Promesas XXII

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Promesas

-¡Esto es fácil Naruto!- gritó Boruto mientras dejaba el juego de mesa en la pequeña mesita de la sala. Hinata se había metido en el pasillo para bañarse antes de comer-. Debemos lanzar los dados primero-, dijo mientras abría la caja y sacaba una pequeña taza negra y lo agitaba mostrando por el sonido, que adentro había un dado-. Él que saque el número más alto es el que empieza.

Naruto sonrió mientras tomaba la taza, sacando el dado y dándole una mirada antes de dejarlo en la taza otra vez. Boruto ya había sacado el tablero para abrirlo y sacar dos fichas de colores diferentes.

- Mí color es el azul, así que tu toma el rojo-, dijo dándole la ficha de ese color y frotando sus manos una con otra mientras la sonrisa crecía-. ¡Tira, tira!- le instó.

-De acuerdo-, dijo Naruto mientras agitaba la taza y lo daba vuelta en la mesa. Sacó la taza de arriba y se desinfló cuando el número dos salió en el dado.

Boruto rió, pero luego se detuvo de golpe.

-Es buen número-, dijo aguanto la risa y tomando la taza. Haciendo el mismo movimiento, y al sacarlo le salió el seis-. ¡Bien!

Naruto frunció un poco el ceño, pero terminó riendo.

-Ahora, el juego es sencillo. Dependiendo de cuánto te da el dado, debes avanzar. Mira-, Boruto tiró su dado y le salió el número cuatro. Él agarró su ficha azul y la movió al lugar cuatro-. Cuando terminas en un casillero dónde hay una escalera subes, como me pasó a mí ¿Ves?-. Él subió al casillero 15. Naruto frunció el ceño-. Ahora te toca a ti-, dijo dándole la taza negra.

A Naruto le tocó el cinco y cuando quiso subir por la misma escalera, Boruto lo detuvo.

-No, no, no. Tienes que quedar en el casillero cinco-, dijo agarrando su ficha y poniéndola en el cinco.

-Pero pasé por el cuatro..-, se quejó Naruto.

-Pero no te quedaste allí. Tienes que quedarte en el casillero de la escalera.

Naruto siempre había sido algo competitivo, pero no iba a enojarse con su hijo de cinco años. De todos modos, se sintió algo estafado.

-Bueno- murmuró mientras Boruto agitaba la taza negra.

Boruto avanzó hasta el 19 y luego él hasta el 11. Todo iba bien hasta que Naruto llegó al 23.

-Tienes que bajar-, dijo Boruto tomando su ficha roja y bajando la hasta el 12.

-¿Por qué?- gruñó Naruto.

-Porque te tocó la cabeza de la serpiente, ellas te hacen bajar de casilleros.

Naruto afiló su mirada, sintiéndose el doble de estafado.

-No me agrada este juego-, murmuró mientras Boruto reía cuando terminó en otra escalera.

Ambos siguieron jugando, pero pronto las cosas se intercambiaron cuando Naruto terminó en una escalera bastante alta y a Boruto le tocó una serpiente. No pudo evitar burlarse un poco de su hijo.

-No eres muy maduro ¿eh?- murmuró su hijo mientras tiraba los dados.

Naruto se rió. No, no lo era.

-¿Cómo va eso?- preguntó Hinata saliendo del pasillo al fin.

Naruto levantó la mirada con una sonrisa, pero se quedó congelado al verla, su respiración se contuvo. Ella era tan hermosa. Su mirada fue desde su cabello corto un poco mojado, por su rostro sin maquillar y bajo lentamente por su remera holgada que le llegaba hasta arriba de las rodillas. Tal vez llevaba un shorts bajo la remera, pero él no podía verlo.

-¡Mamá! Bien-, dijo Boruto sin darle una mirada, concentrado en el juego-. Le estaba enseñando a Naruto a jugar escaleras y serpientes.

Hinata lo miró y sonrió, Naruto se tragó el nudo en su garganta, pero no sabía muy bien qué decir. Ella comenzó a caminar a la cocina.

-Voy a calentar la comida. En seguida vuelvo.

Naruto no le sacó la mirada hasta que ella desapareció tras la puerta. No sólo sus pechos habían crecido, su trasero era más grande y le encantaba. Cuando volvió la mirada, Boruto lo miraba con curiosidad.

-¿Por qué miras así a mí mamá?

Naruto tragó saliva.

-¿Cómo?- preguntó agarrando la taza y tirando los dados. Él avanzó tres casilleros.

-Como si ella fuera el helado de tu gusto favorito. Por cierto, ¿te gusta el helado?

Él agradeció la distracción cuando él tiró sus dados y festejo que volvió a subir.

-Si, me gusta el helado. ¿Y a ti?

-Obvio. Pero hace mucho no tomamos helado con mamá.

-¿Te gustaría que traiga helado mañana?- Boruto levantó la mirada, sus ojos brillando de emoción-. Podríamos tomar un poco con tu mamá, mirando una película. O nosotros.

-¡Eso sería genial!- gritó Boruto.

Naruto sonrió, ya tenía otra escusa para volver al día siguiente. Estuvieron jugando hasta que Hinata volvió al poco tiempo con la comida en platos. Ella también se sentó en el suelo, en la cabecera de la pequeña mesa de café, mientras ellos estaban en una esquina, aún jugando mientras comían.

Naruto miró a ambos mientras Hinata le preguntaba a su hijo cómo le había ido en el jardín de infantes. Él empezó a contarle las canciones nuevas que le enseñaron y como la maestra lo había felicitado ya que ya sabía leer cosas simples. Naruto comió, sin dejar de escuchar, ni de jugar. Hinata tuvo que volver a servirle cuando él había comido todo su plato, mientras su hijo y ella recién iban por la mitad. Cuando ella regreso con su plato lleno de nuevo, él le sonrió y lo tomó de sus manos, aprovechando para tocar por unos segundos sus dedos.

-Woa, comes mucho-, se sorprendió su hijo.

-Boruto-, le regañó Hinata suavemente mientras se sentaba.

Naruto rió, divertido.

-Si, como mucho-, dijo mientras cortaba un pedazo de pollo y lo metía en la boca.

-¿Cómo haces para no ser gordo? Mamá dice que si come mucho, ella sería más gorda.

-¡Boruto!- dijo más fuerte Hinata con una tos al atragantarse con una papa.

-¡Es verdad!-, se defendió él mirando a su madre confundido-. Siempre me obligas a comer verduras por la "deta"-. Boruto sacó la lengua con una expresión de asco.

-Es Dieta, Boruto. Y las verduras son buenas para ti-, dijo Hinata con las mejillas algo rosas.

Boruto hizo pucheros y Naruto tragó su pollo.

-Yo no te veo gorda, Hinata-, comentó distraídamente mientras pinchaba una papa y se la metía en la boca mientras la miraba intensamente.

Las mejillas de Hinata se volvieron rojas.

-¡Mí mamá es la más hermosa del mundo!-, gritó Boruto mientras subía sus manos hacia arriba y hacía la forma de un globo terráqueo.

Hinata le sonrió amorosamente a su hijo.

- Definitivamente Boruto-, murmuró Naruto sin apartar la mirada de ella.

Hinata se mordió el labio tímidamente, pero desvío la mirada a su hijo y apretó su pequeña mano.

-Gracias vida.

Continuará...

Promesas (NaruHina 💕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora