Promesas VIII

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Promesas

Los chicos parecieron comprender su estado de ánimo sombrío y callado. Tenten no estaba esa noche, seguramente en la casa de Neji, él lo prefería así. Sabía que si ella le daba una mirada, sabría que algo andaba mal y era tan testaruda que no lo dejaría en paz hasta que dijera lo que estaba mal.

La cena se comió en un silencio cómodo y tranquilo. Las cosas se descontrolaban un poco cuando estaba Tenten, ya que era la pólvora para que todos explotarán con sus estados de ánimos más alegres. Naruto disfrutó de la paz, era bueno en ese momento. Pero tampoco se perdió la mirada de los chicos sobre él, ellos sabían que algo había pasado.

Naruto revolvió la pasta con salsa, con muy poco apetito, aunque su estómago se quejaba, se obligó a comer.

-¿Vas a decir cuál es el problema?- dijo Suigetsu después de mucho silencio en la cocina.

Naruto levantó la vista de su plato para encontrar todos los ojos puestos en él. La melancolía dió paso a la molestía, pero sabía que no tenía que agarrarse con sus amigos.

-¿No fue bien el trabajo?- preguntó Gaara cuando no respondió.

Eso hizo que Naruto apretara los dientes y se llevará el tenedor a la boca lleno de fideos. Masticó con cuidado, intentando darse tiempo para explicar a sus amigos. Le había seguido dando vueltas a su encuentro con Hinata, y estaba seguro que ella creía cada palabra que había dicho. Pero él estaba seguro que algo mal había pasado, Naruto jamás la había olvidado, ni traicionado.

-El trabajo es seguro-, dijo con la voz ronca por permanecer tanto tiempo en silencio.

"¿Que es?" Preguntó Sasori con sus manos.

Naruto quiso comer otra porción de fideos, pero su estómago se cerró. Fue como si los que había tragado se hubieran hecho una bola en la boca de su estómago y no le daría paso a nada más. Terminó suspirando, dejando el tenedor en el plato y apoyándose en la silla para mirar a sus amigos.

- Encontré a Hinata.

Todos tuvieron la misma reacción, sus ojos se abrieron asombrados por unos segundos hasta que todos sonrieron, menos Jūgo.

-¡Eso es bueno!- se alegro Gaara.

-Por fin dejaras tu vida de monje-, se burló Suigetsu.

"Me alegro por ti, es un excelente regalo de cumpleaños"

Naruto se quedó callado, pero su mirada se clavó en la mole de su amigo. Él parecía tan sombrío como se sentía él mismo.

-Las cosas no fueron como las pensabas-, Naruto asintió aunque no había sido una pregunta.

-¿Qué?- dijeron al unísono Gaara y Suigetsu, Sasori miró asombrado entre Jūgo y Naruto.

-Ella me rechazó-, explicó con un gusto amargo-. Al parecer me odia.

Sus amigos se quedaron boquiabiertos mirándolos fijamente.

-Pero... Eso es pura mierda, Naruto-, gruñó Suigetsu-. ¿Ella no sabe todas las malditas oportunidades que tuviste para joder con muchas mujeres? Mucho más buenas que ella...

Naruto gruñó, deteniendo las palabras de su amigo más salvaje. Puede que Hinata lo hubiera insultado, pero jamás permitiría que alguien hablará mal de ella.

-No vengas con esa mierda, Naruto-, se quejó Suigetsu-. Mándala al diablo...

-Ella ya me mando allí- dijo molesto.

Suigetsu se levantó tan rápido que la silla de arrastró con un ruido fuerte por el suelo. Su rostro se transformó en algo animal, se inclinó sobre la mesa.

-Le gritaré todas sus malditas verdades a esa perr...

Naruto lo tomó de la remera y lo acercó a su rostro, su cara transformándose, dura y fiera.

-Cierra. El. Hocico.-, dijo con dientes apretados.

Ambos respiraron con fuerza, alejados por unas pocas pulgadas, mirándose a los ojos con furia. Suigetsu sintiéndose ofendido por su amigo, y él por las palabras que diría de Hinata sin conocerla.

-Naruto, no golpees a Suigetsu. Ya bastantes problemas tiene para conseguir trabajo con su cara, para que tú lo estropees más-, bromeó algo tensó Gaara, logrando que él soltará a su amigos con cabello turquesa y colmillos afilados.

-Ustedes no entienden-, se quejó mientras se levantaba también.

- Explícanos-, habló bajo Jūgo cuando él se volteó para volver a su habitación.

Naruto apretó los puños y se detuvo, se volvió ya sin poder aguantar más todo lo que estaba sintiendo.

-¡Ella no es así!- gritó sin poder contenerse-. ¡Ella es mí niña, mí amor! Nadie sabe lo que pasamos juntos y todo los que estoy dispuesto a hacer por ella. Si Hinata me pide que la deje en paz ¡LO HARÉ!, por más que muera ¡ME ALEJARÉ!. Pero no voy a permitir que nadie hable mal de ella ¡NADIE! ¿Me oyeron? Sólo quiero que ella me explique, me diga. Merezco saberlo. Por todos los años que la esperé ¡Maldita sea!-, él dió una patada a la silla, que se volcó y se arrastró por el suelo por unos metros.

El pecho de Naruto subió y bajó con su respiración agitada, se quedó con la mirada fija en la silla que él mismo había tirado. El silencio se hizo tan pesado que pudo escuchar su celular vibrar en la mesa, dónde lo había dejado con sus ansias de alejarse de sus amigos. Él intentó calmarse, sin levantar la mirada dió dos pasos y tomó el celular y se fue a su habitación.

Naruto sabía que no tendría que haberse desquitado con ellos, pero toda la situación lo estaba desbordando. Cerró la puerta de su habitación y bajó la mirada a su celular notando que tenía una llamada pérdida de un número desconocido. No pudo pensar quién podría haber sido cuando su teléfono volvió a vibrar en su mano de nuevo. Él atendió.

-¿Hola?- preguntó con voz dura, aún enojado.

Él caminó hasta sentarse en la cama, y esperó pacientemente que respondieran, pero no era su mejor día.

-¿Hola? Diga. No tengo toda la noche.

Él miró el celular, notando que la llamada seguía en línea, cuando acercó el aparato en la oreja, pudo escuchar un suspiro tembloroso pero nada más.

-¿Quién habla?

-Hola Namikaze-, él se quedó estático al sentir ese timbre de voz que reconocería en cualquier lugar-. Soy Hinata.

Continuará...

Promesas (NaruHina 💕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora