Promesas XII

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Promesas

Naruto intentó caminar al auto por la vereda de la casa de Hinata. Pero el aire no entra en su cuerpo y terminó inclinando la mitad de su cuerpo hacía adelante mientras intentaba respirar a través del nudo de su garganta y las lágrimas que le nublaba la visión.

"No confíes en las mujeres, hijo. Te lastimaran cuando menos lo pienses"

Esas siempre habían sido las palabras de su padre para él. Naruto lo había tomado como palabras casi sin sentido, estaba seguro que su padre estaba ahogado en resentimiento contra su madre. Minato había amado a su madre con locura, y cuando ella se había ido, él había estado enojado con todo el género.

Naruto se pasó la mano por la cara, sintiendo todo algo irreal.

¿Pero para qué le mintiera a Hinata?

¿Por qué le mentiría a Hinata?

Minato sabía el amor que sentía su hijo por ella, le parecía algo tan estúpido...

Sus piernas temblaban, así que tuvo que sentarse en el suelo, intentar recuperarse. Sabía que se estaba derrumbando en la pared de al lado de la casa de Hinata, pero no podía llegar al auto.

Lloró, gimió cuando el dolor de su pecho se multiplicó.

¿Hinata ya no lo amaba?

Él negó con la cabeza, eso no podía ser posible. Ella sentía cosas todavía, la forma en que había respondido a su beso le decía que ella aún le afectaba.

Naruto se frotó la mitad de la cara, intentando encontrar la lógica a toda esa locura.

¿Hacía cuánto tiempo estaba allí llorando?

Él no lo sabía. Parecía que había pasado unos segundos y toda la eternidad. Su cabeza palpitaba con dolor, su pecho se oprimía, sus extremidades temblaban. Tenía frío y calor a la vez. Sentía que podía flotar, pero su estómago estaba más pesado que un ancla de barco.

De repente el aire se corto por completo.

Naruto jadeó, cada vez más duro.

¿Se iba a morir?

-Hola ¿Muchacho?...

Se sentía un poco mareado, el suelo parecía girar, mientras el tiempo se había detenido.

-¿Oye? ¿Está bien muchacho?-, preguntó la voz de una mujer.

Naruto negó, sin levantar la mirada. Agitándose hacía adelante y atrás con el dolor reventando en su tórax.

-No te muevas. Iré por ayuda...

No quería ayuda, pensó cuando escuchó los pasos apresurados alejarse. Quería morir. ¿Qué sentido tendría? Seguir con su vida cuando el amor de su vida lo dejaba por una mentira, una mentira que él no podía refutar porque su padre ya no vivía. ¿Cómo podía explicarle a Hinata si no él mismo sabía que había pasado?

-Lo encontré así. ¿Llamamos a la policía?

Naruto se apretó los cabellos, intentando encontrar la forma de explicarle a Hinata que no era verdad. Quería...

-¿Naruto?

Él levantó la mirada cuando al suave voz de Hinata llenó a él. Ella estaba allí, o eso creía, ya que se fría algo borrosa por las lágrimas.

-Hi-Hinata. Te juro, yo no lo sabía-, lloró con jadeos salvajes.

- Tranquilo. Respira Naruto-, ella estaba arrodilla muy lejos de él.

-N-no puedo-, gimoteo de nuevo, apretando su pecho y balanceándose de adelante hacia atrás.

-Respira-, le pidió de nuevo, acercándose-. Tranquilo. Todo está bien-, él negó con la cabeza.

-Yo te e-esperé. No lo sabía. No lo sabía

Hinata terminó al frente de él y tomó sus ambas manos, sacándolas de su pecho que intentaban ayudar a sus pulmones a expandirse. Sentir su piel fría, contra la sudada de él, fue como una bocana de aire puro.

- Mírame Naruto-, le pidió suavemente. Él parpadeó, intentando sacarse las lágrimas y verla. Sus ojos estaban rojos e hinchados. Ella también había estado llorando-. Tranquilo, no es el fin del mundo.

-Te perdí-, se quejó-. Y no sé cómo recupérate.

Hinata apretó sus manos fuerte, ella hizo una mueca.

-¿De verdad, Hinata? ¿De verdad ya no me amas?

Ella miró hacia un costado, hacia donde estaba su auto.

-¿Ese es tu auto? ¿Tienes el número de un amigo para que venga a buscarte?

Naruto cerró los ojos, no quería irse. No quería separarse de Hinata. Ella lo estaba tocando, ella lo estaba ayudando. Eso tenía que significar algo ¿o no?

-Yo me esforcé, día a día, para ser el mejor hombre para ti. Me entrené, estudié. ¿De qué sirve? Si ya no te tengo...

-¡Naruto basta!- le cortó ella-. Tienes miles de razones, pero la primera tienes que ser tú. Tienes que ser mejor día a día y no por mí...

-¿Cómo pudiste?- susurró.

-¿Qué cosa?

-Seguir..

Hinata se quedó en silencio una vez más y Naruto se acercó un poco más a ella.

-¿Qué tuviste que hacer amor? -. Él se imaginó a su pequeña Hinata de 18, sola, sin nadie que la cuide, sin nadie que la ayude. El dolor reventó como venganza-. Perdóname, por favor. Por favor, perdoname. Yo no lo sabía. Si lo hubiera sabido está no sería la historia. Si hubiera...

-No existe. Naruto. Lo que pasó, ya pasó, no puedes cambiarlo.

- Cuéntame amor. ¿Cómo pudiste seguir?- preguntó mirándola directamente a los ojos, estaban separados por unos pocas pulgadas

Hinata lo observó a los ojos, y luego bajo a sus labios. Él también lo hizo, quería besarla para botar todo lo malo que tendría que haberle pasado.

-Y-yo-, murmuró, pero una pequeña voz la detuvo.

-¿Mamá?

Naruto sintió que un relámpago bajaba por su columna y levantó la mirada, para ver hacia donde había provenido la pequeña voz.

Sus ojos se abrieron asombrados al ver al pequeño de unas seis o cinco años con un pijama de Bob esponja y con un muñeco bajo su brazo. El niño tenía abundante cabello rubio, pero su piel era de un color parecido al de Hinata. Sus ojos eran grandes y celestes y miraba directamente a Hinata.

-¡Boruto!-, ella respondió-. Te dije que me esperes adentro vida-, ella soltó sus manos.

Naruto no podía apartar la mirada del niño, sus ojos enormes.

-Tengo miedo, mamá. No hay nadie en la casa. ¿Tía Kurenai se va a casa?

Continuará...

Ahora entienden un poco más a Hinata...

Promesas (NaruHina 💕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora