Odiaba escuchar a Hai Kuan hablar solo.
Pero en realidad no lo hacía.
Su mejor amigo creía hablar con el amor de su vida y Zhuo Cheng no se atrevería a interrumpirlo. No después de todo lo que hizo por él. No después de prácticamente meterse de cabeza en su vida y enamorarse de un recuerdo.
Zhuo Cheng había conocido a los chicos en una terapia de grupo. Había conocido a Yibo y luego a Kuan.
El castaño utilizaba los recuerdos como terapia. O eso le había dicho el psiquiatra.
" - Zhuo Cheng...sé que es mucho y lo que te voy a pedir es poco profesional...pero necesito tu ayuda para recuperar a Yibo"
El rubio obviamente aceptó esto. Haría lo que sea por ayudar a sus nuevos amigos.
Zhuo Cheng tenía 19 años cuando conoció a los chicos. Primero al más chico, Wang Yibo.
Sus vidas se cruzaron en una sala de hospital con otros diez chicos, con batas y ojeras, entre los cuales también se encontraba Liu Hai Kuan.
O un recuerdo de lo que solía ser." - Yo sólo acompaño a mi amigo, Yibo. Ha estado un poco triste estos días.
Zhuo Cheng enseguida levantó la vista ante esa hermosa voz.
Sus ojos se cerraron por inercia ante tan brillosa luz.
De pelos rojizos, pómulos definidos, piel canela y una hermosa sonrisa.- ¿Cómo te llamas? - pregunto el psicólogo.
- Liu Hai Kuan. Díganme Kuan.
- Bien...Kuan, me alegra saber que Yibo tiene amigos que se preocupan tanto por él, ¿Ves, Yibo? No estás solo como tanto dices.
Zhuo Cheng podía sacar la vista de tal radiante persona. En su vida había sentido tanta calidez provenir de alguien, que se encontraba a más de dos metros de distancia .
Pero cuando Hai Kuan giró su cabeza y conectó sus miradas, su mundo entero cambió cuando esos ojos acaramelados se achicaron a causa de unos elevados pómulos y gran sonrisa.Formuló un "Hola" con sus labios y Zhuo Cheng sonrió de regreso.
Quiso sonreír.
Fue la primera vez que lo había hecho en meses."Y cuando todo se hundió, cuando el pilar más fuerte se derrumbó, Zhuo Cheng supo que no había vuelta atrás.
Y sólo pasó dos dias después de esa terapia de grupo.
- Yibo... - murmuró el rubio - él...
- Está mal - dijo finalmente el psiquiatra - Está muy deprimido, triste. No creo que se recupere si sigue así.
Zhuo Cheng asintió, pesadamente.
- Sé que eres su amigo...hace apenas unos meses...pero necesito que lo intentes.
- Claro que lo haré. Es el único amigo que tengo.
- En el mejor de los casos...puede que siga adelante con su vida...pero siempre habrá secuelas.
- ¿Qué clase de secuelas?
- Traumas. Ataques. Pánico. Miedo. Psicosis...
Zhuo Cheng supo en ese momento que no debía prometerse nada. Que no debía prometer nada a nadie.
Pero lo hizo.- Y...¿Qué sabe de su otro amigo?
- ¿Liu? Todavía no tengo su caso, el psicólogo no sabe si necesitará algún tratamiento a base de medicamentos...no...
- ¿...No?
- Mira, Zhuo Cheng: hay veces en las que las personas ya no tienen salvación. Ya no quieren seguir luchando. Pierden su ancla en el mundo y no quieren...
El doctor paró de hablar cuando vio la mirada de Zhuo Cheng quebrarse como una copa de cristal fino.
Wang Zhuo Cheng sabía que si se lo prometía, nunca iba a ser lo mismo.
Se había enamorado de Hai Kuan, se había enamorado las pocas veces que cruzaron palabras, y desde la muerte de su pareja y la recaída de Yibo, este apenas aparecía.- "Y cuéntame, Yibo, ¿No quieres ir a la escuela? Salir de este tonto y aburrido hospital.
El pelinegro solamente siguió sentado, con las manos a sus costados y la bata blanca cubriendole todo el cuerpo.
- Bueno...si no quieres hablar de tí... dime...¿Cómo conociste a Kuan? Nunca me contaste esa historia"
Sabía que Hai Kuan era una gran persona.
Lo primero fue atracción, pero en cuanto los días fueron pasando, en cuanto Zhuo Cheng se ocupó de mejorar a su mejor amigo, utilizó los recuerdos como una cuerda hacia la realidad. Sus tardes se basaban en hablar de anécdotas, risas y todo entorno a su amigo, tratando de siempre evitar el mencionar a Zanjin. No quería otra recaída." - ¿Entonces dices que se puso a bailar en medio del pleno discurso?
- Así es. Es Kuan, era normal en él.
Zhuo Cheng estalló en risas y pudo lograr que el menor también lo hiciera. La primera vez que le oía reír.
Entonces, cuando ambos pararon, Yibo decidió hablar.
- ¿Dónde está Kuan?
Zhuo Cheng suspiró y negó con la cabeza.
Sabía que si Yibo veía a su amigo como estaba, todo su progreso se iría la basura. Yibo debía imaginar a Kuan como lo recordaba.Y Zhuo Cheng debía tratar de no enamorarse del pelirrojo, aunque estaba siendo demasiado tarde"
- Puedo ayudarlo también. A ambos. Puedo hacerlo.
- Zhuo Cheng..., es demasiado para una persona. Más para tí, joder. Eres mi paciente también, así que también debes cuidarte.
- Ya no me siento como antes - dijo sinceramente - Desde que los conocí, son la única barrera entre la depresión y yo. Doc, no puedo perder mi único amigo. Y a Kuan. Me olvido de mis problemas ayudando a los demás con los suyos. Déjeme ayudarlos. A ambos.
Fue hacia la nevera y cogió una cerveza. La abrió con la mesada y se bebió todo el contenido de un solo trago.
Su garganta ardía pero no tanto como sus ojos llenos de lágrimas saladas.Odiaba estar enamorado de una persona rota. Odiaba enamorarse de alguien que ya no tenía amor para dar.
De alguien que había perdido a una persona, la cual se llevó su corazón con él.
Odiaba.
El rubio odiaba a Zanjin. Odiaba a aquella persona que se había llevado el amor de Kuan egoístamente. Quien le había arrebatado la oportunidad. Odiaba a un muerto y le envidiaba.
Se odiaba por defraudar a Yibo y se odiaba por empujar a Hai Kuan. Se odiaba por dar tanta lástima que le daban migajas de una sombra de lo que alguna vez fue amor.
No debia aprovecharse de Hai Kuan. No debía de obligarle a amarle, pero, ¡Maldición! Le amaba.
Se dirigió a su habitación y cerró la puerta de un portazo. Se arrojó en la cama y comenzó a llorar nuevamente.
No había sido suficiente para recuperar a Hai Kuan. No había sido suficiente para mejorar del todo a Yibo y no había sido suficiente para terminar con su vida cuando fue necesario.
Creía firmemente que no se merecía nada por no haber podido ayudarlos.
Ni siquiera creía merecer una caricia del pelirrojo. No creía merecer la amistad de Yibo.Se llamaba indigno de toda muestra de amor.
Se había enamorado de Liu Hai Kuan y no sabía cómo lidiar con ello.
Wang Zhuo Cheng vivía para los otros, pues se creía indigno de merecer una vida.
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Pastel
RandomHay veces en que las personas no son del todo lo que creías que eran. Porque las apariencias engañan, y las cosas que menos esperamos son las que nos cambian. Y la vida nos prepara para enfrentarnos a esas apariencias, a esas corazas. Para romperlas...