Promesas
Pasado
Naruto espero en la esquina que ella apareciera, estaba algo nervioso ya que Hinata había estado enferma y no había asistido a la escuela la semana pasada. Tenten le había hecho el favor de acercase a la casa de su novia para preguntar por su salud. Ya era lunes y él estaba muriéndose por verla una vez más. Iba a tirar todas las preocupaciones de su suegro y Hinata al suelo, sólo por ver a su chica y saber que estaba bien si ella no asistía ese día.
De repente, Naruto se tambaleó cuando alguien se colgó de su cuello desde atrás. Él sonrió cuando la risita de su novia llegó a sus oídos.
—Viniste—, murmuró ella a su oído para después darle un dulce beso en el cuello, justo bajo su oreja.
Naruto ocultó su escalofrío, una sensación extraña en su estómago y espalda se esparcía cada vez que ella lo besaba allí.
—Todos los días vine, amor—, dijo intentando que ella se bajará de su espalda para besarla en los labios.
Hinata rió mientras esquivaba sus manos y le daba otro beso en el cuello, provocando un siseó en él. Finalmente Hinata se bajó de su espalda y él no perdió el tiempo, agarrándola de las caderas la apretó contra su cuerpo y bajo el rostro para besarla. Pero se detuvo al sentir sus dedos en vez de sus labios. Abrió los ojos para verla,, obviamente sorprendido de que no la dejara besarla.
Hinata sonrió.
—No quiero contagiarte, vida—, Naruto notó su voz algo diferente, seguía algo congestionada.
Él sonrió y beso la punta de sus dedos.
—No me importa, amor.
—Pues a mí sí—, dijo con una risita.
Naruto se mordió el labio, sintiéndose más vivo que nunca al escucharla, al verla. Ella había robado su corazón desde el primer momento que la había visto, pero ese amor sólo había crecido más y más cuando ella no dejó de hablarle por más que era el raro del curso. Cuando Naruto había sido nada, flaco y extraño, ella lo había apoyado y visto cuando todos sólo se acercaban para molestar. Incluso antes de que su mejor amiga, Tenten. Hinata había estado desde el primer día.
Con delicadeza, cerró sus dedos en la muñeca y movió la mano, para bajarla y besarla como quería. Hinata peleó un poco, pero terminó abriendo la boca para recibir su beso, su lengua. Lentamente la saboreo, tan profundo que pudo saber que ella había comido esos rollos de canela de desayuno que tanto le gustaban. Gimió al sentir que el hormigueo en su estómago subía de intensidad, sus manos cerrándose en su espalda para pegar más el cuerpo menudo al suyo. Hinata sólo siguiendo su ritmo, ella la mayoría de las veces era tímida, pero Naruto había descubierto la forma de que se entregará a él sin reservas. Sus dedos bailaron en la columna de ella mientras chupaba su labio, y sonrió de lado al sentir como temblaba en sus brazos.
Se separó para verla con los ojos cerrados y respirando con jadeos profundos. Sus mejillas se habían sonrojado y sus labios se había hinchado por la fricción con los suyos. Él suspiró.
—No me importa que pase, amor. Nunca te separes de mis besos...
Presente
Naruto cerró la puerta de su habitación y se dejó caer en la cama de cara, su rostro golpeándose contra el colchón.
Quería morirse. Dejar de respirar o despertarse si ese había sido una pesadilla.
Al fin había encontrado a Hinata de nuevo, pero ella lo había apartado. Simplemente ella lo había insultado y golpeado, lo había cambiado. Naruto no pudo evitar recordar el rostro de Itachi, él era guapo, tal vez algo mayor, pero era un hombre atractivo. ¿Será que Hinata se había enamorado de él y por eso no había vuelto a buscarlo? ¿Dónde habían quedado sus palabras de amor eterno? ¿Dónde habían quedado todos sus sueños de casarse y tener una familia juntos?
Naruto corrió el rostro del colchón y miró con una mirada vacía la fotógrafa que mantenía en su habitación que había sacado del anuario de la escuela.
Esos ojos perlas habían sido los mismo, pero enojados, llenos de rencor. De odio hacia él. La luz de amor ya no existía. Sus hermosos y suaves labios no se habían estirado para mostrar su sonrisa tan lumínica, esa que podía llenar de paz el interior de Naruto. No, su boca se había apretado con asco, con rencor.
"No vuelvas a tocarme...."
Él aún sentía el hormigueo en sus dedos, esos que habían tocado su cuerpo. Podía jurar que hasta sentía su exquisito perfume a vainilla.
"No me digas así... ¿Ahora soy tu amor, Namikaze?"
Las lágrimas cayeron sin fuerza, distorsionando la fotografía de Hinata en su mesita de luz.
¿Que no le dijera amor?
Hinata había sido la primera mujer que lo había querido, ni siquiera su madre se había preocupado, y ¿Ella quería que él se olvidara de ella? ¿Quería que dejará de amarla?
Hinata siempre sería su amor, él se lo había prometido, y él nunca juró en vano. Todas las tontas promesas que le había hecho, ni una rompió. Pero ella... Ella simplemente lo dejó de lado. No lo busco para decirle aunque sea que ya no sentía nada por él. No intentó localizarlo, Hinata sabía el nombre de su universidad, Naruto se lo había dicho antes de que ella se mudará.
Ella simplemente lo dejó con una esperanza inútil.
"Vete al infierno."
Naruto cerró los ojos y los dedos sobre la ropa de cama. El enojo sólo creciendo en su interior. Sus dientes se apretaron tanto que gruñó y dió un manotazo al marco. El ruido del vidrio hacerse añicos no hizo nada para calmarlo.
Él ya estaba en el infierno gracias a Hinata Hyūga.
Continuará...
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Promesas (NaruHina 💕)
RomanceNaruto ha estado enamorado desde niño de una sola mujer en toda su vida. Durante la secundaria salieron a escondidas y tuvieron su historia de amor, pero todo se terminó cuando ella le cortó cinco años atrás al ella mudarse. Pero se prometieron uno...