Operación: Arruinar una boda [Levihan]

Capítulo 4

Dos manos se mantenían fuertemente sujetadas mientras salían de aquel lugar grande en donde habían dejado un gran revuelto. Fueron al estacionamiento de al lado en donde Levi pudo encontrar su auto y se adentraron a él rápidamente. El pelinegro encendió el vehículo y antes de siquiera terminar de ponerse el cinturón de seguridad, ya estaban muchas cuadras más allá de donde habían partido.

— Fallé —se culpó Hange, aun regulando su respiración por la carrera que había hecho mientras se tumbaba sobre el asiento del copiloto—. No logré que el padre de Petra cancelara —ya se encontraba un poco mejor—. Entré en pánico y arrojé esas bombas, ¿crees que tenga problemas por eso? —lo miró muy preocupada sacudiéndolo del brazo.

— Cálmate, no pasará nada —respondió sin quitar su vista del frente ni sus manos del volante—, ya veo cómo lo soluciono.

— ¿De verdad? —ella relajó su rostro y devolvió su vista a la carretera— Aun así, lamento no lograr la cancelación de la boda. ¿Te meterás en problemas?

— Tal vez, pero al menos me libraré de ese compromiso —sonrió levemente.

— Pero vi que el señor Ral quería que se diera esa unión sí o sí —estaba un poco confundida.

— Petra intervino bien —respondió—, no dejará que el compromiso continúe. Generalmente, ella no puede oponerse a su padre pero ahí habían muchas cámaras, tiene a la prensa de su parte. Si esta farsa se mantuviese en pie, entonces sería una gran humillación —explicó.

Hange entendía parcialmente todo ese asunto tan extraño. Si al final había logrado su propósito entonces todo debería estar bien, aunque no consideraba haber hecho mucho; la pelirroja se merecía el crédito de esa operación.

Se apoyó en la ventana a su lado sin dejar de notar que su teléfono llevaba vibrando desde que subió a aquel auto. Seguramente serían sus amigos y conocidos que la vieron hacer el ridículo antes, así que prefería no responder llamadas ni leer los mensajes.

— Ya estamos lo suficientemente lejos, ¿qué piensas hacer? —preguntó el pelinegro reduciendo la velocidad.

— Llévame a comer —exigió.

— ¿En serio? —hizo una mueca de fastidio.

— Me perdí el banquete de la recepción por este plan —se quejó—, ¡tengo hambre!

— Bien —aceptó sin cambiar su expresión.

Levi se dirigía a un conocido restaurante pero Hange lo hizo detenerse frente a una tienda de comida rápida.

— ¿En serio? —se indignó al detenerse en ese lugar.

— Solo quiero algo comestible —argumentó pobremente—. Ya que no te casaste, puedo regresar temprano a terminar un trabajo de la universidad.

Se bajó del vehículo para entrar a aquella tienda, siendo seguida por el Ackerman, de mala manera. La castaña pidió una hamburguesa y una soda. Sabía perfectamente que no era lo ideal para comer pero una vez cada cierto tiempo no era tan malo, aunque el comer saludable tampoco era un punto fuerte para ella.

— ¿No comerás nada? —preguntó ella con la hamburguesa en sus manos.

— No comeré nada de esto —respondió tajante.

— Te lo pierdes... —lo ignoró y siguió comiendo.

Un televisor había estado presente dentro de aquel establecimiento todo el tiempo, y daba noticia de los últimos acontecimientos de la sociedad. Levi revisaba sus correos, viendo algunas cosas del trabajo y Hange había estado muy concentrada en su comida que no se dieron cuenta de lo que aquella pantalla grande del lugar mostraba.