño ya había ido con las intenciones de hablar. Solamente parecía que necesitaba alguna excusa o incentivo para su mente.

- Bien - suspiró - todo comenzó cuando tenía 14 años. Estaba en la escuela, junto a mi mejor amigo, Zhu Zan Jin, quien tenía 16 años. En ése entonces éramos como hermanos. Nadie podía separarnos.

Zhan escuchaba atentamente la historia, no quería preguntar ni mucho menos interrumpir. Eso lo dejaría para el final.

- En fin, Zan Jin era Homosexual, y lo era abiertamente. No me molestaba, en absoluto. Es más, siempre que podíamos salíamos a jugar videojuegos en las recreativas junto a su novio, Liu Hai Kuan. Pero fue entonces cuando nuestra felicidad se cortó. - su semblante cambió drásticamente. Ya no tenía aquél destello al recordar algún recuerdo feliz - Zan Jin había faltado a la escuela, no atendía el movil y sus padres no sabían donde estaba. Mucho menos Hai Kuan.
Entonces, comencé a buscarlo esa misma noche, por las obscuras calles y avenidas, obviamente, a escondidas de mis padres.
Horas y horas caminando en la obscuridad. No tenía miedo, estaba buscando a mi mejor amigo. En unas horas amanecería y Zan Jin no aparecía.
Pero...cuando lo encontré, estaba tirado en el suelo de un bar, sobre un charco de su propia sangre, agonizando y...desnudo. Por su piel se encontraban escritos insultos, apodos, "marica" "Gay de mierda" y demás.
Todo eso por...nada.
Como ya te dije, era muy de noche, el bar estaba ya cerrado, así que no tuve otra opción que cargar a Zan Jin hasta el hospital más cercano, ya que mi móvil estaba sin batería. Lo había usado de linterna.
Tenía su sangre por todos lados, en la cara, manos, brazos, piernas y en la nariz. Cada vez que respiraba sentía ese olor férreo y horrible. No había nadie, estaba sólo. Éramos Zan Jin y yo contra la muerte, e íbamos perdiendo. Estaba muy mal, Zhan. No podía respirar bien, su cara estaba desfigurada y sus dos rodillas rotas, como su brazo derecho y...también le faltaban un par de dedos. Quienes hicieron eso eran unos monstruos. No eran humanos. Darle una paliza a alguien así...a alguien que no le hacía daño a nadie. A mi único mejor amigo.
Así que, cuando llegamos, lo llevaron a urgencias. Rápidamente llamé a sus padres por el teléfono público, quienes atendieron y llamaron inmediatamente a Hai Kuan.
Pero cuando colgué la llamada, Zan Jin estaba en la sala de recuperación intensiva. Los doctores hablaron conmigo, ya que había sido quien lo había traído. Y al no haber nadie más, no les importo que haya tenido 14 años en ese entonces.
"No sobrevivirá la noche...lo siento niño"
Y así fue.
Entré en la sala, y Zan Jin apenas pudo verme. Apenas pudo abrir los ojos, para sonreirme y cerrarlos nuevamente.
Le sostuve la mano, tratando de no llorar. Cosa que se me hizo imposible.
Para cuando llegaron sus padres junto a Hai Kuan, el cuerpo de Zan Jin ya estaba frío.

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