Promesas V

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Promesas

Naruto se movió de manera automática para subir las escaleras y firmar el maldito contrato. Pero cuando estaba saliendo de la oficina de recursos humanos estaba hirviendo de rabia.

Corrió para bajar de las escaleras y se precipitó hacia la recepcionista del piso 34. Ella saltó cuando el apoyó sus manos sobre el escritorio.

-¿Aquí trabaja Hinata Hyūga?- preguntó aunque quiso ocultar su desesperación.

La chica alzó una ceja y asintió lentamente.

-¿Cuál es su oficina?- quiso saber.

La chica parecía intimidada, y él quiso relajarse, pero estaba cada vez más enojado.

¿Cómo? ¿Cómo su Hinata lo había tratado así? ¿Cómo su tierna y dulce niña lo había insultado y empujado siendo que él siempre la había añorado? Él era un puto monje por ella. Y cuando al fin estaba al alcance de sus brazos, lo rechazaba así por qué sí y luego le decía que no la toque, que no le llame amor. Pero ella era eso, era su amor. Su único amor.

-Ella tiene su oficina al lado del señor Uchiha. Ella...

-Gracias-, respondió Naruto sin esperar que la mujer quisiera acompañarlo.

-¡Espera!- escuchó que la mujer quería ir tras él, pero apresuró el paso y se dirigió a la única oficina que veía al lado de la del señor Itachi.

Pero antes de llegar, vió una ventana que daba al interior de la oficina de Hinata y se detuvo de golpe. Allí estaba ella, sacándole la respiración como cuando era joven. Notó sus facciones enojadas y parecía estar discutiendo con alguien. Él se tensó cuando vió que un hombre se acercaba, dándole la espalda a él y la abrazó mientras ella tenía los brazos cruzados.

Su mundo se detuvo de golpe, la cuchilla clavándose hasta el mango.

Observó como su hermoso rostro se relajaba y terminaba suspirando para devolver el abrazo. Naruto apretó los dientes y las manos cuando vió como una de sus manos delgadas se cerraban en la espalda del hombre y la otra se enredaba con los cabellos largos y oscuros.

El piso que había a sus pies despareció mientras notaba que ellos se besaban. ¿De verdad estaba viendo eso? No podía apartar la mirada aunque quisiera, desde su punto de vista ellos se estaban besando, pero eso no podía ser verdad.

No su Hinata.

Ella no se olvidaría todas las promesas que se hicieron. Todas las palabras murmuradas desde el corazón.

Ella no...

Una mano lo detuvo cuando estaba por dirigirse a la puerta. Él separó su mirada de esa escena sacada de sus peores pesadillas para ver a la joven recepcionista mirarlo con confusión.

-No puedes entrar allí-, le dijo con lentitud.

Naruto parpadeó y apretó los dientes, volviendo la mirada a la ventana para ver cómo ellos seguían abrazados, como un tierno abrazo de amantes.

-¿Quién es él?- preguntó con voz ronca.

Le rompería cada hueso, cada tendón, cada maldita articulación.

-El señor Uchiha. La señorita Hyūga es su secretaria.

Naruto apretó los dientes más fuerte, intentando controlar su instinto asesino. Esto debía ser un error, un maldito error.

Hinata no podía haberlo olvidado, no podría...

-Tienes que acompañarme

-¿Es su pareja?- preguntó en cambio.

No desvío la mirada de ellos mientras seguían hablando, deseo con todas sus fuerzas poder ser como Sasori para poder leerle los labios, pero no era tan bueno. La recepcionista quiso empujarlo para que se moviera desde su brazos, pero él no se movió. No se iría hasta que hablara con Hinata. O hasta que supiera la verdad.

-No-, dijo la chica a regañadientes-. O por lo menos no oficialmente.

Naruto quería aullar. Hinata le estaba rompiendo el corazón, lo único que latía por ella y para ella. Todo el esfuerzo que había hecho para ella y por ella, se lo estaba tirando a la cara. Había tomado su corazón, lo había apretado hasta sacar todo y se lo lanzó en la maldita cara de imbécil. Él había creído que ella era diferente, que ella no se guiaba por lo material ni por la apariencia.

Ella lo había olvidado...

Él no podía respirar de repente. Su pecho se agitó mientras intentaba meter aire en sus pulmones. Él sudor reventó en su piel, mojando su camisa, pegando su cabello a su frente.

Ella había jugado...

Naruto se tambaleó, siendo ayudado por la chica que apenas pudo mantenerlo de pie.

-¿Estás bien?- preguntó preocupada.

Naruto se giró, no podía seguir viendo, no podía.. simplemente tenía que irse de allí. Se movió con rapidez, dejando a la mujer sola en el pasillo y comenzó a bajar por la escaleras. No podía permanecer quieto en el maldito ascensor. Bajó corriendo por los escalones, concentrandose en su respiración y cada escalón de las escaleras, su mano corriendo por la baranda.

Él podía escuchar sus jadeos como si fueran de otra persona, la maldita corbata comenzaba a apretar su pescuezo cuando llego al piso 10. Comenzó a aflojarla sin dejar de bajar. El ejercicio siempre lo había ayudado para despejar la mente, pero no podía sacarse de la cabeza el abrazo de Hinata con Itachi.

¿Qué había pasado?

¿Por qué ella lo había rechazado?

¿Por qué ella había olvidado todo?

Cuando estuvo en el quinto piso se detuvo en el descanso, las escaleras estaban desiertas y cerradas por las puertas de cada piso. Él respiró con dificultad mientras ya no podía aguantar más. Su visión se nublo con lágrimas y las dejó ir mientras apretaba las manos en la baranda y se sentaba en el escalón. El pecho le dolía como si su corazón se hubiera detenido y se lo frotó aunque de nada sirvió. Apoyó la frente en la baranda mientras un angustiado sonido salía de su boca temblorosa.

Su chica. Su Hinata.

¿Quién era sin ella?

Nada...

Continuará...

Promesas (NaruHina 💕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora