Operación: Arruinar una boda [Levihan]

Capítulo 11

Despertaba en su habitación, sin saber cómo había llegado ahí. Claramente, le ganaba la curiosidad de saber, ella siempre quería saber todo, pero esta vez deseaba no conocer los hechos, presentía que había hecho algo vergonzoso anoche por culpa del alcohol, cosas que la iban a torturar pese al dolor de cabeza que tenía ya. Se quitó las sabanas de encima, viendo que, al menos, estaba vestida así que no había sucedido nada extraño, aunque... si ella llevaba un elegante vestido, ¿cómo es que ahora tenía puesta el pijama?

Ella agradecería ser cómo las personas que bebían y al día siguiente no se acordaban de nada, pero lamentablemente, no era su caso, pues aunque no lo quisiera, de a poco, su memoria le lanzaba tiras de película. Recordaba, casi vívidamente, lo que había hecho anoche.

***

Sentada sobre ese acolchonado mueble, el adormecimiento se hizo presente, y su consciencia estuvo muy cerca de abandonarla. Sin esperarlo, sintió culpa, ¿qué estaba haciendo? Ella no había ido a divertirse o a cualquier otra cosa, ¡ella estaba ahí por trabajo! Debía buscar a Levi, aún tenía que ayudarlo en lo que pudiese.

Se obligó a abrir los ojos para buscarlo y no le resultó raro ver a varias siguiéndolo. Quería reír por ese gesto de incomodidad que hacía Levi, por no poder simplemente apartar a todas esas chicas ya que sería descortés. No obstante, su sonrisa se esfumó al ver a un personaje en particular. Sarah Lombardi. Esa chica... ¿qué estaba haciendo? ¿Por qué demonios quería iniciar una conversación con Levi? Y sobretodo, ¿a qué se debía esa molesta sonrisa en su rostro? Aquello no le dio risa, solo la molestaba mucho.

Se puso de pie, fue complicado pero usó toda la consciencia que aún tenía para tener seguridad en sus pies. Si fuese algún otro lugar y con otras personas, se habría quitado los zapatos pero estaba lo suficientemente cuerda como para saber qué podía hacer y qué no. No planeaba hacer nada que pudieran señalar los demás, solo quería saciar su molestia

— Levi —lo llamó una vez llegó hasta donde estaba él—, ¿deberíamos irnos?

— No seas maleducada —respondió Sarah—, ¿no ve que estamos conversando?

— Yo lo que vi es que Levi se siente incómodo —contestó con seriedad, una que hacía notar que estaba un poco harta de toda la situación y quería irse.

— Estas cansada —lo notó él—, vámonos.

— ¡Ackerman! —llamó la italiana al ver que se giraban ambos— Considere el ir a almorzar juntos, tenemos que hablar sobre la oferta que le hice —y sí, ella era muy buena en los negocios, tanto que una oferta suya sería bien recibida por cualquiera.

— No estoy interesado —respondió él, ofreciendo su brazo a la castaña, sabiendo que un paso más por su cuenta la haría caerse.

Salieron hasta el lobby del hotel donde se dio aquel evento. La gran mayoría de invitados y el anfitrión sabían que Levi se estaba retirando por lo que nadie fue tras él. Aún estaban a la vista de todos cuando Hange decidió parar para comprobar que no olvidaba nada, abrió su bolso para verificar, su cartera, celular y hasta sus lentes estaban ahí, no había olvidado nada. Ahora estaba lista para irse; sin embargo, la misma incomodidad la embargó.

Sarah Lombardi seguía de pie, a varios metros de distancia, pero su mirada muy fija en ellos, además de que no era calidez lo que trasmitía sino todo lo contrario. ¡En serio! Podía decir que todo lo que fuese tranquilidad se la había arrebatado esa mujer, aunque no la conociera del todo. Podía aguantar a tantas chicas que veían de esa manera a su amigo, nunca hizo reparos en cómo se veían, pero debía admitir que Sarah era muy bonita, y tenía muchas buenas cualidades, es decir, era un buen prospecto de novia. ¿Estaba celosa? Sí, lo estaba.