Capítulo 10

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Ya se encontraba ahí, no había marcha atrás. Sentados, una gran multitud, se dio inició a la ansiada cena de esa noche. La selecta comida servida solo era indicio de la magnitud de aquel evento; Hange estaba asombrada pero lo tomó con calma, no era su primera vez en ese tipo de reuniones. Los comensales conversaban entre ellos mientras degustaban de los platillos mientras que Levi intentaba mantenerse en silencio, hablando solo cuando le dirigían la palabra, no podía ser descortés por más que quisiera.

— Vaya, vaya... pero si es el joven Ackerman. Buenas noches.

— Es el director ejecutivo de la compañía Zackly, Darius Zackly —murmuró la castaña por lo bajo, casi inaudible.

— Buenas noches —saludó el pelinegro después de haber sido saludado primero.

Era una suerte poder tener a Hange con él en esos eventos. Si bien Levi era muy eficiente, era malísimo para recordar rostros o, mejor dicho, le importaban tan poco que ni se esforzaba en recordar a otras personas. Es por eso que le correspondía a su secretaria, memorizar a todos los personajes presentes en ese lugar.

Hablaron de temas rutinarios, al menos para ellos, como la situación de sus empresas y los prospectos del siguiente mes. Era una suerte que Levi no se sintiese intimidado ante nadie, pues no todos se atrevían a mantener una conversación prolongada con aquel hombre.

Al cabo de una hora, todos se encontraban "socializando" como dirían ellos, pero para el Ackerman no era más que adularse a sí mismos delante de otros que cabían en la posibilidad de estarles yendo peor que a ti.

— ¡Ackerman! —saludó un hombre bastante mayor, parecía estar bebiendo una copa de vino a medio llenar— Ojalá hubiese venido el bastardo de Kenny... —comentó.

— Dott Pixis... —susurró Hange al lado de su jefe— es quien administra todas las sucursales en Rose, a excepción de la de Trost ya que de esa se encarga tu tío —sí que era eficiente en decir cosas especificas en voz muy baja y bien articulada para entender.

— Buenas noches —saludó Levi; con esa persona en particular, debía ser respetuoso—, ¿cómo se encuentra? ¿qué tal está su esposa? —lanzó preguntas protocolares que se consideraban de etiqueta pero recibió un pellizco en el brazo que su amiga sujetaba, lo que lo hizo sobresaltarse.

— Su esposa lo dejó por sus manías —explicó en el tono que sabía—, es un alcohólico empedernido —sí, muy eficiente, sabía hasta eso—. Buenas noches —expresó ella, alzando más la voz y con un tono muy formal para ser solo un simple saludo—, debo asumir que su salud se encuentra bien si está en esta hermosa reunión —sonrió con gracia.

En lugar de hacer preguntas protocolares, decidió dar una opinión que se encontraba dentro de la formalidad básica, sobretodo si no es una persona con la que hables normalmente; además, debía desviar la conversación, antes de que el error de Levi fuese evidente. No iba con ella el hablar refinadamente, pero al menos sus años en aquel puesto que llevaba, la obligó a aprender.

— Vaya, pero sí es la misma señorita de siempre —correspondió el gesto aquel hombre. Claro que había notado lo que preguntó el pelinegro antes, pero también notó que la castaña intentaba remediarlo, por eso lo dejó pasar—. Eres una chica realmente inteligente —comentó

— Me halaga —respondió con gesto apacible, hasta ella se sorprendía de poder hablar así.

— Sigue ayudando a ese muchacho —sugirió mientras se retiraba dándole unas cuantas palmadas en el hombro del pelinegro, a modo de despedida.

— Gracias... supongo... —dijo Levi.

— De nada, se supone que para eso estoy aquí.

Hange le había ayudado en esa ocasión pero realmente se sintió frustrado de haber cometido un error; siempre pensó que las rutinas eran su salvación para cualquier ocasión, pero una pregunta que consideró como "cortesía" pudo haber sido tomada de muy mala manera.

Operación: Arruinar una boda [Levihan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora